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Uno de cada cinco titulados de UdelaR recibió alguna beca

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Macrocefalismo: para varios  estudiantes del interior, la imagen de la UdelaR está en 18 de Julio. Foto: Darwin Borrelli

INFORME

Fondo de Solidaridad lanza un portal web de autogestión.

En Uruguay los profesionales son una elite. No porque sean más que nadie, sino porque son una minoría selecta. Pese a que existe una educación pública y “gratuita” desde el jardín de infantes hasta la universidad, solo la cuarta parte de la población cuenta con 13 o más años de enseñanza. Y solo uno de cada diez cuenta con título universitario. Ser profesional, en Uruguay, no es solo para el que quiere, sino también para el que puede.

En Canadá, Japón e Israel más de la mitad de la población adulta es profesional. ¿Cómo es posible que exista tal diferencia con la realidad uruguaya? Parte del problema identificado en Uruguay es que a los más pobres se los excluye y “filtra” incluso antes de que estén en condiciones de entrar a una universidad. Y los pocos que logran sortear los obstáculos previos tienen que optar entre trabajar o estudiar a deshoras, transportarse (o mudarse), acceder a materiales y un montón de etcéteras que se traducen en signos de pesos.

Por eso en 1994 se crea el Fondo de Solidaridad que, modificaciones legislativas mediante, se encarga de gestionar el aporte de unos 125.000 egresados universitarios y, a la vez, reparte becas entre los que más lo necesitan.

De la nueva generación de estudiantes, uno de cada diez recibe una beca. Pero el impacto más grande, según surge de un balance que realizó el Fondo, está en el egreso: “el 20% de los graduados de la UdelaR recibieron la beca en algún momento de su carrera (más de 12.000 becarios)”.

Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración confirma “los efectos positivos de las becas en el rendimiento de los estudiantes y en la probabilidad de culminar el primer año en facultad”. Al cabo de un año los estudiantes que solicitaron la beca y la obtuvieron “avanzan un 15% más que los que la solicitaron y no la obtuvieron, al cabo de cuatro años el avance es del 48%”.

Pese a esta efectividad de los beneficios, los criterios sobre quiénes tienen que contribuir, cuánto y por cuánto al Fondo de Solidaridad son de los asuntos que más inquietan al orden de egresados de la UdelaR. De hecho en cada Rendición de Cuentas el tema vuelve a la mesa.

Todos los egresados de la UdelaR y de nivel terciario de UTU cuyos ingresos mensuales superan los $ 33.232 aportan luego del quinto año de haber egresado.

Con el objetivo de, al menos, facilitar la gestión del pago de los contribuyentes, se lanzó un portal de autogestión: egresados.fondodesolidaridad.edu.uy

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