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La ciudad museo de un coleccionista

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Una vieja carreta da la bienvenida a la exhibición. Foto: Diego Fischer

Cuando su mentor comentaba su proyecto, a muchos le sonaba a sueño imposible o delirio. Y no faltaron los que desahuciaron al coleccionista Eduardo Custodio en su aspiración de crear una pequeña ciudad museo, en las afueras de Tacuarembó, ambientada en las primeras décadas del 1900.

Como a Custodio le gusta decir, evocando el tiempo en que Gardel comenzaba a triunfar por el mundo y "se daba de cuando en cuando una vuelta por Tacuarembó".

Custodio, un técnico industrial de 47 años, estuvo desde niño muy vinculado a los automóviles antiguos. Solía acompañar a su padre cuando este competía en carreras con su Ford T. La pasión por los autos de colección fue creciendo a medida que estudió y conoció en profundidad la historia de Henry Ford y de su invento más famoso: el Ford T, con el que revolucionó la naciente industria automovilística y puso al mundo sobre ruedas, instaurando la producción industrial en serie.

En 1995, Custodio compró su primer auto antiguo y empezó a armar su colección. Fue un Ford T galera de cuatro puertas de 1927, que mantenía el tapizado original y por el que pagó US$ 3.500. De ahí en más no se detuvo. A medida que las oportunidades se presentaban y sus recursos económicos se lo permitían fue adquiriendo vehículos, carretas y hasta una locomotora de 1911. Los fue restaurando con enorme paciencia y con la ayuda de su amigo Eduardo Trinidad, otro tacuaremboense que comparte con Custodio la pasión por los objetos antiguos, y posee los conocimientos para llevar adelante la artesanal tarea de restaurar un coche de época.

En el 2000, el Ford T fue designado el "auto del siglo". Ese mismo año murió su padre. Custodio tenía la colección a medio armar. A partir de entonces, se puso como meta legar a sus hijos y a las generaciones que vendrán, una muestra viva del pasado, "para que mi recuerdo quede vivo y los Ford T también", expresó a El País.

Museo.

El objetivo era inaugurar un museo en el 2008, año en el que el Ford T cumplió su siglo de vida. Lo logró y lo bautizó FordTCity. En un local, especialmente construido, en medio de un predio de 4 hectáreas, vecino a su casa, y a dos kilómetros de la ciudad de Tacuarembó, comenzó a exhibir 25 Ford del período 1909 a 1927.

Se trata de una enorme construcción de ladrillo de campo, donde —a un lado y al otro del salón— los coches, con sus matrículas vigentes, están estacionados en fila. La colección la encabeza una Ford Town car limousine de 1909 con el tapizado de fábrica. Según Custodio, es un vehículo único en el país, que adquirió años atrás a la familia Assandri, de Colonia. Hay mucha variedad: modelos Coupee de 1917, 1921 y 1927, un Pick-up de 1924, un Centerdoor de 1915, y un Ford de carrera de 1920, entre otros.

La exposición se completa con una carroza fúnebre de los años veinte, un Fusca de 1951, un Citroën DS 19 de 1957 y un Porsche 911 de 1968. Todos los vehículos funcionan y fueron restaurados con piezas originales. La tarea insumió más de cuatro años consecutivos.

Un pueblo.

Pero la historia no terminó ahí; más bien comenzó. Tres años más tarde llegó una locomotora de 1911 que también hubo que reparar y luego, el dueño de casa armó una estación de ferrocarril estilo inglés con reloj original incluido. Después fue el turno de la herrería antigua con un motor de 1886 que aún funciona, y luego encaró la construcción del viejo almacén, la peluquería y la botica. En marzo de 2014, FordT-City, inauguró para los huéspedes un hotel de 18 habitaciones.

A la ciudad-museo se llega por la avenida República Argentina. Se ingresa directamente a un restorán de generosas dimensiones, al que dan la bienvenida grandes fotografías de John Lennon, Charles Chaplin, Henry Ford y Carlos Gardel.

El mostrador principal es de roble y perteneció al antiguo edificio del Banco de la República de Tacuarembó, que marchó a remate cuando el local se remodeló, varios años atrás, al igual que las puertas del hotel, que eran las de la primera agencia del BROU en Vichadero, recuperadas y restauradas tras años de dormir a la intemperie.

Custodio, aspira a terminar por completo su obra en un par de años. El proyecto incluye la construcción de una sala para 140 personas, para la que ya adquirió las butacas que pertenecieron al viejo Hotel Carrasco.

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Una vieja carreta da la bienvenida a la exhibición. Foto: Diego Fischer

Se llama FordTCity y busca recrear los tiempos de Gardel

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