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¿Qué dirán?

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El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner en un acto político en Argentina. Foto: AFP

LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

¿Qué dirán los que en nuestro país ponían al gobierno K como ejemplo virtuoso de manejo sanitario, económico y social de la pandemia?

El pueblo argentino le propinó días atrás al gobierno K la mayor paliza electoral que un gobierno peronista haya padecido en la historia.

Los K se vieron literalmente arrasados en las urnas incluso en algunos de sus feudos más inexpugnables, como la mismísima provincia de Buenos Aires, así como en zonas vulnerables donde el peronismo suele ganar sin despeinarse con los votos de ciudadanos que subsisten gracias al cada vez mayor asistencialismo del Estado.

Los argentinos le pasaron factura a su gobierno y a la forma en que éste manejó la pandemia. La cuarentena obligatoria más larga del mundo encerró a los ciudadanos durante más de siete meses, dejó a cientos de miles de escolares y liceales sin clases presenciales durante todo 2020, y empujó al cierre definitivo a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas. La renta básica universal, financiada con una emisión descontrolada, disparó la inflación al 50% anual. El dólar que el gobierno de Macri había dejado en 60 pesos ha llegado a rozar los 200 pesos. Y más de la mitad de los argentinos viven hoy en la pobreza o directamente en la indigencia.

¿Qué dirán los que en nuestro país ponían al gobierno K como ejemplo virtuoso de manejo sanitario, económico y social de la pandemia?

¿Qué dirán los dirigentes políticos del Frente Amplio, los referentes del Pit-Cnt y los voceros del Sindicato Médico del Uruguay que le reclamaban enérgicamente al gobierno uruguayo adoptar las mismas restricciones a la movilidad impuestas por las autoridades argentinas?

¿Y los que exigían aceptar el ofrecimiento del presidente argentino de conseguirnos la vacuna rusa?

¿Y los que pedían en redes sociales al presidente argentino que nos adoptase como provincia?

¿Y los sindicalistas que planteaban que los escolares y liceales no debían volver a las aulas en Uruguay y pedían imitar el “modelo argentino”?

¿Qué dirán ahora?

¿Qué opinarán de que el modelo que proponían imitar haya resultado en un aumento explosivo de la pobreza, la indigencia y el desempleo, en el cierre de miles y miles de pequeñas empresas y comercios, y en la fuga de capitales y de inversores?

¿Qué pensarán los que en Uruguay pedían a gritos una renta básica universal cuando ven en qué terminó ese experimento en Argentina?

¿Dónde estaríamos hoy si el gobierno que nos gobierna les hubiera hecho caso?

¿Cuánto habría aumentado la pobreza y la indigencia en el Uruguay? ¿Y el desempleo? ¿Cuántas empresas no habrían podido soportar meses de cortinas bajas y habrían colapsado para siempre?

¿Cuánto más grande sería el rezago de nuestros escolares y liceales si se hubiera cedido a las presiones para que los educandos no regresaran a la presencialidad?

¿Quién querría invertir en el Uruguay si tuviéramos a estas alturas una inflación galopante, un déficit fiscal disparado y un endeudamiento que comprometiera nuestro futuro?

Cicerón decía que “la memoria disminuye si no se ejercita”. Por eso, de tanto en tanto, es bueno recordar.

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