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Defensores temen ser lastimados en el Comcar

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Comcar. Defensores de oficio sostienen que cualquier visitante de ese penal sufre inseguridad. Foto: Archivo El País.
ARCHIVO EL PAIS

El locutorio en el que se reúnen con los presos está rodeado por los módulos más peligrosos.

Los defensores de oficio -que atienden a más del 80% de los presos- no entran a los celdarios del Comcar por temor a ser lesionados o amenazados por sus propios clientes.

Los abogados del Poder Judicial se reúnen con sus defendidos en un locutorio especialmente construido para esa función en 1994 por la Suprema Corte de Justicia (SCJ) luego de que tres defensoras fueran secuestradas por presos durante una huída.

Originalmente, el locutorio estaba separado de los celdarios pero al ampliarse el Comcar, el edificio quedó rodeado de los módulos 8, 10 y 11, los más peligrosos del establecimiento.

Mientras caminan hacia el locutorio, los defensores se cruzan con muchos internos que juegan al fútbol o trabajan afuera de los módulos. "Sufrimos riesgo de muerte porque estamos en el medio de los módulos. Si hay una revuelta, ese locutorio no ofrece ninguna seguridad", dijo el expresidente de la Asociación de Defensores de Oficio, Luis Ferrari.

Además de visitar a los presos en la cárcel, los defensores de oficio se comunican desde hace dos años con sus clientes del Comcar mediante videoconferencia. De esa forma, los ponen al tanto de la marcha de sus causas.

Según Ferrari, la Suprema Corte de Justicia y el sindicato recomendaron a los defensores de oficio no entrar en los módulos del Comcar.

El propio Ministerio del Interior reconoció que los módulos 8, 10 y 11 estaban bajo el control de los presos, lo cual llevó a la dirección del penal a reforzar la seguridad con la instalación de garitas con policías de choque.

La presidente de la Asociación de Defensores de Oficio, Adriana Berezan dijo a El País que el sistema carcelario debe dar garantías para todos los operadores en las visitas. "Al preso le puede se útil, desde su lugar, que el defensor ingrese a la cárcel y le tiemblen las rodillas", dijo Berezan en alusión a que hay abogados que sienten temor al ingresar al Comcar.

"Es natural. No se siente miedo por la persona que se va a ver sino por como está armado el sistema. Si en un módulo de 600 presos hay dos policías de guardia, ¿qué seguridad me dan de que voy a salir entera del establecimiento?", se preguntó.

Poca eficiencia.

Berezan dijo que los defensores no cumplen con las visitas a los presos ni en forma presencial ni mediante videoconferencia. Por ejemplo, los presos del Módulo 8 no son trasladados hasta el locutorio para ver a sus abogados o para sentarse frente a una computadora y hablar con ellos. "Es muy complejo trabajar en el Comcar. Ahora importa porque se muere un preso por semana. Pero hace años que no se logra hacer una visita cien por ciento eficiente en el Comcar", expresó.

Señaló que pese a que las visitas se anuncian por anticipado, los guardias no traen a todos los presos. "Cuando llegas te informan que a ese lo trasladaron hace un año", dijo.

La defensora también se quejó de que en el Portón 22 se le hace controles al auto de la Suprema Corte y a los defensores como "si fueran narcos".

Agregó que luego los defensores deben pasar por el escáner que "desnuda" a los visitantes. "Hemos trabajado en situaciones terribles pero daba la sensación de que había un marco de seguridad. Ahora el sistema no puede dar garantías a nosotros ni a los presos", advirtió.

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Comcar. Defensores de oficio sostienen que cualquier visitante de ese penal sufre inseguridad. Foto: Archivo El País.

MÓDULOS PELIGROSOSEDUARDO BARRENECHE

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