EDUCACIÓN

Tal y como lo anunció el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen), Robert Silva, este martes se retomó la obligatoriedad en todos los centros educativos tanto públicos como privados, luego de que durante meses la asistencia fuera voluntaria

"La obligatoriedad tiene relación con el funcionamiento que los centros educativos hoy por hoy están teniendo, respetando estrictamente los protocolos sanitarios que son de aplicación", dijo Silva durante una conferencia de prensa realizada el jueves 8 de este mes.

Uruguay fue el país que más pronto decidió suspender las clases durante la pandemia. De hecho, el anuncio se realizó el 14 de marzo, un día después de que se decretara la emergencia sanitaria tras la detección de los primeros cuatro casos de coronavirus en el país.

Durante siete meses los alumnos no estuvieron obligados a presentarse a clase: en un principio porque estaban suspendidas, luego porque se seguían de forma virtual y finalmente porque se dejaba al criterio de los padres el envío de sus hijos a las aulas.

Tras la reactivación de diversas actividades, desde varias esferas se solicitó a las autoridades educativas que retomaran la obligatoriedad en todos los centros e incluso un grupo de padres y allegados a alumnos de escuelas públicas organizaron una movilización para reclamar el aumento de la presencialidad.

De todas maneras, el ministro de Salud Daniel Salinas, quien también participó de la conferencia de prensa, aclaró: "Se mantienen in totum los protocolos sanitarios y por eso es que son convocados los alumnos en las condiciones que cada centro determinó para asegurar el distanciamiento".

"Lo que se va a pedir es que sea una concurrencia obligatoria porque el hecho es que algunos centros al ser no obligatoria, aún teniendo las distancias tienen una concurrencia baja, y ese es el problema que está enfocando en este momento el Codicen", dijo Salinas.

En setiembre, los escolares de centros públicos fueron convocados a clases presenciales, en promedio, tan solo 12 días. Además, al no ser obligatorio concurrir a las aulas fueron efectivamente, en promedio, apenas ocho días -un tercio menos de lo que podrían haberlo hecho.