VUELTA A CLASES

Primaria y Secundaria inician hoy formalmente las clases. Para los colegios católicos, el escenario es complejo: las instituciones enfrentan una tendencia a la baja en las matrículas y dificultades derivadas de la imposibilidad de muchas familias de alumnos de hacer frente a las mensualidades ante la pérdida o reducción de sus ingresos debido a la pandemia.

Desde la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec) -que nuclea a 157 colegios y 170 proyectos de enseñanza no formal- se estima que las solicitudes de bonificaciones o ayuda económica de parte de las familias han crecido “por lo menos” un 10% en promedio en los últimos dos años, señaló a El País el director nacional, Adrián Arias.

Ese porcentaje “es mucho” para el presupuesto de las instituciones al considerar que tienen un “alto número de alumnos” en régimen de becas y bonificaciones, explicó Arias. Frente a ello, valoró el esfuerzo de aquellas familias que en este contexto adverso han asumido el pago total de la cuota o lo han retomado a medida que sus ingresos hogareños así lo han ido permitiendo.

Por otro lado, la crisis económica también ha propiciado no solo un aumento de las solicitudes de bonificaciones o becas, sino también el crecimiento de la morosidad en las instituciones educativas. “Ese tema en colegios que tienen una mayor espalda (financiera) se podía sobrellevar de una manera. En cambio, otros que tenían ya muy ajustado su presupuesto obviamente que los afectó”, afirmó el director nacional de Audec.

De hecho, recordó que la realidad de los colegios privados “no es homogénea,” sino que varía según el tamaño de la institución y la zona en que se ubica. Por ejemplo, algunos centros de Montevideo y del interior del país están recibiendo apoyo de la Fundación Sophia, impulsada por la Iglesia Católica de Montevideo, en materia de revisión de sus propuestas pedagógicas, así como de su gestión administrativo-financiera. Esta organización actualmente atiende a unos 30 colegios de todo el país, dijo Arias.

Los efectos derivados de la pandemia no son el único factor que está impactando en la realidad de los colegios católicos. Otros de más largo plazo -como la desaceleración del crecimiento económico y la baja de la natalidad -han contribuido a que las instituciones privadas registren una caída en el número de matrículas en los últimos años. La tendencia viene desde 2014, luego de un pico de inscripciones entre 2008 y 2012.

“En los últimos años hay una baja del 2% o 3% de la matrícula en la educación privada”, analizó Arias. “Cerca del 13% de los alumnos del país asistían a centros privados y hoy está en alrededor del 10%”, estimó.

Uno de los niveles donde se observa de forma más evidente esta caída de las matrículas en los colegios es Educación Inicial. “Muchas veces las familias han decidido postergar el inicio de la escolarización, sobre todo a nivel maternal, o han resuelto el cuidado de los niños a través recursos familiares”, explicó Arias. La forzosa aplicación de clases virtuales en el momento más agudo de la pandemia de coronavirus ha sido otro elemento que afectó las inscripciones. “La Educación Inicial fue el sector donde con más dificultad se pudo sostener un proceso de seguimiento” de los niños a distancia, concluyó el director nacional de Audec.