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"Tengo diferencias y las digo, no se crece en el club de focas que aplauden"

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Richard Read. Foto: Francisco Flores.
Archivo El Pais

El líder sindical de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) es un hombre de izquierda que no tiene empacho en criticar a los gobiernos del Frente Amplio o a sus propios compañeros del Pit-Cnt.

Read advierte que Uruguay está “en una zona de alerta amarilla”, afirma que pese a los años de gobiernos frenteamplistas pocas cosas han cambiado y se pregunta por qué nadie reflexiona sobre eso. Dice que no sabe si votará en las elecciones internas del Frente Amplio porque, entre otras cosas, le hubiera gustado una candidata mujer. Advierte también que los dirigentes del Frente Amplio están recibiendo señales fuertes del descontento de la gente.

—¿Cuánto ha cambiado la izquierda desde 1983, cuando fue el único orador del acto del 1° de mayo de ese año?

—Es un Uruguay distinto. En el 83 había una sociedad que reclamaba libertades, derechos, y había una izquierda que era conteste con los reclamos sociales, donde el grado de participación de la gente era enorme. Pero el Uruguay cambió, cambió la sociedad, cambiaron los paradigmas. Hoy tenemos un tercer gobierno frenteamplista distinto a los otros. El primero fue inigualable por lo laboral, lo social y no solo producto de la bonanza económica sino de la voluntad política. Después vino el segundo y ahora estamos en una zona de alerta amarilla. La izquierda cambió. Una cosa es la izquierda opositora que reclama y otra izquierda distinta es cuando está en el gobierno. Era más fácil ser oposición que ser gobierno y aquello que nosotros criticábamos hoy lo estamos viendo desde el gobierno. Esas cosas que reclamábamos como cosas de la derecha las tuvimos que sufrir en carne propia, por ejemplo, en la enseñanza con el servicio esencial. No solo cambió el contexto sino también hay un problema en los cuadros de dirección. Me parece que hay un desgaste y una desvinculación con el uruguayo de a pie. En América Latina hoy la izquierda debería repensarse viendo la realidad de Brasil, Venezuela, Argentina. Hasta ahora la izquierda ha rehusado meterse en esa discusión y busca el atajo más fácil: la culpa es de la derecha. La derecha opera y utiliza los gestos políticos para sacar rédito político, lo mismo que hacíamos nosotros cuando éramos oposición. Hace falta un sinceramiento.

—¿A qué se refiere con que la izquierda está lejos del uruguayo de a pie?

—Algo bien puntual: a mí me pareció insólito que en un plenario con muchos hombres y mujeres en un tema tan de la izquierda como la equidad de género no votaran ninguna candidata mujer. Creo que la inmensa mayoría de los uruguayos piensa distinto. Yo no puedo tener un discurso de equidad y en la propia fuerza marginar. Me hubiera gustado tener candidatos que tengan diferencias, como Edgardo Mier de Treinta y Tres.

—¿Cree que en el Frente Amplio sigue vivo el deseo de llegar al poder para hacer cambios sociales? Usted ha dicho que se han formado elites de izquierda en las que pesan otros intereses.

—Lo que no tengo duda es que en la inmensa mayoría de los frenteamplistas históricos esa expectativa sigue estando. Después de 10 años muchos uruguayos siguen viendo postergada su posibilidad de participación. A mí me resulta negativo circunscribir a que al país le fue bien o mal en base a datos económicos. Seguimos teniendo chiquilines que comen porque van a la escuela. Pasaron 12 años y tenemos un problema importante en la educación. Pasan los años y para muchos las cosas no han cambiado. Hoy las instituciones más creíbles del Uruguay son los bancos y las que aparecen últimas son los sindicatos. ¿Nadie se pone a reflexionar por qué la población nos ve en el último lugar? Creo que no hay crítica o autocrítica, creo que el statu quo pesa y se ha instalado como un gran comité de base que son los puestos rentados.

—¿Qué le genera internamente ese cambio?

—Me reafirma los valores, pero creo que hay que barajar y dar de vuelta. Hay procesos que están agotados y ciclos que se van terminando. Los cargos de gobierno generan status, te meten en la gestión y te alejan de la política, están tan en la gestión que pierden la noción de lo que la gente está pensando. Yo no quiero que en el país se instale el que se vayan todos porque tiene como fondo un escepticismo y un descreimiento que mañana te viene un dictador fascista y la gente lo ve como un ungido.

—¿Votará en las elecciones internas del Frente Amplio?

—Lo estoy pensando, tengo mis dudas.

—¿Por?

—No me siendo representado; si hubiera una mujer capaz que estaría votando.

