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Auge del mercado pirata alerta a las marcas

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Los juguetes, en el mundo, representan el 10% del negocio pirata; en Uruguay es mayor.

El aumento del poder adquisitivo y el ingreso al país de nuevas marcas, algunas de ellas de primer nivel en el mundo, atraen a los "piratas". En 2014 los operadores privados y las autoridades de Aduanas constataron que Uruguay dejó de ser un país de tránsito de mercadería falsificada hacia Paraguay o Brasil —como ocurría desde hace más de una década— para convertirse en un importador con variadas bocas de venta en el mercado interno: desde las tradicionales ferias hasta comercios formales y páginas de Internet.

El año pasado el valor de las incautaciones de mercadería ilegal en contenedores, carga aérea y comercios de plaza superó los US$ 30 millones. También en 2014 se comprobó que hay criollos tentados en incursionar en el arte de la falsificación, un negocio en el que China es líder mundial y en el que siempre Paraguay hizo escuela en la región.

En agosto del año pasado se realizó un procedimiento en una fábrica ubicada en La Figurita dedicada a estampar en mochilas y bolsos grifas falsas bajo licencia Disney (Cars, Violeta), Hello Kitty, Ben 10, FIFA, Club Nacional de Fútbol y Club Atlético Peñarol, entre otras. Fue el primer procedimiento en Uruguay realizado sobre una empresa local dedicada a la falsificación de marcas.

"Llegamos en plena producción. Las máquinas eran de gran magnitud. Lo interesante en ese caso fue que se incautó toda la maquinaria y el software para producir a gran escala. Se desarticuló toda una infraestructura para trabajar de continuo", explicó a El País Paola Maeso, abogada del estudio Cikato, especialista en propiedad intelectual, e integrante de la Cámara Antipiratería.

El Grupo Panini es líder a nivel mundial en materia de diseño de álbumes y figuritas, con derechos sobre infinidad de marcas. En Uruguay una imprenta de Canelones accedió de forma ilegal a los diseños exclusivos de un álbum, que todavía se manejaban bajo absoluta reserva en la empresa, y comenzó a producirlo.

"La impresión tenía una gran calidad y además se digitalizaban álbumes anteriores y figuritas para ser vendidos en Internet. El negocio de figuritas puede ser muy redituable. Todo fue incautado y se les terminó el negocio", explicó Maeso.

El auge de la piratería en Uruguay puso en alerta a marcas de nivel mundial. "Los procedimientos en 2014 crecieron más de un 100 por ciento. Comenzó a llegar mercadería falsa para conquistar a los consumidores uruguayos, por lo que las empresas están en alerta y muy interesadas en generar acciones de represión contra los productos ilegales. Hay marcas que ven a Uruguay como un mercado en crecimiento y temen que sea invadido con productos truchos", dijo Maeso.

La experta explicó que con varios de sus clientes en Cikato se hicieron el año pasado trabajos de inteligencia que permitieron alertar a Aduanas sobre la llegada de contenedores en calidad de importación y tránsito con mercadería en infracción marcaria.

El último procedimiento del año fue en el Aeropuerto de Carrasco. Allí llegaron 200 celulares y 650.000 auriculares, es decir, para satisfacer la demanda del 20% de la población. El valor de la mercadería ascendía a US$ 1,5 millones.

Inteligencia

Hace un año se creó en la Dirección Nacional de Aduanas la división Propiedad Intelectual, Lavado de Activos y Narcotráfico. Su responsable, Jorge Iribanegaray, dijo a El País que mejoró la eficiencia en el control a partir de un trabajo de inteligencia previa más fino.

"Fue un año de quiebre. Detectamos que cambió una tendencia que se arrastraba desde 2003. Uruguay era un país de tránsito hacia Paraguay, y si bien lo sigue siendo, ahora también lo es de destino de mercadería ilegal", explicó.

La organización del Mundial en Brasil había puesto a la Aduana en guardia. Se realizaron diversos procedimientos que detectaron mercadería con el logo de FIFA con destino a free shops en la frontera con Brasil. Pero también abundaron las incautaciones de juguetes, ropa deportiva, lentes, artículos electrónicos, etc., con destino al mercado interno. El trabajo de inteligencia desplegado permitió acotar el número de procedimientos y disminuir el margen de error.

"Toda la mercadería en infracción marcaria llega de China, incluso la enorme mayoría se carga solo en tres puertos de ese país. Ese origen de los contenedores ya es un indicio. Luego se toman en cuenta otros datos como las rutas de acceso, el tipo de barcos, los puertos que toca, etc. Hay modelos matemáticos que nos permiten identificar el riesgo y así proceder. Las agencias marítimas están obligadas a enviar toda esa información con una antelación de 72 horas", explicó Iribanegaray.

La mayoría de los importadores declaran la mercadería a granel, sin identificar marcas, por lo que resulta necesario abrir el contenedor y verificar en el lugar.

