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A la deriva la casa del autor de La Cumparsita

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Destino incierto: la casa donde vivió Matos Rodríguez. Foto: Marcelo Bonjour
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Reclaman a la IMM que ayude a defender la propiedad en donde vivió Gerardo Matos Rodríguez.

El estado de abandono de la casa de La Aguada en que residió el creador de La Cumparsita, Gerardo Matos Rodríguez (1897-1948), es un hecho. Por ese motivo, el edil Alfonso Iglesias (colorado, batllista, de la Concertación) solicitó a la Intendencia de Montevideo una medida cautelar "de protección y posterior expropiación" del inmueble ubicado en la calle Nueva York 1415 y Yaguarón.

En la carta dirigida al intendente Daniel Martínez y fechada el 1° de enero, se da cuenta de los múltiples motivos que dan lugar a la solicitud. Para empezar, el estado de salud del propietario de la casa, el ex futbolista y entrenador Luis Garisto, quien debió ser internado por un infarto cerebral. Y además, por las dificultades económicas en que se encuentra su esposa, Blanca.

El legislador departamental agrega que así como se consiguió proteger la casa que ocupara la confitería Cantegrill y quedó definida la preservación del chalet Villa Yeruá, en donde veraneaba Carlos Gardel, sería conveniente que el gobierno de Montevideo actuara con igual criterio, que no estuviese "indiferente ante la posibilidad de conservar para todos los ciudadanos del Uruguay la casa del autor del himno de los tangos".

Patrimonio histórico.

En 2002, durante la administración comunal del arquitecto Mariano Arana, el inmueble, que es Monumento Histórico Nacional, había sido exonerado del 75% del impuesto de Contribución Inmobiliaria, que entonces era de $ 3.556,50.

La resolución se tomó después del informe de la Unidad para la Protección del Patrimonio Edilicio, Urbanístico y Ambiental que daba cuenta de una inspección a la finca por la cual se constató "que la misma ha sido completamente restaurada y sus propietarios, además de haberla recuperado totalmente, la han destinado precisamente a tanguería y la abren al público, además, en el Día del Patrimonio".

En realidad, la tanguería o piano-bar, llamada "La Casa de Becho" (por el apodo de Matos Rodríguez), funcionó hasta el 2001. Garisto y su esposa habían comprado la construcción (que estaba en ruinas y ocupada por intrusos) el diez de junio de 1988, y en abril del 89 firmaban el contrato para comenzar la restauración, que no sería sencilla puesto que al tener un grado de protección por parte de la Comisión de Patrimonio, se debía considerar múltiples requisitos.

Por ejemplo, mantener la fachada, para lo cual hubo que hacer una de las rejas de los dos balcones de la planta alta, (la de la derecha mirando desde la calle), teniendo por modelo la de la izquierda, que es original.

A esas alturas no pensaban aún en convertirla en una tanguería, como la que al fin fue inaugurada el 1° de noviembre de 1996, no solo para milongueros, sino para muchos turistas y grupos de escolares.

Desde su cierre, Garisto y Blanca recibieron ofertas de más de un extranjero interesado en comprar la casa, erigida en 1926, o quizás algunos años antes (aunque no hay planos que certifiquen esto último). Sin embargo, nunca quisieron dar el brazo a torcer.

"Uno a veces tiene alma de patriota, aunque después sea un idiota ¿no? Porque nadie le da corte, pero es así, uno lo siente, porque soy uruguayo. Cuando uno está en el exterior, realmente, siente La Cumparsita y se emociona", declaraba Garisto a Subrayado en 2013, en su última campaña pública para sensibilizar a las autoridades nacionales, desde el Ministerio de Educación y Cultura de entonces hasta la anterior administración municipal.

"Esto es como la celeste, no se vende", reiteraba Garisto en distintas entrevistas.

"Durante 13 años esperamos una respuesta y seguimos esperando", declaraba Blanca, en su deseo de que la casa pasara a manos del Estado uruguayo.

El alma de Matos.

A cinco meses de abrirse "La Casa de Becho", el periodista Ramón Mérica entrevistaba a Garisto y su esposa en la propia tanguería y conseguía sacarles algunos cuentos reservados.

"¿Es verdad que en esta casa hay un espíritu burlón, un "poltergeist" que provoca cosas muy extrañas, por no decir asombrosas?", le preguntó a Blanca, quien narró más de una peripecia curiosa.

—Hace poco estaba una pareja amiga nuestra, los dos muy famosos, estábamos conversando muy tranquilamente ahí en la barra y sobre nosotros pasó una luz extraña, una luz como la que puede dar una vela, sin la vela y el pabilo, pasó por encima de los tres y fue a dar contra el aparato de aire acondicionado e hizo como una explosión. Hay gente que dice: "Yo entro acá y siento algo extraño". Hay gente que me ha dicho que cuando entra, siente que está Matos Rodríguez, no como alguien que vaya a hacer daño, sino como una fuerza que se percibe. Y nos han pasado otras cosas muy extrañas, como que un día, era de mañana, la casa se oscureció completamente como si fuera de noche y al rato volvió la luz y todo volvió a iluminarse. Y además nos vuelan copas muy a menudo, y se prenden las luces de los autos, los señaleros— dijo la esposa de Garisto.

Para éste, aunque nunca creyó en brujas y fantasmas, en la casa pasaban cosas raras."También hay ruido de sillas que se mueven, uno mira y la silla de donde viene el ruido no se ha movido, se oyen pasos en la escalera, algo que no puede ser porque no hay nadie, y además no hay vecinos, no hay nadie al lado". El barman, un día llegó a ponerse gris al ver volar las primeras copas de tantas que se rompieron. El sereno dos por tres llamaba a los propietarios para comunicarles episodios extraños. "Yo, por las dudas, cuando entro, muy respetuosamente, le digo: "Buen día Becho. ¿Cómo andás? —contaba Luis Garisto.

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Destino incierto: la casa donde vivió Matos Rodríguez. Foto: Marcelo Bonjour

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