—En esta campaña por las elecciones internas varios líderes han dicho que está en riesgo la votación y con esto el apoyo para un próximo gobierno del Frente. ¿Lo comparte?

—Como yo debe de haber muchos más. Lo que me llamaría la atención es que esa lectura fuera tal cual. ¿Necesitan que los vote poca gente para darse cuenta? ¿No alcanzó con las elecciones del BPS? ¿No alcanzaron las elecciones departamentales de 2010 en Montevideo cuando hubo muchísimo voto en blanco? No le quito mérito a él, pero ¿no alcanza con los 200.000 montevideanos que votaron a Novick? ¿Qué otras señales precisan los cuadros políticos para revisar un poco los comportamientos? Si solo falta que vote poca gente en las internas para que se den cuenta estamos en el horno. Hay señales mucho más fuertes.

—Es de los pocos frenteamplistas que critica al Frente públicamente. ¿Se ganó enemigos?

—Si hay alguien que la tiene conmigo, problema de él. Lo mío no es personal, es política. Yo tengo diferencias políticas y las digo porque me parece que se crece en la diversidad y en la confrontación de ideas y no en el club de focas que aplauden. Yo no aplaudo. ¿Qué voy a aplaudir? Creo que la ciudadanía pide mayor transparencia, más información, que le rindan cuentas. Si no hubiera existido una comisión investigadora de Ancap la inmensa mayoría desconoceríamos qué fue lo que pasó con la gestión. Yo no hablo de ilícito ni de dolo, hablo de gestión. Eso está mal. Nosotros antes reclamábamos comisiones investigadoras porque estábamos en la oposición, ¿y ahora? Cuando afirmo esto pienso también que se siguen postergando los cambios para gente que está en la lona, y ese creo que es un precio altísimo que no deberíamos pagar.

—¿Ha hablado con el presidente Tabaré Vázquez?

—Lo veo cada tanto porque participo de la comisión de alcohol. Tenemos una relación de respeto. Alguna vez le he dicho alguna cuestión, pero nada más.

—¿Cuál cree que fue el legado del gobierno de José Mujica?

—La parte constructiva es que muchísima gente se identificó con el personaje de Mujica e hizo que creyera de vuelta en la política. Después aparecieron cosas de mucha buena fe y voluntad, pero que no prosperaron, como el puerto de aguas profundas y Aratirí. Si pasamos raya hay debes. Se creció en economía y eso es indiscutible, pero no se creció en sociedad. Los valores se trastocaron. No se valora el trabajo como un elemento de gratificación y de dignidad. Con el estudio lo mismo. Y allí el gobierno no ha hecho cambios para que resulte atractivo y que vuelva a enamorar al estudiantado con la currícula.

—¿Le preocupa que lo critiquen por dialogar con blancos o colorados, por cuestionar a la izquierda o incluso por promover un liceo privado para los trabajadores de la bebida?

—Lo que pasa es que algunos creen que se hace política hablando solamente con los de uno, con los que piensan lo mismo, y eso es un gueto y así le fue a muchos países que se cayeron hechos pedazos. Hay un grado de cobardía en no discutir lo que hay que discutir.

La vuelta de Joselo López y la salida del Secretariado.

El próximo 1° de mayo en el acto del Pit-Cnt Richard Read no estará en el estrado sino entre la gente. Arriba, en cambio, se ubicará Joselo López, quien regresó a la central sindical tras su procesamiento. Este hecho fue parte de lo que hizo que Read diera un paso al costado en el secretariado del Pit-Cnt y asumiera en su lugar al dirigente sindical de la bebida Fernando Ferreira. "Yo no le cargo las tintas a Joselo López, yo critico las actitudes políticas de la organización porque había una investigación en curso", sostiene Read en referencia al episodio de represión a un grupo de jóvenes en el hogar Ceprili en el que López estaba presente. Por esto López fue procesado sin prisión; apeló el fallo y el caso todavía no ha tenido resolución. El hecho, además, había motivado dentro del Pit-Cnt la creación de una comisión de Ética y Propuesta que tenía como principal objetivo analizar la conducta de funcionarios sindicalizados del Sirpa; sin embargo, la misma nunca se expidió.

Hoy la Justicia también tramita denuncias penales por el programa de vivienda sindical de la central. "Es bochornoso que nuestro sindicato tenga que declarar en una denuncia judicial. Esta Justicia es muy lenta. Quiero que se resuelva, se absuelva y se deje en claro que el Pit-Cnt no tuvo nada que ver y que la vida continúa. No ayuda a la credibilidad. ¿Quién se jode con todo esto? Las familias que apostaron y creyeron en la posibilidad de ser propietarios", afirmó Real al respecto.

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Richard Read. Foto: Francisco Flores.

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