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Los charrúas reclaman al Estado 2.000 hectáreas

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El Consejo de la Nación Charrúa forma personas que se creen descendientes. Foto: N. Soto.

Con 2.000 hectáreas de campo y el control de todos los cementerios indígenas, "se terminan todos los problemas entre el Estado uruguayo y los descendientes de los charrúas". Así lo afirmó a El País el vocero del Consejo de la Nación Charrúa (Conacha), Martín Delgado Cultelli.

El activista charrúa sostiene que los reclamos del Conacha "tienen el respaldo de la comunidad internacional", a través del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que fue firmado por el gobierno uruguayo (aunque aún no fue ratificado).

Uruguay, de hecho, es el único país de América del Sur que hasta ahora no lo ratificó.

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El Consejo de la Nación Charrúa reinvindica, en particular, tierras de los departamentos de Salto y Tacuarembó donde habitaban los indígenas.

El artículo 26 del convenio dice: "Los pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o utilizado o adquirido", recuerda la organización.

Delgado Cultelli sostuvo que, con unas 2.000 hectáreas, quedarían conformes.

Denuncia.

A juicio del vocero del Consejo, la ratificación del convenio no ha prosperado, en parte, por las presiones que ha ejercido, entre otros, el antropólogo Daniel Vidart.

"Vidart tiene contactos en el gobierno y ha movido los hilos para frenar los reclamos. Este hombre hace mucho que nos critica con mucha falta de respeto. Es racista y con sus vínculos enlenteció el reconocimiento del Convenio 169", dijo.

Los indigenistas presentaron ante la Institución Nacional de Derechos Humanos una denuncia por "discriminación racial y difamación" contra el antropólogo, quien días atrás realizó fuertes críticas a los reclamos de estas organizaciones.

El experto criticó a la delegación charrúa que participa en los Jogos Mundiales Indigenas que se desarrollan en Brasil. Dijo a El País y otros medios que los participantes "no son charrúas" ya que son un grupo de gente que vive separada y que "se reúne para ponerse plumas".

Además, Vidart calificó las demandas de tierras, por parte de la Conacha, de viveza criolla.

"Vidart vio muchos charrúas en los medios y salió a hacer un ataque reaccionario. Somos descendientes de guerreros y no vamos a aceptar pasivamente estos insultos", dijo Delgado a El País.

"Derecho sagrado".

El convenio 169 otorga derechos territoriales y culturales a los pueblos originarios. Entre otros, prevé que la propiedad intelectual de los conocimientos sobre "medicina natural" o el uso de flora autóctona pertenezcan a las comunidades.

"Hay que reconocer que se cometieron crímenes de lesa humanidad contra el pueblo charrúa. Una forma de saldar la deuda histórica es devolviendo territorios sagrados. Los cementerios indígenas podrían ser un espacio de presErvación del patrimonio ancestral. Allí podrían vivir familias charrúas que se podrían dedicar a cuidar esos lugares", afirmó el vocero.

En el Conacha creen que se podrían beneficiar unas 70.000 personas que en el último censo declararon ser descendientes indígenas. En los próximos días pedirán una entrevista al presidente Tabaré Vázquez para analizar el asunto.

Un árbol que hace espuma

El Convenio 169 de OIT prevé que se dará prioridad a la propiedad intelectual de los indígenas. Al respecto, el vocero de Conacha, Martín Delgado, ejemplificó que "los charrúas de Valle Edén usan hojas del árbol el Palo de Jabón (quillaja brasiliensis) que al ser agitadas generan espuma y pueden servir para lavar ropa.

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El Consejo de la Nación Charrúa forma personas que se creen descendientes. Foto: N. Soto.

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