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El caminante

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LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

¿Nadie que le aconsejara, en noviembre del año pasado, recibir a las gremiales agropecuarias y escuchar sus penas, en lugar de responderles que no tendría tiempo para reunirse con los dirigentes del sector agropecuario hasta febrero o marzo de este año?

El presidente, ¿está tan solo como parece o simplemente está mal acompañado?

¿No tiene a nadie a su lado capaz de advertirle lo que parece evidente?

¿Nadie que le pusiera al tanto de la realidad que se estaba viviendo en el campo y del malestar que ya por entonces se dejaba ver en pequeños y medianos productores?

¿Ni un diputado, o dirigente, o intendente frenteamplista del interior que levantara el teléfono para avisarle lo que se estaba gestando antes que fuera demasiado tarde?

¿Nadie que le sugiriera, tras el indignante y cobarde asesinato de la joven cajera de un supermercado, dar un mensaje a una sociedad que estaba consternada, en lugar de salir a hablar del hipotético Mundial del 2030? ¿Nadie que le pidiera al menos pensar en un encuentro con las máximas jerarquías del Ministerio del Interior para transmitir a la población la señal de un gobierno preocupado por los temas que alarman a los gobernados?

¿No hubo nadie que le explicara al presidente que en algún momento alguien podría discrepar con él en público, o incluso increparle de manera irrespetuosa, y que él debería estar preparado para no perder la compostura y comportarse de acuerdo a su investidura?

¿Nadie que le hiciera ver la inconveniencia de someter al escarnio público, en la mismísima web de Presidencia, al colono con el que había discutido acaloradamente en la calle?

¿No hay nadie a su lado, o a su alrededor, que se anime a plantear al presidente que quizá no sea buena idea que no sea él, o el ministro competente, quien hable al país y dé respuestas a los reclamos del sector agropecuario en una cadena de radio y televisión? ¿Nadie que se atreva al menos a cuestionar que esa tarea sea encomendada a un comunicador que, pocos días antes, había señalado en una entrevista a un medio que le preocupaba la elevada presión tributaria en el país? ¿Nadie que cuestionara lo que, a los dos minutos de comenzada la cadena de marras, se cuestionó el país todo?

¿No debió alguien recordarle al presidente que los uruguayos le confiaron a él la responsabilidad de conducir al país y que parte de esa responsabilidad es dar la cara cuando las cosas van mal o cuando una parte de la ciudadanía, con razón o sin ella, reclama respuestas y explicaciones?

Por eso, lo del principio. ¿El presidente está tan solo como parece o simplemente está mal acompañado?

Uno, desde fuera, no tiene la respuesta. Pero sí está claro que, en caminar solo o en hacerlo con una compañía inadecuada, la primera responsabilidad es del caminante.

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