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Del corsé a la bicicleta liberadora

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Médicos del siglo XIX inventaron una enfermedad para desestimular a que la mujer use la bici.
Exposicion Del Corse al movimiento, de la Fundacion Banco Republica, muestra de bicicletas, ND 20160307 foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

Las pioneras del pedal aparecieron a fines del siglo XIX en los países europeos y en EE.UU.

en celebración del Día Internacional de la Mujer, que en los hechos se extiende a lo largo del mes de marzo, y teniendo en cuenta que el próximo 19 de abril es el Día Mundial de la Bicicleta, en el Museo del Gaucho se organizó una exposición que vincula la lucha de la mujer para obtener los mismos derechos del hombre y el uso que ella hizo de la bicleta desafiando las ideas de la sociedad patriarcal.

A fines del siglo XIX, en algunos países europeos y en Estados Unidos ya había mujeres que andaban en bicicicleta y para ello adoptaron cambios en su vestimenta. Fue un paso importante hacia la adquisición de un papel distinto al que le asignaban.

En 1890, en Uruguay se fundó el primer club de velocipedistas de América del Sur, pero exclusivo para hombres. La mujer no competía, y tampoco hay datos de que viajara en bicicleta a manera recreativa.

En una edición de la revista Rojo y Blanco de octubre de 1900, las señoritas solo aparecen retratadas con sus paraguas y "toilletes lujosas" y "primaverales", consideradas como "soberbio adorno del Velódromo" en el palco y la pelouse.

Las primeras fotografías halladas en Montevideo a lo largo de la investigación para la muestra presentan a una mujer subida a una bicicleta recién en la década de 1940.

Fotos de Life recién muestran a la mujer uruguaya subida a una bicicleta en el 1941.
Fotos de Life recién muestran a la mujer uruguaya subida a una bicicleta en el 1941.

La tardanza en asumir el desafío se adjudica al alto costo de los birrodados y la no importación de aquellos diseñados para las damas, que se fabricaban en Inglaterra, Francia, Italia o Estados Unidos.

En esos países y otros, la bicicleta no era solo un "juguete caro" sino que quedó asociada a los movimientos de mujeres sufragistas, o sea que reivindicaban el derecho al voto. La bicicleta les daba una posibibilidad de traslado independiente, sin recurrir a los hombres de la familia.

En Uruguay, la falta de documentos gráficos casi hasta mediados del siglo XX de mujeres subidas a bicicletas resulta llamativo si se atiende, justamente, a la conexión de la máquina con los movimientos en pro de los derechos femeninos. Porque en 1938 ya las mujeres votaron por primera vez en una elección nacional. Y antes, el 3 de julio de 1927, cuando se plebiscitó a qué único departamento debía pertenecer el poblado de Cerro Chato, la señora Rita Ribeira, que tenía 90 años de edad, quedó en la historia como la primera sufragante uruguaya en una elección local, ejemplar para el continente americano y el mundo.

Por lo documentado hasta ahora, en Uruguay no hubo ninguna asociación entre la bicicleta y los movimientos de mujeres en defensa de los derechos de género. Las primeras fotografías conseguidas en donde aparecen féminas en bicleta son las de Hart Preston, enviado a Uruguay por la revista Life, en 1941, a fin de reportear las bondades de lo que valoraban como la Suiza de América. Durante años, el hábito de la mujer de andar en bici no estuvo bien visto por los hombres; el uso más extendido comenzó a darse en balnearios, conectado al turismo o al ocio de sectores sociales pudientes.

La cintura de avispa.

Médicos del Primer Mundo, en el siglo XIX inventaron una enfermedad para desestimular a la mujeres en su afán de marchar sobre dos ruedas solas, "abandonando" sus hogares. El mal "Cara de bicicleta" se podía manifestar por el rostro enrojecido, labios demacrados, ojeras oscuras y una expresión cansada. También se argumentaba el riesgo de quedar infértil o perder la virginidad.

Además de esos pronósticos y diagnósticos, combinados con máximas morales, un elemento que iba en contra del disfrute de la mujer de andar en bicicleta era el ropaje. Resultaba imposible pedalear vestida con un corsé o pesadas telas.

Como se aprende al visitar la exposición de la Fundación Banco República, un día aparecieron las pioneras que optaron por decir adiós a aquellas polleras voluminosas y al corsé que las hacía ver con la cintura de avispa pero les dificultaba respirar y hasta les provocaba desmayos. Así fue que comenzaron a vestir prendas que los hombres consideraron indecorosas y masculinas. Por ejemplo, los bloomers o pantalones holgados. La primera respuesta desafiante se adjudica a Libby Miller, quien llegó en 1851 a Senaca Falls, en Nueva York, con un pantalón bombacho, montando en bicicleta. Amelia Bloomer amplificó esa moda en todo Estados Unidos y de ahí el nombre con que se hizo famosa la nueva moda, que facilitaba la movilidad de la mujer.

Los cronistas pronto se manifestaron en contra de esa tendencia impulsada por el sexo opuesto; uno llegó a escribir que hasta ese tiempo pensaba que el peor espectáculo que podía verse era a una mujer fumando. Pero cambió de opinión al enfrentar a una mujer en bicicleta.

Entre afiches, fotografías, audiovisuales y varios modelos de bicicletas, en el Museo no falta el recuerdo para la luna de miel en bici de Pierre y Marie Curie (en 1895), o para Annie Cohen Kopchovsky, que en 1894 pasó de ser madre y ama de casa sumisa a pegarse sola una vuelta al mundo, en una Columbia de 50 kilos de peso. El viaje duró quince meses y le cambió la vida.

Una galería de las pioneras.

En la exposición del Museo del Gaucho, que podrá visitarse hasta el 29 de abril, junto a bicicletas antiguas de diversa procedencia puede verse una serie de prendas femeninas de antaño que no facilitaban la movilidad afuera del hogar, como largos vestidos o el corsé. Aparecen también fotografías históricas, como la de una uruguaya en bicicleta (en blanco y negro), tomada por Hart Preston para Life, en 1941.

CINCO PIONERAS URUGUAYAS.

Paulina Luisi - Primera mujer médico.

En 1908, Paulina Luisi, hija de un inmigrante italiano, fue la primera mujer uruguaya en recibirse de médico; su hermana Clotilde, en 1911, fue la primera abogada mujer del país.

Álvarez Vignoli - Primera senadora de Uruguay.

En 1942 ingresaron al Parlamento las primeras legisladoras: las senadoras Sofía Álvarez Vignoli e Isabel Pinto de Vidal, y las diputadas Julia Arévalo y Magdalena Antonelli Moreno.

Umirta Vanni - Primera piloto profesional.

Fue piloto desde 1941, graduándose como profesional en 1943. Un año antes, Irma Camacho, nacida en Flores, se había recibido como piloto, pero no profesional.

Élida Pensado - Primera mujer policía.

Élida Pensado Graña se incorporó a la Jefatura de Policía de Rivera en 1931. Fue la primera mujer uniformada del cuerpo. En 1935, se incorporó a la Jefatura capitalina.

Leonor Goia - Primera jueza de fútbol del mundo.

Antes incluso que Claudia Umpiérrez —que el sábado debutó en Primera División— Leonor Goia, oriunda de Pando, fue la primera mujer juez de fútbol del mundo. Debutó en 1979.

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