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Adiós al antiguo reino del fainá

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El "fósil" de Malvín, lidero con baldío donde estuvo el Rodelú. Foto: El País

MOSTRADORES FRENTE A LA RAMBLA.

Demolieron vestigios del Rodelú de Malvín; en su predio y en un lindero harán edificios.

Se demolieron los últimos vestigios del viejo Rodelú de Malvín, ubicado en la Rambla y 18 de Diciembre. En ese terreno y en un lindero, en donde aún perdura la estructura o "fosil" de un edificio nunca terminado, se construirá más de una torre de apartamentos de 1 y 2 dormitorios y monoambientes.

En estos días se está en la etapa de ajustes de los planos y no quedó definida aún la fachada de lo que será una especie de complejo con volúmenes articulados entre sí, o "en escalera", según se informó a El País desde la empresa de proyectos y construcción Rener.

Cuando ya se ha concretado la saturación de los terrenos frentistas a la rambla en Pocitos y Buceo, también frente al mar pero en Malvín, desde hace bastante tiempo el diálogo amable con las olas de las viviendas de uno o dos niveles fue dando paso a una pantalla que cambió la relación con parte de la costa.

Ante esa realidad es que la normativa autoriza a que desde la calle 9 de Junio hasta 18 de Diciembre sea posible construir en altura hasta los 31 metros, unos 12 pisos, limite al que treparán las nuevas torres del Rodelú de Malvín; ése es el máximo permitido en el tramo citado de la Rambla República de Chile y Rambla OHiggins, mientras que más hacia el este hay lugares en que la cota de construcción es mucho menor.

Está fijada en 7, 8, 13,50 o 16 metros para evitar u2014ahí síu2014 una transformación negativa de la calidad paisajística, de acuerdo a lo establecido en el Plan de Ordenamiento Territorial de Montevideo.

A una cuadra del túnel que permitía cruzar sin riesgos hasta la playa, el bar Rodelú tenía su puerta de la pizzería de frente a 18 de Diciembre, calle que evoca la fecha de 1828 cuando las tropas del Imperio de Brasil abandonaron la Provincia Oriental, según lo acordado en la Convención Preliminar de Paz. Allí el negocio prosperó al punto que exigía mantener ardientes cuatro hornos a leña.

"El mostrador tenía como treinta metros de largo", recuerda Victor Variani, consejero vecinal de Malvín.

"Hacia el mar había un salón comedor muy bonito, que se perdió cuando se hizo el ensanche de la rambla. Tenía una terraza que también desapareció. Hubo dos ensanches en realidad, que le fueron sacando pedazos al Rodelú, que era de la década del cuarenta", explica a El País Victor Variani, quien reside muy cerca la famosa Villa Yeruá que visitaran en verano Carlos Gardel y Leguisamo, y ha sido este año rescatada de las ruinas por tangueros amantes de los pingos.

"El Rodelú (que significa República Oriental del Uruguay), era pizzería y restorán; recuerdo que en éste, en la parte de atrás había un espejo con una flor con tubos de neón; era un salón de unos 60 metros. En los hornos trabajaba una gran cantidad de pizzeros y en las noches viejas de Malvín iba mucha gente, familias, los amigos, también a comer panchos y tomar los chopps de cerveza cruda".

Variani se refiere con estos recuerdos a la época en que los clientes estivales provenían del cine al aire libre de la playa y del Teatro de Verano inaugurado en 1944 por iniciativa del emprendedor cultural Alfredo Moreno, en la esquina de Aconcagua y Amazonas.

Por entonces aquel espacio carecía de paredes y los vecinos tenían que llevar su silla para disfrutar de algunos espectáculos que competían con los que ofrecía el céntrico Montevideo de mediados del siglo XX, con figuras como Francisco Canaro, Juan DArienzo, Alberto Castillo, Mercedes Sosa, Jorge Cafrune o Edmundo Rivero.

"La gente que se ponía a mirar cerraba la calle, los trolleybuses tenían que desengancharse, dar la vuelta por Orinoco y volver a engancharse para seguir. Había cientos de personas que después iban al Rodelú", recuerda Variani.

Cuenta la leyenda que en tardes plomizas no faltaban aquellos que pedían unas pizzas o fainá y apenas se largaba un chubasco salían corriendo sin pagar, lo cual llevó a que los mozos un buen día implantaran el pago contra entrega de la factura hirviente.

