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Denuncian interrupción de un ritual afro por policías del 911

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Religioso: Gastón Quiroga en su templo, un espacio espiritual en su apartemaneto Foto: archivo El País
[[[Darwin Borrelli ]]]

Las quejas por ruidos molestos pusieron en la mira a un templo céntrico.

La Institución Federada Afroumbandista del Uruguay (IFA), conformada por el 80% de los templos existentes en Uruguay de la colectividad de umbanda, batuque y candomblé dio a conocer su descontento por la experiencia que debió sobrellevar un sacerdote de culto afrocubano ("Santería y Palo Mayombe") ante lo que consideran "una acción policial abusiva y discriminatoria".

Según contó Gastón Quiroga, que tiene el templo en su apartamento de la calle Maldonado y Barrios Amorín, entre la noche del pasado 27 de enero y la madrugada del sábado 28, un vecino llamó a la seccional 2 denunciando ruidos molestos.

Los policías que llegaron al lugar en un patrullero del 911 habrían actuado "de malas maneras", negaron identificarse por sus nombres y le contestaron al sacerdote: "nosotros somos la ley".

"Al retirarse, entre burlas y risas y en son de ridiculizar lo que allí sucedía, que era sagrado para sus participantes, la remataron al decirle macumbero de m..", se dice desde la IFA.

Los agentes policiales no ingresaron al edificio, una antigua casona reconvertida en 4 apartamentos, pero hicieron sonar el timbre de la residencia de Quiroga, interrumpiendo el culto que se estaba desarrollando. Poco después el sacerdote se dirigió a la seccional policial 2 en donde no le tomaron la denuncia por "discriminación religiosa" que quiso concretar, pero sí sus descargos.

El titular del templo.

Gastón Quiroga contó a El País que practica desde 1996 una creencia congo-bantú en los espíritus de los antepasados, la religión que los esclavos yorubas profesaban en la santería de Cuba hacia 1560. Quiroga recibe consultantes con el oráculo del diloggun, utilizado en la religión yoruba o santería para comunicarse con los orishas a través de 16 caracoles y los igbos (entre ellos: las piedras).

En la madrugada del sábado, a la hora 1:03, cuando arribó la policía según dijo Quiroga a El País, se realizaría el sacrificio de dos chivos.

Los policías "no pudieron subir, precisan orden de allanamiento, todo se dio acá, en este ámbito", explica Quiroga puertas afuera del edificio. En los descargos que pudo hacer en la seccional 2, Quiroga incluyó que los agentes "habían irrumpido en un ritual de cuatro pies", y que lo habían tratado de "macumbero".

A las sesiones de palo mayombe en su templo, concurren cuatro o cinco personas "muy allegadas", y se hacen cantos y rezos en dialecto yoruba. "Para algunos es satánico", comenta Quiroga, y por eso a veces se los demoniza, cuando en relidad el palero (nombre que se da a quienes practican la religión) solo pide por salud, dinero, trabajo, y amor.

El colectivo.

La federación IFA manifiesta su voluntad de no generalizar y agrega que para eso es imprescindible saber quiénes fueron los policías involucrados. Sostiene que el episodio "es muy triste, muy vergonzoso y cuasi delictivo. Es grave además que no se le haya querido tomar la denuncia por discriminación religiosa".

Susana Andrade, diputada suplente de la lista 711 del Frente Amplio y mae afroumbandista declaró ayer a El País que se llamó al 0800 5000, es decir el Servicio de Gestión de Calidad del Ministerio del Interior, y la respuesta recibida fue que el caso está en Jefatura de Policía para ser investigado.

"En realidad sabemos que este tipo de cosas no está sucediendo como en otros momentos en que las relaciones no fueron del todo amigables entre el accionar de la policía y los templos umbanda", sostuvo Susana Andrade.

Para ella y la federación, lo sucedido, la interrupción de una ceremonia religiosa y el menoscabo del culto y su ministro por policías lleva a recordar que en 2002 ya se había logrado que el gobierno dejara de hostigar a la gente de religión afro y no exigiera más "los mal llamados permisos de Jefatura" para templos afroumbandistas, un requisito inconstitucional, que la policía solía pedir, por ejemplo, ante denuncias por ruidos molestos.

"Hay que tener buena vecindad, sí, pero a la vez, le dicimos a la policía: ¡Ojo! Porque estamos hablando de la libertad de cultos. La interrupción de una ceremonia religiosa con el ultraje a los sacerdotes que administran el culto es un delito. Si hay una denuncia, la seccional tiene que actuar, hacer la citación que corresponda, pero no interrumpir el culto. Es muy fácil interrumpir un rito umbandista pero no se le ocurriría muchas veces a la policía ir a interrumpir una misa o un culto evangélico", agregó Andrade.

Además de la aspiración de que se dilucide el caso, la Institución Federada Afroumbandista solicitará una reunión con autoridades del Ministerio del Interior para "que no haya menoscabo de los derechos de la gente de religión afro".

La percusión y la vecindad.

Vecinos del templo que fue denunciado por ruidos molestos dijeron a El País que la percusión de instrumentos metálicos llega a ser insoportable en el silencio de la noche. Practicantes de religiones de raíz afro subrayan que subsisten los prejuicios hacia los ritos basados en cantos y rezos al ritmo de tambores, llevados a cabo no en grandes santuarios o en fincas sin linderos, en zonas no urbanizadas, sino en espacios citadinos que los religiosos destinan a lo espiritual, en sus propias viviendas, en muchos casos modestas, y por supuesto que sin ninguna previsión de aislamiento acústico.

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Religioso: Gastón Quiroga en su templo, un espacio espiritual en su apartemaneto Foto: archivo El País

LIBERTAD DE CULTOS Y CONVIVENCIA

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