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Los doctores locales se forman afuera

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Hasta cerca de 1990, el país no tenía opciones de posgrados. Foto: UDG

Formación profesional

Según el primer censo uruguayo a personas con doctorado, el 26% está en el extranjero.

En Uruguay, hay 4,5 doctores cada 10 mil habitantes, entre nacidos en el país e inmigrantes. Lo que significa que "en 2017, el 0,1% de la población de 30 años y más y el 1% de quienes finalizaron estudios terciarios contaba con estudios de doctorado terminado".

De los uruguayos con doctorado, el 26% vive afuera del país. Además, el 95% declara haber realizado investigaciones y la misma proporción está ocupada, por lo que es "un sector de la población con alta empleabilidad". Los datos provienen del Primer censo a personas uruguayas e inmigrantes en Uruguay con título de doctorado (Pcduy), realizado por el Grupo de Estudios de Migración e Integración en Uruguay (Gedemi) y cuyo informe preliminar se presentó en noviembre en el seminario internacional "Las trayectorias de las personas con título de doctorado: inserción laboral y movilidad internacional".

Para el equipo de investigación detrás del censo —coordinado por Adela Pellegrino—, es posible observar que, en cuanto a la región, Uruguay se encuentra en mejor posición que Argentina, que para 2005 (última estimación disponible) tenía dos doctores cada 10 mil habitantes. Pero en cuanto a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es notoria la diferencia negativa: solo en Alemania, en 2010, había 70 personas con doctorado cada 10 mil habitantes.

Lo que se propuso el Gedemi fue aportar al relevamiento sobre entradas y salidas del país, centrándose en un grupo específico de la población —uruguayos e inmigrantes a Uruguay altamente calificados— considerando que se han hecho pocas investigaciones, a pesar de la preocupación que existe respecto a la alta movilidad internacional.

Estudiar afuera.

De las personas censadas, un 66,8% realizó sus estudios en el exterior, lo que equivale a que solo uno de cada tres se doctoró en Uruguay y el resto se fue, mayoritariamente, a España, Estados Unidos, Brasil y Francia. Quienes más optaron por estudiar en el exterior fueron los especializados en áreas de las Ciencias Agrícolas y Sociales, y Humanidades. Los más localistas fueron los de Ciencias Médicas y de la Salud y Ciencias Naturales y Exactas.

Si se compara épocas, hay un cambio en cuanto a los años previo a 1990, cuando solo uno de cinco se doctoraba en el país y el período que abarca 2011 a 2017, que alcanzó, como se indicó previamente, a uno de cada tres. Para las investigadoras, una de las explicaciones viene dada en la historia de la educación y, principalmente, en la incorporación tardía de programas del estilo en la oferta educativa. "Pese a los logros tempranos de Uruguay en la expansión de la enseñanza básica, la oferta de posgrados surgió y se expandió tardíamente con relación a otros países de América Latina de igual o menor desarrollo relativo", escriben en el informe. No fue hasta el siglo XXI que tanto la Universidad de la República como universidades privadas expandieron la creación de estudios de posgrado y doctorado, que antes, y recién después de la vuelta de la democracia, había comenzado en el área de las Ciencias Naturales y Exactas.

Si bien la mayor parte de los uruguayos que marchó a estudiar al extranjero regresó, un 28% de ellos decidió quedarse en otro país.

Los doctores uruguayos que no volvieron están mayoritariamente en Estados Unidos, Europa (mayor peso en España y Francia), América Latina (sobre todo en Brasil) y Canadá. Para las investigadoras, "las personas altamente calificadas presentan un nivel aún más elevado de internacionalización, en tanto el 26% de las personas con título de doctor censadas reside fuera del país". Asimismo, entre quienes hacen su posgrado en Uruguay, solo el 2% emigra. Quienes se quedan, responden más a los motivos afectivos.

De acuerdo al estudio, la "fuga de doctores" se debe en parte a que los países a los que migran implementan políticas más atractivas para el traslado, y quienes han respondido a los motivos que los tienen afuera, alegan primordialmente a una propuesta laboral concreta o factores académicos. Hay que tener en cuenta que en materia de inserción laboral de personas con doctorados, en el país hay mayores tasas de reincorporación para quienes cursaron y residen en Uruguay.

Además, las personas que residen fuera se mostraron más satisfechas laboralmente, sobre todo en lo que refiere a las oportunidades de ascenso, la carga de tareas de gestión y apoyo administrativo recibido, y la infraestructura. Las excepciones están en la seguridad laboral y la contribución a la sociedad que es mayor para los locatarios.

Respecto a posibles políticas nacionales que podrían promover el retorno de uruguayos que residen afuera, los encuestados respondieron, más que nada, a "programas de becas de retorno, reinserción en puestos de investigación y ayudas para facilitar trámites y la inserción laboral de las parejas".

El equipo menciona el debate sobre convertir la pérdida de cerebros en una ganancia al generar vínculos de cooperación que permitan el intercambio de los doctores que están en el exterior con su país de origen. A nivel nacional, es mayor el vínculo entre extranjeros que residen en Uruguay con sus países que entre los uruguayos radicados en el exterior. Un punto que, para las investigadoras, es fundamental trabajar, sumado al fortalecimiento de los programas de posgrado locales y la inserción laboral.

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