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Del amor al odio, y viceversa

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Jorge Batlle le llama la atención a una persona que no deja escuchar a Castro en Panamá, año 2000. Foto: AFP.

Las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Cuba se caracterizaron por sufrir altibajos.

Con el regreso de la democracia en 1985 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Cuba que se habían suspendido por decisiones tomadas en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la década de 1960. El entonces canciller Enrique Iglesias fue el encargado de concretar el anuncio que el presidente Julio María Sanguinetti hizo al asumir el 1 de marzo de ese año.

Iglesias -que fue canciller entre 1985 y 1988- señaló a El País que le fue muy fácil restablecer el vínculo porque mantenía desde antes "una relación muy fluída y amistosa con Fidel Castro, a pesar de las diferencias ideológicas". Antes de ser canciller Iglesias se había desempeñado como secretario ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ese cargo le había permitido entablar una relación personal con Castro.

Iglesias recordó que en 1986 viajó a Cuba acompañado por en ese momento el senador Jorge Batlle. "Tuvimos un diálogo muy intenso y Jorge tuvo una actuación brillante", señaló.

Durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle, las relaciones con Cuba transcurrieron con normalidad. A pesar de la dureza con la que se expresó el expresidente sobre la figura de Castro (dijo que fue una "influencia nefasta" para Uruguay como para otros países de América e hizo "un triste balance de alguien que fusiló, torturó, aprisionó y persiguió"), señaló que "las relaciones con Cuba fueron iguales a las relaciones con Rusia o con Francia". "Las relaciones siempre debieron permanecer porque las manera de vincularse los países es tener relaciones aunque uno no esté de acuerdo con los regímenes", agregó.

"Abyecto judas".

Esas relaciones diplomáticas registraron su peor momento durante el gobierno de Jorge Batlle, al punto de llegar en abril de 2002, a la ruptura.

Luego de que el gobierno uruguayo tomó la iniciativa de presentar una ponencia ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y de pedir una visita a Cuba, el gobierno de La Habana acusó al de Montevideo de "servil" y "genuflexo" ante los Estados Unidos. Castro calificó en conferencia de prensa al gobierno uruguayo de "trasnochado y abyecto Judas, que asumió el inglorioso papel de lacayo de Estados Unidos".

El entonces canciller Didier Opertti, a quien Batlle le encomendó llevar a cabo la ruptura, dijo a El País que esa decisión "fue la culminación de un proceso, había habido una serie de hechos previos, no aceptables en una relación respetuosa entre gobernantes y entre países", dijo.

Batlle explicó entonces que la propuesta uruguaya "invitaba" a Cuba a demostrar en el campo de los derechos humanos el mismo avance que el país muestra en materia de salud y educación. Agregó: "El clima de agravios no es hacia mi persona sino hacia un país" y que la ruptura se mantendría "hasta que se advierta que el pueblo cubano tenga paz y libertad".

Operti explicó que con visiones tan distintas como las que tenían los gobernantes de uno y otro país era muy difícil que en algún momento "el diálogo natural no se rompiera". Además recordó un episodio anterior: cuando el consejero de la embajada cubana en Uruguay, Oscar Fernández, había leído un mensaje de salutación del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, durante el 80º Aniversario del PCU uruguayo. Opertti advirtió al embajador cubano en Montevideo, Miguel Martínez, que ese mensaje iba contra las normas que regulan al cuerpo diplomático.

De todos modos, destacó que Uruguay siempre se pronunció en contra del bloqueo. "No estábamos en la postura de aislar a Cuba".

También destacó la invitación que el expresidente Sanguinetti había hecho a Fidel Castro para que visitara Uruguay en 1995. El propio Sanguinetti recordó esa visita; en declaraciones a El Espectador dijo que lo invitó en un momento en que había una cierta distensión con Estados Unidos, y recordó la visita como "una buena visita".

El excanciller Sergio Abreu, ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Lacalle, destacó como Opertti la posición de Uruguay de "mantener un criterio unívoco sobre que el embargo de un país es una violación del derecho internacional". Abreu destacó, a pesar de no compartir la ideología de Castro, su "enorme capacidad de seducción, un tipo con capacidad de diálogo y relacionamiento".

Del odio al amor.

Con la llegada de la izquierda al gobierno en Uruguay, las relaciones con Cuba se reanudaron. El presidente Tabaré Vázquez manifestó en ese momento su complacencia "de recibir fraternalmente al pueblo cubano (...) restableciendo esos lazos que nunca debieron romperse". Los cancilleres cubano, Felipe Pérez Roque y uruguayo, el fallecido Reinaldo Gargano, oficializaron el restablecimiento de los vínculos que se mantienen hasta el presente en excelente relación.

Durante el gobierno de José Mujica las relaciones siguieron en una luna de miel como se mantienen hasta ahora. Mujica visitó La Habana en julio de 2013 y se reunió con el líder de la revolución cubana, y participó en el 60º aniversario del asalto castrista al cuartel de Moncada.

VISIONES.

El homenaje del Frente Amplio a Castro.

