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Desalojan a pescadores a orillas del Río Uruguay

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Los "votantes de Lima" se sienten decepcionados con el intendente. Foto: L. Pérez

INTIMAN A OCUPANTES EN SALTO

En un plazo máximo de diez días los antiguos ocupantes deberán desarmar los ranchos y marcharse.

Los "votantes de Lima" se sienten decepcionados con el intendente. Foto: L. Pérez
Los "votantes de Lima" se sienten decepcionados con el intendente. Foto: L. Pérez

Dando cumplimiento a una resolución del intendente Andrés Lima, funcionarios municipales comenzaron a notificar a residentes de los asentamientos a orillas del Río Uruguay para que, en un plazo de 10 días hábiles, procedan a desarmar las casetas de madera en las que se alojan y a retirarse del lugar.

La medida de la intendencia, que busca la erradicación de los ranchos de pescadores que se encuentran junto al río, se había tomado hace más de un año, pero se ha suspendido en varias oportunidades ante las protestas de los pescadores y las negociaciones que tuvieron lugar como consecuencia de esas protestas.

La intendencia afirma que "no se trata de desalojar" a nadie, sino de otorgarles a esos pescadores un predio municipal a unos 15 kilómetros de la ciudad, con costas al embalse de Salto Grande.

La intimación de diez días no será negociada con aquellos ocupantes que se encuentran en el área comprendida entre la plazoleta Ayui y la desembocadura del arroyo San Antonio, sector en el cual la comuna ha realizado la reparación de la calle con vista al río. Esa zona, por otra parte, es la primera en ser afectada por los desbordes del Río Uruguay y sufre un proceso acelerado de erosión. Los ambientalistas advierten sobre su desaparición por el arrastre de las aguas.

En este sitio cercano a la planta urbana se instalaron décadas atrás los primeros pescadores con ranchos precarios. Algunos de ellos ya no viven allí pero esos techos siguen haciendo de hogares para quienes se dedican a las tareas artesanales como medio de vida y se resisten a desarmar las estructuras y dejar la zona.

Ni los lobizones.

"Yo hace 25 años que pesco en este lugar y solo me voy cuando el río nos corre. Vivo de esto y nunca nos molestaron, ahora que se está desbarrancando todo resulta que al Intendente Lima se le ocurre arreglar la calle y anunció que va a hacer una placita. Aquí de noche no andan ni los lobizones pero por unos pocos que no son de su partido político nos meten a todos en la bolsa y nos corren", se quejó Pedro, uno de los moradores del lugar. Acotó que no se resistirá al lanzamiento si no cambia la postura la Intendencia, pero en cambio fue categórico al señalar que va a permanecer en ese sitio "debajo de un toldo".

Perro con dos colas.

Luis es el más antiguo de los pobladores de esa zona de rancheríos. Hace un tiempo construyó sobre pilares de madera una habitación en las alturas para resistir mejor los embates de las riadas. Al igual que su vecino, se siente dolido por la medida de la Intendencia, "desilusionado" y "traicionado" por el incumplimiento de la promesa que había hecho Lima de no perjudicarlos.

"Cuando las últimas inundaciones, fui a colaborar en la elaboración de comidas para los desplazados. Durante una visita que hizo Lima, sin que yo le preguntara nada, me dijo: "Luis, quedate tranquilo que a los ranchos de ustedes no los vamos a tocar".

"Yo confíe en su palabra y me quedé contento como perro con dos colas. Todavía le pregunté: ¿Así que lo puedo arreglar y pintar? Y el me respondió: Sí, dale nomás", y me palmeó el hombro. Pero resulta que ahora no lo encuentro por ningún lado para que me de una explicación", acotó Luis resignado.

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