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Y un día hubo cannabis legal

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Algunos ocultaron su rostro: "no es lo mismo la ley que la aceptación social". Foto: F. Ponzetto

Salvo por alguna falla en el sistema, usuarios y autoridades tildaron de “exitosa” la jornada.

La sensación es la de estar en una fila para comprar las entradas para la final del campeonato de fútbol en el único lugar que las vende. No hay revendedores ni quien ofrece garrapiñada, pero cada tanto surge el grito de "Uruguay nomá". El primer día de venta legal de marihuana en las farmacias de Uruguay llegó más de tres años y medio después de zanjadas las discusiones parlamentarias, pero sin homogeneizar las distintas visiones dentro de la sociedad.

Algunos se alegran de no tener que lidiar con el narcotráfico para acceder al cannabis, otros recuerdan sus primeros porros, los más perseguidos se tapan la cara al salir de las farmacias cuando ven las cámaras de la televisión dando vueltas; uno que otro, refugiado en la comodidad de su auto, grita "vayan a laburar" y recibe la contestación: "Uruguay nomá".

La ansiedad de los que esperan en el frío crudo del barrio Cordón va en aumento a medida que los primeros atraviesan la puerta y salen a la vereda con unas bolsitas celestes y blancas —o combinadas con azul si es que optaron por un efecto "más sedante". Esos sobres discretos, similares a los de toallitas de bebé o gasas de propóleos, son la imagen made in Uruguay que recorre el mundo.

Para la prensa internacional, el 19 de julio de 2017 marcó un hito y, de prosperar el "experimento" uruguayo, integrará la lista de efemérides del mes. Para Sandra (46), en cambio, significó el fin de una espera de 11.203 días. Ni uno más, ni uno menos; esta uruguaya especialista en instalaciones eléctricas escribió es su diario íntimo la vez que probó su primer porro: 15 de noviembre de 1986.

"Por aquel entonces éramos la generación rebelde del liceo que se animaba a las libertades luego de años de dictadura", recuerda Sandra mientras forma la fila para comprar su primera dosis de cannabis legal en la farmacia Antártida (Cordón). "No sabíamos qué calidad consumíamos y teníamos que recurrir al narcotráfico para acceder al producto".

Más de 30 años después, es el Estado el que le facilita el acceso al cannabis controlado y regulado desde la semilla. "Esto es…", busca la palabra justa y los ojos se le comienzan a humedecer, "un sueño". No se define como militante y tampoco como una consumidora habitué, pero este paso en la legalidad la conmueve porque es una "cuestión de derechos".

Y hablando de derechos, dice, su hijo de 22 años también tiene el derecho a saber que su madre fuma. Por eso promete (o se promete) que al llegar a su casa con los paquetitos blancos y celestes llenos de cogollos tiene "la excusa perfecta" para blanquear el asunto entre familia. A lo mejor en su diario íntimo también marque ese hito.

La palabra "familia" fue una de las más repetidas en las colas de espera de las farmacias: "Que mi familia sabe, pero igual no me saques foto"; que "es para fumar en familia"; y hasta alguno (no más de diez) que fueron a comprar su dosis "en familia" (léase con hijos chicos incluido).

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¿Por qué se tapa la cara si está todo en la legalidad?

—Soy músico en los ómnibus y no sé cómo reaccionará el público si me reconoce; una cosa es la ley y otra la aceptación social (Jorge mientras espera su turno para comprar).

A ocho kilómetros de allí, en línea recta, en las afueras de la farmacia Pitágoras de Malvín comienza a sentirse el olor a hierba húmeda y dulzona. Javier (35) acaba de encender un cigarro de marihuana legal para comprobar in situ su calidad.

Este pintor de Las Piedras viajó media hora en su auto para comprar los diez gramos que tiene permitido en la semana. En su ciudad "no hay ninguna farmacia dispuesta" a vender el producto, por lo que invirtió en un poco de nafta, $ 374 por el gramaje de cannabis y ganó en "una experiencia única" (que incluye fumar con su esposa en la noche).

Su comportamiento este día no se parece en nada al hermetismo de Jorge o al que mantuvo el gobierno al hablar del tema. Javier se expone, disfruta del show, de comparar los cogollos de su autocultivo con estos a los que accedió por la nueva vía regulada.

Su análisis empieza cuando abre el sobre con cierre estilo Ziploc. Tiene un olor "un poco suave, pero natural". Al tacto "está un poco seco", lo que puede ser un indicador de que la flor fue cosechada hace tiempo. De vista el cogollo "está limpito, sin barro, todo puro". De sabor, "es rico". Y sobre el efecto...

Este es otro tema sobre el que no hay consenso. Para los usuarios de consumo menos frecuente, la primera impresión fue que "es un viaje interesante, tranquilo y feliz". Para aquellos más exigentes, "es suave, pero ideal para los horarios de descanso, de paz".

A Sandra no le preocupa el porcentaje de THC, que genera el efecto psicoactivo, porque no busca la perfección. A Nora, que tiene nueve años más y también comenzó a fumar cuando tenía 15, le es decisivo: "Si es berreta sigo comprando de la mafia, eh".

En los pasillos de la farmacias Pitágoras, en Malvín, quienes aguardaban en la fila comentaban que el presidente Tabaré Vázquez ordenó, personalmente, la disminución del efecto psicoactivo.

Jorge, el cantante callejero, no sabe si es así. Lo único que lo inquieta, más que el "efecto", es que la sociedad "deje de castigar tanto a lo que hace el otro". Y que lo dejen cantar la canción "Loco", de Calamaro: "Voy a salir a caminar solito/sentarme en un parque a fumar un porrito".

Así lo vieron en el mundo

The New York Times - Estados Unidos

"El gobierno limita la cantidad que la gente puede comprar cada semana. Y en un esfuerzo para socavar a los narcotraficantes, fijó el precio por debajo de las tarifas del mercado negro, cobrando aproximadamente US$ 13 por 10 gramos".

El País - Madrid, España.

"A pesar de estar rodeada de tanta cautela, la marihuana legal uruguaya no deja de ser recreativa. Por su suavidad, se considera que es un producto para el uso ocasional, es decir, para aquellos que no fuman todos los días. Los no residentes no tienen acceso".

La Nación - Buenos Aires.

"La marihuana es producida por dos empresas privadas (Iccorp y Simbiosys) y vendida en 16 farmacias, aunque el gobierno cree que se anotarán más en los próximos días. Los que quieren comprar marihuana en farmacias deben anotarse en un registro del Estado".

"Handelsblatt" - Alemania.

"En Uruguay algunas farmacias seleccionadas en todo el país pueden comprar cannabis y el Estado lo organiza. Hasta 40 gramos pueden comprar los uruguayos por mes. En 2013 el país legalizó la producción de marihuana. Cerca del 70% de los compradores son hombres".

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Algunos ocultaron su rostro: "no es lo mismo la ley que la aceptación social". Foto: F. Ponzetto

MARIHUANA OFICIALTOMER URWICZ

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