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La ciudad con ojos extranjeros

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Familias enteras eligen los cruceros para salir de vacaciones. Foto: A. Colmegna

CUANDO LA MEMORIA NO ALCANZA

Una mañana de enero con miles de cruceristas que se aventuran a conocer Montevideo.

FOTOGALERÍA. Foto: A. Colmegna
Familias enteras eligen los cruceros para salir de vacaciones. Foto: A. Colmegna
Foto: A. Colmegna
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Son las 10:00 de la mañana del jueves. Por la estrecha entrada peatonal del Puerto de Montevideo, al lado del Ministerio de Turismo, unos siete mil viajeros se lanzan a la aventura de conocer la capital uruguaya.

Son los "cruceristas" que arribaron en el Zaandam y en el MSC Magnífica desde puertos de Brasil y Punta del Este. El atraque en Montevideo se produjo entre la hora 7:30 y las 8:00 mientras gran parte de los pasajeros dormían.

"City Tour con parada en el shopping", vocea un hombre corpulento. Pide US$ 20 por recorrer la ciudad en una camioneta. Compite con el Bus Turístico y ofertas para recorridos más largos en otros buses.

Muchos se ponen a regatear, no tienen suerte y deciden cruzar la rambla donde está el Bus Turístico. Una pareja de canadienses no entiende el funcionamiento de la batería de semáforos. "We arrived in Saigon" (llegamos a Saigón), bromea el hombre y cruza con luz verde.

Una larga fila espera con paciencia para subir al Bus. Los primeros eligen los mejores lugares. Un hombre mayor se adelanta y se sienta en la segunda fila. Queda con una de las mejores vistas del coche. Detrás viene una anciana y le golpea la cabeza. El anciano se defiende pero la mujer recibe ayuda de otro hombre y juntos lo sacan. Así comenzó su tour.

Un número importante de cruceristas deciden caminar por la peatonal Pérez Castellano. Es la opción más barata y promete algo de aventura. Hay familias, grupos de jóvenes y ancianos, la mayoría brasileños pero también hay europeos, de Estados Unidos y Canadá.

La ciudad parece no esperarlos. Los vendedores no han terminado de aprontar sus puestos y los camiones del reparto de bebidas recién llegan al Mercado del Puerto, cortando la calle. El Mercado de los Artesanos está cerrado, lavan la vereda con una hidrolavadora.

Una cuadra más arriba el panorama sigue igual. Desde un camión, un hombre baja una media res. La lleva sobre la espalda. Los turistas no creen lo que ven sus ojos y le disparan toda su artillería fotográfica.

Un grupo de jóvenes turistas brasileños ingresa en un grow shop. Quieren saber cómo se hace para conseguir marihuana. El comerciante explica que en Uruguay no es posible obtenerla de manera legal para los extranjeros. Decepcionados, los turistas dejan el comercio.

La caminata sigue y aparecen los personajes de la Ciudad Vieja. Al llegar a la peatonal Sarandí un joven cuidacoches improvisa ante los visitantes un discurso en algo parecido al idioma inglés: "Hey you! My friend, chance on money for me para filete". Los turistas celebran el esfuerzo, ríen y entregan unas monedas.

El sol pega fuerte y la columna de visitantes busca un poco de sombra. Al llegar a la calle Alzáibar les llama la atención un set de filmación. Frente a la Plaza Zabala están grabando un comercial para una agencia de viajes europea.

Las cámaras, los micrófonos enormes junto a decenas de extras y técnicos le dan un aire hollywoodense a la histórica plaza. Alguien pide silencio pero de fondo se escucha un bandoneón. Los turistas creen que es parte de la filmación, pero es un vecino que se gana la vida reparando ese típico instrumento del tango.

Velocidad.

La Plaza Matriz reúne a algunos grupos dispersos. Uno de los guías hace un rápido repaso del lugar en que se encuentran. "En aquella esquina está el Cabildo, allí se juró la primera Constitución el 18 de julio de 1830. Del otro lado está la Catedral. En Uruguay hay pocos católicos, la misa de los domingos se hace en una sala pequeña porque va muy poca gente", recita de memoria el guía turístico. Después, avisa que hay que recorrer la plaza en 10 minutos y la iglesia en 6 minutos para poder cumplir con el programa.

