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Calvario sin fin para niño sirio

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Alepo es una ciudad con construcciones históricas, hoy se reduce a escombros. Foto: AFP
Syrians stand on the rubble of buildings after a missile fired by Syrian government forces hit a residential area in the Maghayir district in the old quarter of the northern Syrian city of Aleppo on July 21, 2015. According to the Syrian Observatory of Human Rights more than 35 homes were destroyed in the attack killing at least 18 civilians, adding that the death toll was likely to rise. AFP PHOTO / KARAM AL-MASRI
KARAM AL-MASRI/AFP

Hace menos de un año el mismo niño sirio que hoy vive en el INAU se encontraba junto a sus padres y sus hermanos en Alepo. En el medio de la guerra civil, pero juntos, en familia.

Hoy, sin embargo, lo separan mucho más que 12.000 kilómetros de esa realidad. El niño que llegó a Uruguay hace un mes espera con desesperación ver a su padre, recluido en el Comcar por ingresar a Uruguay con documentación falsa.

El secretario de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, Javier Miranda, dijo en el Parlamento que los últimos meses llegaron a Uruguay varios sirios en situación irregular. Sin embargo, detrás de esta declaración hay una realidad trágica.

Según la sentencia a la que pudo acceder El País, el 17 de junio fueron detenidos en el Aeropuerto de Carrasco dos ciudadanos sirios mientras realizaban trámites en la compañía aérea Air France para viajar a Alemania. Estas dos personas vivían en Brasil hacía unos ocho meses en calidad de refugiados y habían ingresado a Uruguay por la Aduana de la ciudad de Chuy un día antes, el 16 de junio.

Ese día, estos dos sirios junto al hijo de uno de ellos presentaron sus pasaportes brasileños ante las autoridades uruguayas. Los tres documentos eran falsos. Migración de Uruguay firmó, sin notarlo, la página 5 de estas falsificaciones, siendo el único sello que poseían.

Según la jueza del caso, Adriana Graziuso —hoy directora de asuntos legales de la Intendencia de Maldonado— existían "elementos de convicción suficientes" para procesar con prisión por un delito continuado de uso de un documento falso a los dos adultos .

Para determinarlo, se tuvieron en cuenta las actuaciones policiales, las declaraciones del delegado de la Policía brasileña, los documentos y, sobre todo, las confesiones de los indagados, que admitieron haber utilizado esta documentación falsa.

Según el Código Penal, estas personas pueden enfrentar entre "la cuarta parte y la mitad de la pena establecida" para los falsificadores, quienes reciben una condena de entre seis meses a cuatro años por cometer este delito. Mientras se resuelve su situación y se dicta sentencia, un niño de 12 años espera en un hogar de amparo del INAU en El Pinar algún día reencontrarse con lo que le queda de familia.

Dolor.

Según dijeron a El País fuentes cercanas al niño, no presenta mayores problemas a su historia de vida. "Él no está generando ninguna dificultad. Se está superadaptando. Maneja algo de portugués por haber vivido en Brasil. Es una esponja. (Sus problemas) tienen más que ver con lo legal, con no poder ver al padre", dijo el informante.

Según la fuente, el niño está desesperado por ver a su padre recluido en el Comcar, a quien solamente pudo vez una vez desde que lo detuvieron hace un mes. Para entrar al Comcar, el joven necesita una autorización especial y esta se dificultó, además, por la Feria Judicial Menor. De todos modos, tienen contacto telefónico diario.

Hoy el niño se encuentra alojado en un hogar de acogida del Instituto del Niño y el Adolescente (INAU) con una familia y otros nueve niños y concurre a una escuela de El Pinar. Y, si bien se está adaptando bien al lugar, siente reserva y desconfianza hacia el mundo occidental y se contradice en su relato.

Por lo que se pudo saber, él y su padre son los únicos que quedan de una familia numerosa. El niño vivía con sus padres y hermanos en Alepo, una de las ciudades de Siria más afectadas por la guerra civil (ver recuadro) hasta que una bomba terminó con su familia. Su madre y hermanos murieron y él y el padre se salvaron solamente porque habían salido un momento de su casa. Ese día comenzó un nuevo calvario.

Hoy el entorno del niño busca los mecanismos para que pueda reencontrarse con su abuela que vive en Alemania —donde iba a viajar— y con la que mantiene un excelente vínculo. "Él está deseoso de irse con su abuela", comentó la fuente. Sin embargo, la ausencia de documentos complica su partida.

Desde el entorno del menor reclaman que nadie se está haciendo cargo de la situación. Desde la Secretaría de Derechos Humanos de Presidencia no se han puesto en contacto aunque están al tanto de la situación. Ningún otro organismo se acercó a ayudar. Interpol, que está investigando los antecedentes de los dos procesados, fue quien proporcionó el intérprete para poder interactuar con el niño.

A su vez, critican la severidad de la Justicia y que no se haya tenido en cuenta la situación de la que provienen estos tres ciudadanos sirios: la destrucción de su hogar y documentos. "No sabemos si hay sospechas porque son sirios o es una manera de desalentar que otros vengan", dijo la fuente.sirios, refugiado, INAU

La zona caliente

En 2010, la Primavera Árabe inspiró una inestabilidad similar en los países de Medio Oriente que experimentaban una situación económica deprimida sumada a la opresión de los gobiernos. El régimen sirio de Bashar Asad acusó el golpe y comenzó a reprimir las protestas de los rebeldes que se tornaron cada vez más violentas. Desde el momento, los ataques no cesaron y hoy se suman los del Estado Islámico.

SABER MÁS

Alepo, centro histórico convertido en ruina

La ciudad de Alepo, otrora centro económico de Siria, fue devastada por la guerra civil. La ciudad, rica en monumentos históricos, hoy es víctima del Estado Islámico pero ya lleva cuatro años de conflicto entre el gobierno y las fuerzas de oposición siria, que la bombardearon y utilizaron para cubrirse. Tal es la peligrosidad de la situación que se vive dentro de la ciudad, que un recorrido en autobús que tomaba diez minutos hoy puede llevar horas y con el miedo siempre en la garganta.

En 2007 vivían en Alepo más de 4 millones de personas, la misma cantidad de sirios que hoy se encuentran refugiados en Líbano. Los rebeldes tomaron la ciudad al inicio de la guerra civil, en 2012, y luego esta fue bombardeada sistemáticamente hasta llevarla, prácticamente, a la ruina. Son pocos los que aún soportan.

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Perdió a su madre y sus hermanos en alepo y su padre está preso en uruguayGABRIELA CORTIZAS

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