UN CONFLICTO QUE PUEDE SALIR CARO

El sindicato detuvo ayer los trabajos necesarios para reabrir la refinería.

El Directorio de Ancap, la principal empresa uruguaya por facturación, quiere bajar sus costos laborales y no le resulta nada fácil. La decisión que adoptó en junio de bajar de 54 personas a 42 las guardias mínimas en la refinería de La Teja encuentra la resistencia cerrada del sindicato.

El gremio decidió parar a partir de las 22 horas de ayer los trabajos previos necesarios para reabrir las instalaciones de la refinería, algo que estaba previsto para el 1° de junio y que ahora está planeado para el próximo mes.

El sindicato argumenta que el Directorio decidió demasiado tarde acceder al pedido que efectuó el miércoles de abrir un ámbito de negociación bipartito, lo que ocurrirá el lunes. Ese mismo día el sindicato será recibido por la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse. Gerardo Rodríguez, dirigente del sindicato, dijo a El País que la pretensión del directorio pone en peligro la seguridad de los trabajadores. Rodríguez señaló que la medida abarca a unos 280 trabajadores pero no detendrá los trabajos de mantenimiento ni afectará las tareas de las empresas privadas que están trabajando en el lugar.

"No somos inflexibles pero no vamos a aceptar una resolución arbitraria que pone en riesgo la seguridad física", aseguró. El suministro de combustible no se verá afectado. "Tenemos un fuerte compromiso con la puesta en marcha de la refinería porque sabemos que es estratégica para la defensa de la Ancap estatal y pública. Pero hay un límite que no podemos pasar que es exponernos a hacer un trabajo en condiciones inseguras que, además, tenemos la convicción de que va a desembocar en un accidente grave más tarde o más temprano", agregó. De todas formas, mientras se apliquen las medidas del sindicato no podrá recomenzar el proceso productivo de la refinería de La Teja que está parada desde febrero.

Rodríguez reconoció que el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, el director de Trabajo, Jorge Mesa, y la ministra de Industria, Energía y Minería, sí han mostrado voluntad de llegar a un acuerdo.

Este año ha tenido una alta conflictividad en Ancap. El gobierno debió declarar esencial la distribución de combustibles que se estaba viendo afectada por los paros del sindicato convocados en defensa del servicio médico que el gobierno finalmente logró reformar.

Fuentes de Ancap dijeron a El País que el Directorio tiene la voluntad de lograr una solución y que se accedió rápidamente al pedido de reunión del sindicato. Pero agregaron que se encargó un trabajo técnico a ingenieros que determinaron que podían reducirse las guardias mínimas sensiblemente. De hecho, dijeron que las guardias rondaron históricamente las 45 personas pero que durante la presidencia de Raúl Sendic en el ente se acordó con el sindicato incrementar la dotación. Las fuentes dijeron que hay cierto margen para negociar pero que si hay un estudio técnico que determina que las guardias mínimas pueden reducirse significativamente, esto debería tomarse en cuenta. "Se han automatizado un montón de procesos. Deberían ser, en realidad, cada vez menos. El estudio técnico se puede equivocar pero no por mucho", agregaron las fuentes.

Los trabajadores que hacen turnos, como cambian permanentemente de días de trabajo, reciben una compensación extra que ronda el 30% adicional con respecto al grado respectivo del trabajador. Ancap no quiere reducir personal pero tampoco contratar y considera que si no se adecuan las guardias mínimas tendría que pagar más horas extras, algo que tampoco quiere.

Las guardias están establecidas en 76 personas y se dispuso un nivel mínimo para cubrir las distintas licencias.

Tras la apariencia de un conflicto más, hay mucho en juego. La refinería detuvo su actividad en febrero y se suponía que debía estar reabierta el 1° de junio. La más reciente estimación indica que se pondrá nuevamente en actividad en los primeros días de octubre. Cada semana de demora cuesta US$ 1 millón aproximadamente y de hecho su parate incide en el Producto Interno Bruto, según reconoció el propio ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. Los datos del producto del segundo trimestre del año indican que la industria cayó 6,4% en términos interanuales fundamentalmente por la parada técnica de La Teja.

Mientras dura esta parada técnica, Ancap debe importar combustible refinado. La refinación en Uruguay es un monopolio estatal.

El costo de la parada técnica en La Teja será alrededor de un 60% superior al anunciado originalmente, que se incrementará en la medida en que no se retomen los trabajos de prueba previos a la reapertura. Los primeros cálculos indicaban que las obras iban a costar US$ 50 millones y llegarán al menos a US$ 80 millones, reconoció el mes pasado el ministro de Economía, Danilo Astori. Unos US$ 55 millones corresponden a obras y otros US$ 25 millones a mantenimiento. Una refinería como La Teja necesita una parada técnica cada cinco años.

La refinería se asienta en terrenos que compró el Estado en 1914 y es la única existente en Uruguay. Desde 2013 funciona en la zona también una planta desulfurizadora. También en esa oportunidad se actualizó el Sistema de Control de la refinería, con la incorporación de las mejores prácticas de seguridad en el control de procesos.

Las primeras instalaciones de la refinería se inauguraron en 1937 (Ancap fue creada en 1931 por el gobierno colorado de entonces para producir gasolinas y otros derivados del petróleo). A la empresa pública se le otorgó el monopolio de la importación y refinación de petróleo en Uruguay.

Actualmente La Teja puede procesar 50.000 barriles de crudo por día. A lo largo de su historia ha sido objeto de distintas ampliaciones, a medida que se incrementaba la demanda por sus productos. En 2013 sustituyó el antiguo sistema de enfriamiento.