El Congreso ideológico del Frente Amplio que se viene celebrando ayer y hoy en el Palacio Peñarol fue marco de homenaje al líder de la revolución cubana, Fidel Castro. Además de hacer un minuto de silencio por su muerte, el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, lo recordó en su discurso como "un revolucionario que encarnó la esperanza de mucha gente, un referente para una revolución, una generación y para toda América Latina". La embajadora de Cuba en Uruguay, Mercedes Vicente Sotolongo, presente en el congreso, destacó que "un 25 de noviembre Fidel zarpó en el yate Granma en busca de la independencia de Cuba y un 25 de noviembre de 2016 zarpó hacia la eternidad. Fidel es un gran hombre del siglo XX. Fue un hombre que reivindicó su lucha por un mundo mejor con profunda convicción martiana".

Opertti: "En Cuba la democracia no funciona"

El excanciller Didier Opertti se refirió a la influencia "indiscutible" que tuvo la revolución cubana "extramuros", desde el inicio y recordó un episodio del año 1962. "En aquel momento se produce la guerra de misiles entre la Unión Soviética, Cuba, y Estados Unidos, yo militaba en la Lista 99, que acababa de ser creada con un aluvión de la 214 de Renán Rodríguez, y la 15 de Zelmar Michelini y ese episodio dividió aguas, hubo gente de la 99 que tenía una visión distinta a la otra parte, y llevó a que se escindiera una parte". Desde la visión de Opertti, Fidel Castro "no le hizo bien a la región y no le hizo bien a su pueblo". "La democracia en Cuba no funciona. Cuba no aprobaría a pesar de su retorno a la OEA la carta democrática", enfatizó el excanciller.

Sendic viaja a Cuba en nombre del gobierno.

El vicepresidente Raúl Sendic será quien represente al gobierno uruguayo en las exequias del líder de la revolución cubana que se llevarán a cabo lunes y martes en la Plaza de la Revolución en La Habana. "Casi seguramente viajará el vicepresidente Sendic", dijo el presidente Tabaré Vázquez a radio Uruguay, desde España, donde realiza una gira. El mandatario aseguró que más adelante concurrirá "a algún acto homenaje que se realice a Fidel".

Además envió "una nota personal al presidente de Cuba, Raúl Castro". El gobierno decretó para hoy duelo nacional, y la cancillería de Uruguay emitió un comunicado de condolencias a Cuba en el que señaló: "La larga e histórica relación que une a ambos países le ha granjeado al líder de la Revolución, uno de los políticos más influyentes en América Latina (…), un lugar en la memoria colectiva de nuestro país, con el cual mantuvo estrechos lazos a lo largo de su presidencia".

Las dos veces que el líder de la revolución cubana pisó suelo uruguayo.

El 3 de mayo de 1959 Fidel Castro llegó por primera vez a Uruguay en una visita de 48 horas.

El líder de la revolución cubana llegó a un país devastado por las inundaciones de 1959 y pidió para ver directamente las zonas afectadas y dialogar con los damnificados. Recorrió el país junto al entonces teniente Líber Seregni. Donó 20.000 dólares para los damnificados.

La revolución cubana apenas llevaba cinco meses, por lo que Castro habló de los ideales revolucionarios, y de la unidad de América Latina.

La segunda vez que Fidel Castro visitó Uruguay fue el 13 de octubre de 1995, invitado por el expresidente Julio María Sanguinetti, y lo hizo por 37 horas.

Recibió la llaves de Montevideo de manos del entonces intendente Mariano Arana y luego habló en la explanada municipal ante más de 60.000 personas, que incesantemente coreaban "¡Cuba sí, yanquis no!".

También visitó el Palacio Legislativo, donde fue recibido por el presidente de la Asamblea General, el fallecido Hugo Batalla. En un discurso de casi una hora, resaltó la actitud del gobierno uruguayo al invitarlo y reiteró sobre el bloqueo norteamericano: "seguiremos luchando el tiempo que sea necesario".

Tabaré Vázquez - Presidente

"Se fue una de las figuras más importantes del siglo XX. Sobre todo de la segunda mitad", dijo el presidente desde España a radio Uruguay. Vázquez lamentó el "triste acontecimiento" de la muerte de Castro.

josé Mujica - Expresidente.

"Hay en Fidel, y con él en una parte de pueblo cubano, una estatura de Quijote porque le tocó vivir un largo período de su historia desafiando a la primera potencia mundial que la tenía en frente".

Julio María Sanguinetti - Expresidente.

"Uno siempre, en lo humano, expresa respeto; en lo político estábamos en las antípodas. Él me decía: tú eres mi conservador predilecto y yo le decía: me lo dices tú que has estado en el poder 50 años".

Luis Alberto Lacalle - Expresidente.

"Fue una influencia negativa, mala —diría que nefasta— de un hombre que nunca fue legitimado en el poder por el voto, y se dedicó a tratar de sembrar una forma de socialismo por la violencia en América".

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Jorge Batlle le llama la atención a una persona que no deja escuchar a Castro en Panamá, año 2000. Foto: AFP.

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