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Fin de la Criolla con cuchillos a la cintura y pericón a caballo

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Cuchillos criollos producidos en serie varían de precio según tamaño y los cabos. Foto: A. Colmegna
Jineteadas en la Rural del Prado, Semana Criolla, Semana de Turismo, Semana Santa, ND 20170411, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Ariel Colmegna/Archivo El Pais

El arma y herramienta del gaucho sigue brillando en el predio del Prado.

Hoy se desarrollará la última etapa de la competencia en la Criolla del Prado; los organizadores esperan que, como en la jornada de ayer, la concurrencia de espectadores no deje lugares sin ocupar en las tribunas del ruedo.

En la Red UTS las entradas se agotaron pero habrá venta en las boleterías de la Rural. Sin embargo, aunque el predio quede chico en este día de cierre de la edición 92 de las jineteadas, no se llegará ni por asomo a las 200.000 personas de otros años, confirmó a El País el gerente de Eventos de la Intendencia de Montevideo, Gerardo Reyes. Las lluvias del pasado domingo y los vientos del lunes restaron muchísimo público.

Para hoy está previsto que el espectáculo de monta y destreza comience antes de lo habitual, a partir de las 13:30 horas. A manera de clausura de la fiesta, además de las ferias diversas y shows de danza y canto, por primera vez en el Prado podrá verse un pericón a caballo.

Mientras los jinetes en basto continúen intentando no perder los estribos ni "charquear", es decir, tocar con las manos al caballo que le depare la suerte, y los que compiten en pelo busquen no caer, sostenidos solo de un tiento que rodea el pescuezo del animal y que ellos sujetan con una mano junto con la crin, fuera del ruedo, por cualquiera de las calles de la Rural será posible observar que el vestuario gauchesco vuelve a marcar tendencia.

Punta y filo.

El cuchillo de cintura, el facón, cruzado en la espalda, no falta entre los elementos del atuendo de algunos protagonistas de la Criolla del Prado que rememoran la figura del gaucho. Como se ha dicho, aquella herramienta y arma a la vez era la extensión de su brazo, en tiempos en que se peleaba muy a menudo por el honor.

Además de sombreros y ropas, de las botas, de rastras, hebillas y punteras es importante la oferta de los cuchillos criollos, por ejemplo en acero carbono y acero inoxidable con cabos de guampa y cabos de hueso, o imitación cola de mulita.

Entre los cuchillos más chicos que usaba el gaucho y aún se fabrican aparece algún "verijero", que se lleva en el costado del cinto o el tirador, por delante y apuntando a la ingle, con el filo para abajo, a la inversa que el facón, cuyo filo debe estar siempre para arriba.

De película.

En la muestra de cuchillería y platería criolla del Prado siempre se destaca el stand de los puñales de marca Gardeliano, empresa familiar surgida en el departamento de Tacuarembó y a la cual le correspondió "armar" a los actores del film uruguayo-español titulado "Artigas. La redota".

Se fabricaron algo más de 300 cuchillos y réplicas de la platería en base a documentos diversos, pero también casi toda la vestimenta, incluidas las clásicas botas de potro.

Para el cine hubo que hacer cuchillos con filo (destinados al trabajo o la alimentación) y sin filo para las escenas de enfrentamiento cuerpo a cuerpo, además de uno retráctil a fin de lograr el efecto especial de un apuñalamiento. Algunas de esas piezas ya fueron a parar a manos de coleccionistas.

En términos del relato histórico, antes que los cuchillos, la empresa familiar comenzó hace 45 años con la talabartería Las Nazarenas. Más adelante aparecieron los primeros cuchillos, que terminaron recibiendo una grifa capaz de establecer la identificación con los pagos en donde nació el Zorzal Criollo.

"Los cuchillos vienen en realidad de la época de mi bisabuelo, que llegó de adolescente, por la época de la Guerra Grande. Era huérfano y se ganaba la vida haciendo cuchillos. Al final le pasó sus conocimientos a mi abuelo, que era uno de los muchos hijos que tuvo. Mi abuelo también tuvo mucha descendencia, catorce hijos, y solo le enseñó a mi padre", cuenta Neber de los Santos, quien ha sido el último heredero de los manuales ancestrales que le permitieron mejorar el templado.

Antes de tener en sus manos esa especie de biblia del acero, a Neber ya le gustaba hacer cuchillos, pero gracias a los nuevos conocimientos llegó a un nivel de producción que lo anima a vender las piezas con garantía de por vida, sin importar el uso que se les dé.

Actualmente la producción es en serie, se cambió la fragua para forjar metales por hornos electrónicos, y en un día es factible templar hojas para uno o dos meses.

"El cuchillo es Gardeliano antes de ser cuchillo porque para penetrar la marca el hierro tiene que estar al rojo vivo, antes del templado y el revenido", afirma Neber de los Santos.

Después de un asado, a quienes tengan un cuchillo de acero negro o carbono les bastará pasarle un papel y guardarlo después de untarlo en grasa natural. Al volver a usarlo nada impide limpiarlo con agua caliente. Si la cáscara del tomate lo desafila, lo mejor es recurrir a una buena chaira.

Entradas para el cierre festivo.

El acceso al predio es a partir de la hora 10:00 por las calles Lucas Obes, Atilio Pelossi o la Avenida Buschental. El ruedo funcionará hoy desde las 13:30 horas y a diferencia de lo acontecido durante la semana no habrá las pruebas de rienda que se realizaban desde las 19:00 horas. El precio de la entrada general es de $140 y habilita el acceso a las ferias de ropa o artesanías, los múltiples stands, los galpones y todos los espectáculos artísticos.

Para ingresar al ruedo hay que abonar $300 en el palco y entre $180 y $250 en las tribunas.

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Cuchillos criollos producidos en serie varían de precio según tamaño y los cabos. Foto: A. Colmegna

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