En algunos casos de tránsito se alerta al país de destino, generalmente Paraguay, de la sospecha sobre determinado contenedor y se deja pasar para que en ese país se realice el procedimiento.

"A medida que Aduanas efectúa un control más inteligente y eficaz, las organizaciones cambian sus rutas y formas de traer la mercadería. Incluso cambian las declaraciones, lo cual es un riesgo. A partir de esta nueva forma de trabajar hemos tenido un porcentaje de aciertos muy importante sobre la apertura de contenedores", afirmó.

La situación también ha llevado a que importadores uruguayos consulten antes con los representantes de las marcas para verificar si están tratando con los intermediarios correctos y evitar así ser engañados en las compras que realizan a China. Las mafias asiáticas o europeas que se dedican al negocio de mercancías falsificadas generan rutas y modalidades de ingresos a los países que también aprovechan para el tráfico de drogas o armas, aunque en Uruguay no se ha visto ningún caso que combine tales delitos.

Un estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, estima que la falsificación de marcas genera un negocio de 250.000 millones de dólares anuales, y aunque es percibido como un "crimen menor" puede ser más rentable que los estupefacientes y además genera corrupción a nivel gubernamental. Un equipo internacional que actuó entre enero y junio de 2013 detectó mercadería pirata en uno de cada tres contenedores en los que intervino en todo el mundo, según un reporte de ONU.

Responsabilidad

"No sabía que era delito". "La gente quiere comprar marcas". "Tengo solo veinte". "El negocio de la otra cuadra también vende esto y si yo no lo hago no le compito". Estas son algunas de las excusas más frecuentes que ponen los empresarios que venden mercadería ilegal en Uruguay, afirma Maeso.

"Nos han tocado empresas que tienen cierto renombre en la plaza y que están involucradas en la importación de productos piratas. Cuesta creer que no conozcan las consecuencias de traer un producto falso. Muchas veces no saben que esto termina en un proceso penal y creen que entregando la mercadería alcanza. También creen que la gravedad del delito depende de la cantidad de la mercadería que tienen", detalló.

Usualmente el culpable del delito, si no tiene antecedentes, es procesado sin prisión, aunque los criterios varían según el juzgado actuante. Si el procedimiento se hace sobre mercadería importada, la identificación de los involucrados en el negocio es más sencilla y en el cien por ciento de los casos se encuentra al responsable de la maniobra. Muy distinta es la realidad cuando el contenedor está en tránsito. Allí, en la mayoría de los casos, lo que se logra es destruir la mercadería o que sea incautada para ser donada a instituciones de beneficencia, pero los implicados quedan salvaguardados por una compleja ingeniería de testaferros.

Internet es una boca de venta ideal para truchos

Históricamente en Uruguay se ha vendido mercadería falsificada en las ferias. Sin embargo, recientemente se ha verificado un aumento de estos productos en minimercados, almacenes, comercios de variado giro e incluso representantes oficiales de marcas. Pero lo que sí ha generado un cambio en el mercado es la presencia de Internet. Maeso dijo que en el último año se hicieron muchos procedimientos sobre vendedores de productos falsificados a través de páginas de Internet. Señaló que, pese a lo que se puede presumir, resulta sencillo ubicarlos y someterlos a un proceso penal. Destacó que algunas páginas que se dedican a intermediar han creado herramientas informáticas que obligan a quienes pretenden vender a través de ellas, a demostrar que sus productos son originales. De todas formas admite: "Internet ha sido en 2014 un boom para la venta de artículos truchos".

El año pasado se incautaron importantes volúmenes de aerosoles para perfumar ambientes por un monto aproximado de US$ 30.000. "Eran falsos y aducían a una marca reconocida a nivel mundial. El problema es que nadie sabe qué había adentro de esos aerosoles que venían desde China. Nadie puede asegurar que no sean nocivos para la salud porque carecen de registro sanitario, identificación de fórmulas, etc. Ese es el gran problema de los productos falsificados, carecen de todas las garantías y pueden ocasionar un riesgo a la salud de quien los consume. Algo similar ocurre con los juguetes que en muchos casos tienen componentes tóxicos, y los celulares, auriculares o productos eléctricos posiblemente estén defectuosos y pueden provocar así graves consecuencias en la salud y seguridad", explicó Maeso.

En algunos casos la falsificación rompe los ojos y no se necesita estar entrenado para detectarla. En otros el propio valor de venta al público la delata y quien compra el artículo sabe que no adquiere un original. Pero los falsificadores se perfeccionan. Un cargamento de calzado Mizuno puso en aprietos a los propios representantes de la marca en el país. Por donde se mirara el calzado incautado parecía idéntico al original, lo que obligó a enviar una muestra a Japón para que se pronunciaran los fabricantes. Finalmente comprobaron que se trataba de una falsificación y enviaron las claves para diferenciar a uno y otro calzado. Una estrategia común de piratería es identificar al producto falsificado con un logotipo muy similar al de la marca original, apenas diferenciado por el tamaño de una letra o el color.

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