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El dolor de cabeza de la Farmacia Atahualpa

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Farmacia Atahualpa. Foto: Francisco Flores

Los cimientos no resistieron pero aún no se sabe la razón. Cualquier reconstrucción será muy onerosa.

Después del derrumbe de la clásica Farmacia Atahualpa, ocurrido a las 20:00 horas del pasado 28 de marzo, continúan los estudios de los arquitectos contratados por los propietarios para definir las causas del desastre y los posibles proyectos de una reconstrucción que se estima resultará muy onerosa, aun cuando no sea estrictamente de corte historicista.

Como la edificación tiene un grado 2 de protección, en cualquier caso habrá que sostener encuentros con representantes de la Comisión de Patrimonio.

Uno de los socios, Diego Faccio, dijo a El País que aún la familia no ha definido qué hacer. Solo aguardan poder trasladar las piezas del Museo de la Farmacia a otro lugar, aunque siguen sin ingresar ante la posibilidad de otro derrumbe.

El arquitecto Alejandro Ferreira explicó a El País que se cumplió con una primera etapa de control y prevención de daños. Hasta ahora quedaron colocados apuntalamientos para que la estructura no termine derrumbándose hacia la calle.

También hubo demolición de trozos de la construcción sin sustento y con inminente riesgo de colapsar. Un tramo del muro, en el arco de la esquina de Millán y Reyes, es parte de lo apuntalado. En concreto, terminó demoliéndose pedazos de muro de los dos medios-arcos, una viga que estaba en la balaustrada y otra no original, instalada durante el reciclaje de hace 15 años.

Punto débil.

Las inspecciones en el sótano revelaron que los cimientos no resistieron, pero resta aclarar la razón. Durante el siniestro, lo primero que se desplomó fue el muro frente a Millán. "Actuó como un puñal. El muro siguió cayendo mientras la viga quedó paradita. El muro se rompió a su alrededor y entonces se llevó con él al techo", relató Ferreira.

"Esto pudo ocurrir por el cambio de la mecánica del suelo, porque la tierra debajo del cimiento haya sido socavada por agua. La estructura es de muro portante, y en el sótano tenía unos refuerzos estructurales que supongo datan del reciclaje. Son unos pilarcitos de hormigón armado con unos perfiles doble T. Los tirantes del sótano apoyan sobre ellos. Esos refuerzos impidieron que el daño fuera mayor. Se rompió solo una porción del piso de la farmacia que da hacia Millán. Podría haberse hundido todo el piso hasta el fondo de la farmacia", informó el arquitecto.

Más conjeturas.

El techo de la farmacia fue construido "a la porteña", es decir con alfajías o tirantes de madera, mampostería de ladrillos unidos por una argamasa que no es el pórtland de la actualidad, sino un cemento artesanal.

"Lo que vi es que el techo a la porteña, que es muy fácil de reproducir, estaba muy prolijo, los tirantes impecables. No sé si en su momento, cuando reciclaron pueden haber desmontado y vuelto a montar los elementos estructurales. No sé qué operativo utilizaron", afirmó el arquitecto Ferreira.

El museo quedó a salvo porque está ubicado en una zona que no tiene sótano.

Eso reafirma la hipótesis de que el derrumbe estuvo causado por una falla en la cimentación del piso de la farmacia, o sea el techo del subsuelo.

Por la Avenida Millán, a simple vista es posible comprobar que el suelo está descendido y hay grietas, cosa que también queda vinculada al lavaje que el agua hace de la tierra.

De aquí en más habrá que remover más escombros para efectuar una investigación profunda. Asimismo es recomendable construir un contrapiso de hormigón armado en el sótano, y hacia Millán deberá levantarse un nuevo muro de contención entre el piso y el techo del propio sótano.

Nacida entre las quintas gigantescas.

La farmacia ocupó tres de las esquinas de Millán y Reyes. La casona en parte derrumbada perteneció a Joaquín Reyes y allí funcionó otro comercio: el Bazar San Vicente. Al fundarse la "Botica de Faccio" que luego se denominó Atahualpa, las calles aún eran de tierra, en el límite del área urbana. Después llegaron los adoquines y las vías para el tránsito de los tranvías, en una zona de quintas monumentales.

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Farmacia Atahualpa. Foto: Francisco Flores

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