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Hace 40 años junta juguetes y les regala a los niños una fiesta gratis

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Foto: Facebook/Javier Bon Santana

La historia de José Zarza, un hombre que fue dejado de bebé en el Inau.

Hace ya 23 días que se fueron los Reyes Magos, pero los niños de Joaquín Suárez, en el departamento de Canelones, siguen teniendo presente esa fecha. Desde hace más de 40 años, José Abel Zarza comienza a juntar juguetes con varios meses de anticipación, con el objetivo de regalárselos el 6 de enero a aquellos niños más carenciados. También ese día, junto con la ayuda de la Cooperativa Caccsoe de las Fuerzas Armadas, colocan en la calle peloteros e inflables, y les dan refrescos, comida, caramelos y algodones de azúcar a todos los niños que se acercan al lugar.

"Antes lo hacía en una de las principales avenidas de Joaquín Suárez, pero ahora lo hago frente a mi casa. Voy a las zonas más carenciadas y le doy un cartón a cada uno de los niños para que el 6 de enero vengan a agarrar un juguete. Cada cartón tiene un número, y hago eso para saber más o menos cuantos tengo que juntar. Si sobran, les doy a todos los que me pidan, pero siempre tienen preferencia los que tienen cartón porque sé que lo necesitan", explica José.

Según cuenta, le ha pedido juguetes a "todo el mundo". "He pedido en comercios e incluso a políticos: (Luis) Lacalle Pou me ha dado, la diputada colorada Graciela Matiaude también al igual que el diputado Daniel Peña", relató Zarza.

En una época incluso reparaba aquellos que estaban rotos, pero hoy en día pide que le den juguetes usados que estén en buenas condiciones.

Los comienzos de la iniciativa se remontan a cuando el hombre vivía en Flores —su lugar de nacimiento—, hace más de 50 años.

"Allí empecé a donar juguetes. Los juntaba y luego se los daba a los niños. La Juventud Unida Trinitaria me ayudaba a repartirlos y los que me sobraban se los llevaba a los niños que estaban enfermos en el Hospital de Flores", relató.

Los motivos.

José Zarza nació hace 72 años y a lo largo de su vida vivió momentos difíciles, lo que lo motivó a realizar esas acciones por lo niños de su localidad. Su madre lo dejó en la puerta del que hoy en día es un hogar del INAU pero que en aquella época pertenecía al Consejo del Niño.

"Cuando yo nací era un hijo natural y en aquella época estaba mal visto por la sociedad el hecho de tener hijos sin casarse. Entonces, para no deshonrar el apellido, mi abuelo echó a mi madre, que debió mudarse desde Ismael Cortinas, en Flores, a Montevideo. No tenía para darme de comer, no le daba para nada. Entonces me dejó en una cuna en el hogar, con una carta en donde decía mi nombre y apellido: José Abel Zarza", cuenta el hombre.

Sus primeros años transcurrieron de hogar en hogar. Pronto fue trasladado al Asilo de Expósitos y Huérfanos Dámaso Larrañaga que estaba ubicado en Gonzalo Ramírez y Pablo de María, donde eran cuidados por monjas.

"Un día se cayó el techo del lugar y logré salvarme porque estaba en una esquina de la habitación. Recuerdo que los bomberos nos llevaron al hospital que estaba en frente del hogar, que era el Fermín Ferreira", explicó Zarza.

De ahí lo pasaron al Preventorio Infantil del Cerro, donde los niños eran visitados por varias personas que les traían caramelos y juguetes. Lo que más recuerda Zarza es un camión de lata que le habían regalado y lo que los funcionarios del lugar hacían con él.

"Cuando no había visitas nos sacaban el juguete y lo ponían sobre un armario, donde no llegábamos. Cuando venían visitas los bajaban y nos los daban para que las personas nos vieran jugando", recuerda.

"Con el tiempo me he dado cuenta que todo lo que hago lo hago porque a mí me faltó. Yo nunca tuve un juguete y no quiero que otro niño pase lo que yo pasé", dice José.

Foto: Facebook/Javier Bon Santana
Foto: Facebook/Javier Bon Santana

"Encontré a mi madre a los 15 años gracias a un programa de radio".

A los 15 años, luego de pasar por un hogar en Malvín, José Zarza fue trasladado al Hogar Ariel del Inau. En esa época se reencontró con su madre gracias a un programa de radio. Los adolescentes que vivían en esa institución salían a trabajar, y en una de esas salidas Zarza encontró dinero tirado en la calle y lo devolvió. Resultó ser del dueño de una farmacia que aún hoy existe. "Por ese hecho salí en un programa de radio que se llamaba Las Buenas Noticias de Rausa. Allí me preguntaron si tenía madre, y yo dije que no sabía".

La jefa de su madre, que conocía la historia, escuchó el apellido del joven y le dijo a la mujer que él podría ser su hijo.

"Resultó que era. Fue así como se reencontró conmigo", cuenta. A lo largo de su vida Zarza trabajó en los más diversos oficios. "Por haber devuelto el dinero me dieron una beca para ir a la escuela de silvicultura en Maldonado. Luego de allí ingresé a la policía y estuve durante 2 años, cuando entré al Hospital Militar, donde trabajé como vidriero hasta que me jubilé".

Además trabajó como juez de fútbol, fue atleta, militar, vendedor, payaso y hasta apasionado titiritero.

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Foto: Facebook/Javier Bon Santana

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