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Cristina y Dilma, casos diferentes

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Tanto izquierdas y populismos, como sus contracaras más cerriles, tienden a cometer un mismo error: poner a Dilma Rousseff y Cristina Kirchner en la misma bolsa.

Los primeros consideran que las dos son víctimas de oligarquías y derechas, que buscan derribar a la presidenta brasileña con un juicio político que equivale a "golpe de Estado", y encarcelar a la ex presidenta argentina para pulverizar su liderazgo mostrándola como una corrupta.

La misma interpretación aplican a los antecesores, Lula y el fallecido Néstor Kirchner. La teoría conspirativa dice que jaquearon intereses y privilegios de quienes ahora se toman venganza.

Curiosamente, también en los sectores más enardecidos de la vereda contraria, se comete el error de colocar petismo y kirchnerismo en el mismo estante. Sin embargo, salvo poses, discursos para la tropa propia y alianzas regionales, las diferencias son oceánicas.

Tarde y sin energía política, Dilma intenta corregir con un ajuste los desarreglos que cometió en las cuentas públicas, mientras que Cristina mantuvo hasta entregar el mando la economía recalentada a fuerza de emisión monetaria desenfrenada y una madeja de subsidios sostenida con un déficit fiscal estratosférico.

En cuanto a los juicios que las acechan, el que merodea a la brasileña es un juicio político que deja dudas, porque, como en materia de corrupción no hay elementos claros para un impeachement, forzaron la aplicación de la norma acusándola de una infracción que han cometido todos los gobiernos. Además, los acusadores debieron recurrir a la anterior gestión porque si toman la actual, cae también el vicepresidente Temer. Y la Constitución no parece contemplar el juicio político por faltas que no sean de la gestión en curso.

Distintas son las causas que acosan a la líder K. El esquema de corrupción montado por Kirchner, que continuó en los mandatos de su viuda, están alevosamente expuestos y lo forzado fue ocultarlos.

Un "amigo" de Néstor se convierte en magnate de la construcción de la noche a la mañana, sin haber actuado jamás en ese rubro, y una fortuna obscena surge de repente, a partir de la obra pública. Una masa de dinero es transferida a empresas de la familia Kirchner, mediante un circuito perceptible. En síntesis, artilugios de manual para el enriquecimiento ilícito.

LA BITÁCORA

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