Artistas callejeros harán eventos en Canelones y el Prado.

Desde el mediodía de mañana, varios artistas callejeros se reunirán en el Club Social Uruguayo Empalme Olmos, de donde era oriundo Matías Galindez Rodríguez (conocido en las redes sociales y el mundo cirquero como Matías Ziatriko), asesinado en Brasil durante el último fin de semana.

Sus amigos y colegas harán allí un espectáculo de malabares y acrobacias para recaudar fondos y ayudar así a traer el cuerpo de la víctima a Uruguay.

En escuelas de esa localidad de Canelones, Matías solía realizar actividades de extensión social, y por los barrios de contexto crítico animaba con su circo las fiestas infantiles.

El próximo jueves, en Montevideo, a las 15:00 horas, en las inmediaciones del Círculo de Tenis del Prado, en la calle Lucas Obes, también se realizará un evento al aire libre, a fin de obtener fondos "a la gorra" para poder seguir adelante con la organización de una Convención de Circo y otras artes callejeras de Uruguay, puesto que el dinero con que se contaba ($ 44.500 equivalentes a 4.900 reales) fue destinado a ayudar al hermano de Matías, que estaba en San Pablo, y a la madre, quien entonces pudo trasladarse hacia el país norteño. Para cubrir los costos de pasajes, hospedaje, y repatriación del cuerpo de Matías serán necesarios más de 5.000 dólares (o más de $ 150.000). No se descarta que deba efectuarse una cremación.

Vicky Alvarez, una colega de Matías, dijo a El País que se mantiene un contacto directo con la familia y que ni el hermano ni la madre tenían recursos para llegar a la morgue en donde estaba el cuerpo de Matías. "La comunidad de artistas circenses callejeros del mundo está haciendo espectáculos, en Argentina, Paraguay, Chile, Brasil y Estados Unidos, porque el gobierno no nos brindó ayuda de ningún tipo. La madre no tenía ni para tomarse un vuelo directo, por eso tuvo que tomar un ómnibus".

Lo que hasta anoche se sabía era que en la mañana del pasado sábado 8 de abril Matías se encontraba en una estación de servicio en Ji-Paraná, municipio de Rondonia, cuando fue increpado por un joven para quien los malabares no eran más que cosa de vagabundos.

Según testigos, en medio de la discusión, Matías, que tenía 29 años y hacía 7 que viajaba por América, recibió unos diez disparos a quemarropa en los brazos y el tórax. Fue primero asistido por bomberos e internado en un hospital local, en donde murió hacia la madrugada del domingo.

Medios de prensa brasileños dijeron que la policía local anunció que el asesino estaba identificado, se llama Thiago Fernandes y tiene 19 años. Había llegado a la estación y huyó de la escena del crimen en un auto Corola de color gris.

De acuerdo a la comunidad de artistas circenses y callejeros de Uruguay, la información que se tiene es que el agresor, quien gerencia una discoteca en Ji Paraná, muy cerca de la frontera con Bolivia, habría cometido antes otros crímenes. Ya hay un pedido de captura para Fernandes, mientras que su familia cerró sus cuentas en las redes sociales de internet.

El homicidio promovió múltiples muestras de solidadridad aun fuera de Uruguay y Brasil. La Comisión Circo Paraguay, por ejemplo, declaró: "a pesar de nuestra innegable presencia en las calles, en las plazas, en los parques de toda latinoamerica se nos sigue marginando, prohibiendo, reprimiendo. Hoy es triste decirlo pero defender la bandera del arte callejero te puede costar la vida". Otros mensajes denuncian la persecusión de los artistas callejeros en el metro de Santiago o las calles de Buenos Aires. "En Ciudad Juarez los malabaristas solo vuelven a ver a su familia y luego se piran pal sur, donde al menos pueden salir de noche. En Barcelona te multan, te sacan los instrumentos. La represión es diaria, constante, es norma", escribe quien firma Menzo Menjunjes.

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HOMICIDIO EN BRASIL