El norte del departamento de Rocha está hecho un mar y los habitantes del pequeño pueblo de Barrancas que no fueron evacuados fuera de la localidad están concentrados en los dos puntos altos que todavía no fueron anegados: la escuela, donde hay unas 25 personas, y la subcomisaría, en la que hay otro grupo.

El intendente de Rocha, Aníbal Pereyra, dijo a El País que las familias están recibiendo alimentos que llegan al lugar en una lancha de salvataje. "Están como presos", dijo Pereyra. UTE cortó la luz al poblado para evitar riesgos de electrocutamiento y mañana llegará la lancha con un generador eléctrico, dijo.

La otra localidad aislada es Cebollatí, de la que fueron evacuadas 32 personas. Y en la localidad de San Luis hay "nerviosismo" por la posibilidad de que se desborde el río del mismo nombre. "Esta inundación en Rocha superó la de 1959. Tenemos 300 kilómetros de ruta bajo agua. Pero no podemos tirar números sobre los daños por tirar porque un millón más o menos no cambia la historia y no debemos desviar el foco del problema. Hoy hay gente que está dentro del agua que ya tendría que haber salido, que se queda hasta último momento y que nos preocupa. Estamos muy preocupados. Hoy vi un hombre al que se le dio vuelta la lancha", contó el intendente.

Aunque ayer llovió todo el día en Rocha, el intendente tiene la esperanza de que "en un par de días" el agua comience a retroceder. El río Cebollatí retrocedió un metro en el Paso Averías. En ese río se llegó a una profundidad de 7,50 metros cuando el récord anterior era de 7,28. Los cálculos preliminares indican que hay 300.000 hectáreas rochenses bajo agua, aproximadamente un tercio del departamento. En la zona se tiene la esperanza de que en un par de días se pueda transitar toda la ruta 15, al menos para camiones y camionetas altas. Esta ruta termina en Cebollatí.

ROCHA