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Desfondes

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En medio de la indiferencia de algunos, la complicidad de otros y el aprovechamiento de unos cuantos, el Fondes terminó por transformarse en un barril sin fondos.

Un instrumento que pone al servicio del voluntarismo sindical una parte de las ganancias del Banco de la República, las que son destinadas a financiar "proyectos de economía social" que, en no pocos casos, no pasan de ser aventuras que nacen condenadas al fracaso y a las que, sin embargo, se destinan cifras varias veces millonarias en dólares.

Poco importa si la realidad ha demostrado ya que un emprendimiento es inviable. El Estado siempre está dispuesto a prestar alegremente el dinero de todos los uruguayos para financiar el sueño autogestionario de tal o cual sindicato. Eso compra un poco de paz sindical. Ciertamente esa paz se paga caro. En algunos casos, carísimo. Pero eso no importa. Pareciera que el dinero sobra.

¿Alguien analiza la viabilidad de esos emprendimientos de autogestión? ¿Alguien estudia si ese dinero de todos que se presta a algunos va a poder volver en algún momento a las arcas del Estado? No. Faltaba más. Después de todo, ¿quién se anima a decirle a un sindicato afiliado al Pit-Cnt que un proyecto de autogestión es inviable? Nadie.

¿Acaso había que estudiar mucho el tema para saber que si algo ha quedado demostrado en las últimas décadas es que Pluna es absolutamente inviable? Y sin embargo, ¿cuánto tiempo llevamos todos los uruguayos financiando el sueño de Alas Uruguay? ¿Y cuánto dinero de nuestros impuestos ha ido a pagar sueldos de trabajadores que integran la plantilla de una aerolínea que no vuela, pero que lleva años planeando hacerlo y anunciando que, en semanas, comenzará a hacerlo?

¿Y por qué cree usted que estamos pagando ese precio tan alto? Fácil. Porque nadie se atrevió a decirle a los trabajadores de la ex Pluna que la empresa para la que trabajan ya no existía más. A pagarles lo que se les debía y a impulsarles a volver a un mercado de trabajo que, dentro y fuera de fronteras, buscaba personal calificado. ¿A usted le preguntó alguna vez alguien si podían disponer de su dinero para pagar esta fiesta interminable?

No. Es más fácil mantenerlos a todos callados, viviendo del dinero de los que trabajan. Así se compra la paz social. Que pagamos todos los demás. Los que trabajamos y reclamamos que nuestros impuestos vuelvan en mejor educación, salud y seguridad. Pero no. Para todo no alcanza.

Han transformado al Fondes en un Mides. En un salvavidas. Y cuando alguien pide información, cuando alguno se atreve a pedir cuentas, cuando se reclama saber cómo y en qué se gastan los dineros de todos, hay quienes cierran la puerta. Con dos llaves.

La plata la ponemos todos. Pero solo unos pocos elegidos pueden saber en qué se va el dinero de todos. Son los mismos que cuando eran oposición reclamaban transparencia y proponían comisiones investigadoras, los que ahora cierran puertas y ventanas, y deciden qué podemos saber los contribuyentes y qué sería mejor que no sepamos.

Esto, ¿va a quedar así?

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La columna de Pepe preguntón

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