El nuevo gobierno de Dilma Rousseff advirtió que, pese a la legalización de la marihuana en Uruguay, no se legalizará esa droga ni ninguna otra sustancia durante su segundo mandato que comenzó el 1° de enero. En tanto, en el estado de Colorado, Estados Unidos, analizan los pros y los contras de la liberación de la marihuana, a un año de que entrara en vigencia.

"La legalización de las drogas no está hoy en la agenda", contestó el ministro de Justicia brasileño, José Eduardo Cardozo, en una entrevista publicada ayer por el diario O Globo, de Río de Janeiro.

Cardozo había sido consultado por dos proyectos de ley, inspirados en lo regulación del cannabis en Uruguay y en la experiencia de los estados de Colorado y Washington en Estados Unidos, que fueron presentados por dos diputados cariocas, Jean Wyllys y Eurico Júnior.

En los proyectos de estos diputados se destaca que la liberación de las drogas, sobre todo de la marihuana, serviría para descomprimir el sistema carcelario, que está abarrotado de condenados por tráfico de droga, la gran mayoría por el comercio de pequeñas cantidades, según destaca el diario de Río de Janeiro.

Cardozo ha advertido que no es necesario liberar el mercado de marihuana para que se solucione el problema carcelario, y que bastará con la creación de un buen sistema de medidas cautelares como el monitoreo electrónico y la aplicación de penas preventivas. Y otra de las medidas anunciadas por el ministro de Justicia de Brasil para combatir el hacinamiento, ha sido la construcción de nuevas cárceles.

Durante el primer gobierno de Rousseff, y sobre todo cuando Uruguay anunció la regulación del cannabis, la discusión sobre la legalización de las drogas empezó a asomar la cabeza en el Parlamento brasileño. Sin embargo, cualquier atisbo de un cambio en la legislación fue bloqueado por la bancada evangélica, con cada vez más participación en las cámaras, que forma parte de la coalición de gobierno que le permitió la reelección, el año pasado, a la líder del Partido de los Trabajadores (PT).

En tanto, en Colorado se realizó el primer análisis a un año de aprobada la ley de legalización de la marihuana. Un informe del Servicio Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de Estados Unidos, que fue difundido por The Denver Post, establece que uno de cada ocho residentes de Colorado mayor de 12 años ha consumido marihuana en el último mes.

Esto quiere decir que unas 530.000 personas consumen marihuana al menos una vez por mes en Colorado. Solo Rhode Island, al noreste de Estados Unidos, presentó un porcentaje mayor de residentes que han consumido marihuana en todo el país.

El estudio promediaba datos específicos de los estados en períodos de dos años. En el período entre 2011 y 2012, el 10,4% de los residentes de Colorado de 12 años o más dijo haber consumido marihuana en el mes anterior a la encuesta. La cifra saltó a un 12,7% en los datos de 2012-2013. Es decir, unas 530.000 personas en Colorado consumen marihuana al menos una vez al mes, según los resultados.

En todo Estados Unidos, en torno a un 7,4% de la gente de 12 años o más indicó un consumo mensual de la sustancia. Eso supone un aumento de en torno al 4%.

En el estado de Washington, que también legalizó la ma- rihuana entre adultos, el consumo mensual creció en torno a un 20%, a 12,3% de la población mayor de 12 años.

Se trata de uno de los primeros estudios que cuantifica el consumo en Colorado desde finales de 2012, cuando los votantes aprobaron legalizar el consumo y la posesión para mayores de 21 años. Sin embargo, el sondeo no analizó datos de 2014, cuando abrieron comercios de marihuana para uso recreativo, por lo que no es un buen indicador sobre el efecto de las ventas comerciales en el consumo. "No creo que esto nos hable sobre los efectos a largo plazo de la legalización", comentó el profesor Mark Kleiman de la Universidad de California, en Los Ángeles, que estudia la normativa sobre marihuana. El número de pacientes médicos que empleaban la planta creció en Colorado en ese mismo período de tiempo, indicó Kleiman, de modo que los resultados no son sorprendentes.

El experto dijo al Post que los investigadores tendrán una idea más precisa sobre el consumo en el primer estado que autorizó su venta con fines recreativos cuando puedan centrarse en los datos sobre consumidores diarios. "La fracción de gente que son usuarios mensuales y que en realidad son usuarios diarios ha subido mucho, mucho", señaló.

La ley que habilitó la producción y venta de marihuana en Uruguay fue aprobada en diciembre de 2013 y reglamentada en mayo de 2014. Obliga a los consumidores a inscribirse en un registro de usuarios y optar por una forma de acceder a la sustancia, todas con límites: mediante el autocultivo, perteneciendo a clubes de cultivo o comprando el cannabis en farmacias, algo que todavía no está operativo y se estima comenzaría recién en el segundo trimestre de este año. El presidente electo Tabaré Vázquez no ve con buenos ojos este aspecto.

Según el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), en octubre de 2014 había 601 inscriptos para cultivar en su hogar, una cifra todavía lejana de los 10.000 que según AECU plantan cannabis en sus casas.

Mientras todavía no se sabe cuándo comenzarán la plantación de marihuana para la venta en farmacias, el presidente Mujica reglamentó en diciembre la ley que aprobó la producción y comercio de cáñamo con fines industriales. El decreto autoriza la producción de cannabis no psicoactivo con plantas que no contengan más de un 1% de tretrahidrocannabinol (THC) o semillas que no superen el 0,5% de THC. La ley vigente permite tanto la producción de cáñamo como de marihuana para uso recreativo o medicinal, pero la aplicación de la normativa se ha hecho esperar. Hasta el momento, solo se conocía la reglamentación que permitía el cultivo individual de hasta seis plantas por hogar y en clubes de fumadores. La venta en farmacias de hasta 40 gramos mensuales aún no opera, porque no se otorgaron licencias oficiales a los productores de marihuana.

El ministro de Justicia descartó una ley como la aprobada en Uruguay