Rápidamente los visitantes recorren los puestos de antigüedades y artesanías. Sacan fotos a la tradicional fuente, entran a la Catedral y vuelven. Los espera una recorrida que los llevará por el Estadio Centenario y el Palacio Legislativo.

Frente a la fuente otro grupo escucha con atención a su guía. Les habla de la historia patria y la importancia del lugar en que se encuentran. El discurso se concentra en la separación de la Iglesia y el Estado, la educación laica y gratuita, la Universidad pública y la Jura de la Constitución. Todo rápido y casi sin respirar.

Junto al Cabildo un hombre habla desde un megáfono. Vende mapas y hace versos. "Turista, amigo, este mapa tiene que estar contigo", recita. No tiene muchos clientes, los cruceristas traen folletería con mapas.

Estilos.

En la Plaza Independencia hay otro ambiente. Dos guías de remeras celestes hablan ante dos grupos de turistas. Uno está debajo de una palmera del lado de la Torre Ejecutiva y otro, también a la sombra, frente a la representación de Canadá.

El primero lleva termo y mate y habla español. Muestra en un pequeño y gastado mapa el río Uruguay. "Estamos al oriente de Argentina, por eso nos llamamos República Oriental del Uruguay", afirmó.

A pocos metros, su colega levanta los brazos y enseña el grito de guerra celeste: "¡Uruguay nomá!". Tras ese ademán vuelve a la explicación en inglés. Seguido por la atenta mirada de los turistas, hace chistes con relación a los pocos habitantes que tiene el país y su directa relación con una importante venta de preservativos.

Preguntas básicas y respuestas rápidas

Cinthya hace un año que es guía turística. Es licenciada en Relaciones Internacionales y su principal ingreso es el turismo. Su voz está algo desgastada, habla todo el día, trabaja en doble turno. Luce una remera roja y lleva una sombrilla del mismo color. Todas las mañanas se para frente al Mausoleo, allí los visitantes la consultan y acuerdan salir a recorrer la Ciudad Vieja.

A la hora 11:00 parte con el primer grupo de turistas de habla inglesa. Asegura que en todos los grupos que recibe "siempre hay alemanes" pero también ingleses, franceses y americanos. También ha recibido asiáticos de distintos países.

El recorrido dura entre 120 y 150 minutos, "siempre depende de la cantidad de preguntas", aclara. Por eso, conocedora del rubro, trata de responder las preguntas básicas lo antes posible.

Comienza el recorrido frente al Palacio Estévez y la Torre Ejecutiva. Allí explica la normativa uruguaya sobre la marihuana y el aborto, preguntas típicas de los jóvenes brasileños o europeos. En tanto, habla sobre la seguridad en Uruguay cuando hay personas mayores. Luego viene todo lo histórico.

El trabajo como guía turística que hace Cinthya no tiene un valor determinado, es "a voluntad".

Un rubro que viene cayendo año a año

El turismo de cruceros es importante para el sector de servicios, mueve un público de buen poder adquisitivo y tiene una fuerte presencia en los puertos de Montevideo y Punta del Este. Además, trae más visitantes de Europa y Estados Unidos que otros sistemas.

En la última temporada (2016-2017) bajaron 260.704 visitantes, según datos oficiales publicados por el Ministerio de Turismo.

Se trata de una forma de turismo receptivo que viene en franca caída. Durante la temporada 2012-2013 llegaron a los puertos uruguayos 223 cruceros, luego, al año siguiente se llegó al pico máximo registrado de 237.

Sin embargo, en la temporada siguiente comenzó la caída. Fue así que durante el período 2014-2015 los desembarques bajaron a 172, luego, al año siguiente, fueron 161 y en la temporada 2016-2017 llegaron 150.

Esa disminución llevó a que el gasto por este rubro pasara de US$ 18.855.505 en 2013-2014 a US$ 9.798.264 durante la temporada desarrollada entre 2016-2017.

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