Pionero solidario.

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José García Patiño, un emigrante español que no tuvo herederos, era el propietario del bar, y no solo quedó en la memoria de la zona por ese emprendimiento sino como mecenas del club Malvín, ya que fue él quien asumió el compromiso de culminar el estadio de la calle Legrand, con una tribuna con capacidad para 3.000 personas. Antes del Rodelú de Malvín, Patiño había inaugurado en 1916 un local en la calle Sarmiento casi la Rambla; vendía pizza a la pala y fainá, y ofrecía tiro al blanco y algunas atracciones mecánicas que antecedieron a las maquinitas flippers.

Entre los recuerdos y los nuevos tiempos

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Malvín es uno de los barrios de Montevideo que ha mantenido durante décadas una importante base de población estable, auque la renovación en ese aspecto y en su paisaje físico y cultural le ha llegado como a tantos otros. Ya no está el teatro de la playa ni el bar Rodelú, pero hay testigos de aquella época y espacios que se conservaron como el Teatro de Verano de Aconcagua y Amazonas, que en 2000 por un convenio entre la Intendencia de Montevideo y la comparsa La Gozadera, pasó a cobijar talleres de candombe, tango, coros y toques barriales.

Proyecto de Viñoly

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A pocos metros de la Embajada alemana  avanza la construcción de las torres de 17 pisos y dos niveles subterráneos que estarán dedicados a estacionamientos, así como varios locales comerciales y gastronómicos.

El arquitecto uruguayo Rafael Viñoly es el autor del proyecto, que estaba demorado desde el año 2006.

Para aprobar la obra, la IMM puso como condición que en el terreno donde estaba la cancha de baby futbol se deberá realizar una plaza pública, ya que parte de ese predio es municipal.

CONSTRUCCIONES Y DESTRUCCIONES

Memorias.

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Los malvinenses no solo extrañan al Rodelú, sino que rememoran y cantan nostalgia por el restaurante "La Paloma" o por "Papasso". La desaparición de esos locales, como la del Rodelú, no guardan relación sin embargo con demoliciones inapropiadas.

Irreversible.

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Entre las más recientes demoliciones criticadas y criticables en Montevideo figuró en 2014 la de Assimakos, una fábrica de alfombras ubicada en Avenida Italia, con una fachada que Combinaba art nouveau, art déco y modernismo. Se tiró abajo en un fin de semana, sin permiso.

Renovación.

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Como contracara del boom de la destrucción, continúa en Montevideo revirtiéndose lo que fue durante décadas un esquelético dinosaurio, ubicado en la avenida 18 de Julio y Tacuarembó, cuyas obras se abandonaron en 1979. El primer edificio sustitutivo y de viviendas y comercios ya quedó listo. Y están en marcha las demoliciones y obras para erigir otras dos torres a inaugurarse en 2019, completando así el edificio Nostrum Dieciocho. El emprendimiento del grupo desarrollista Altius Group, que cambiará el paisaje de una zona muy transitada a diario, tendrá en total 142 unidades amparadas en los beneficios tributarios de la ley de vivienda de interés social.

Palacio salvo

Restauración en riesgo

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En la noche del pasado miércoles se realizó una asamblea entre accionistas del Palacio Salvo para decidir quiénes serán las personas que durante un año tendrán a cargo la comisión administradora del colosal edificio declarado Monumento Histórico, hoy vallado debido al riesgo de que sigan cayendo cascotes desde los muros, balcones o la ornamentación de una fachada que demanda refacciones hace años.

Con dos listas en pugna, en la votación triunfaron los propietarios que tienen más de una unidad y poseen por eso más acciones, en relación a los metros cuadrados adquiridos.

Ante el triunfo de esa lista impulsada por "los empresarios", como se los llama en la interna del Palacio, quedaron aflijidos quienes, desde la comisión, habían llevado adelante en los últimos tiempos la negociación con la Intendencia de Montevideo para conseguir la exoneración del pago de la Contribución Inmobiliaria y reunir así más fondos para cumplir con los arreglos del edificio.

Éstos temen que se dé un retroceso a la década del 2000 y el dinero ahorrado para recuperar la fachada sea adjudicado a otras obras internas. Para que esto no pase, en la propia asamblea se leyó una resolución de la IMM del pasado lunes que ratificó que los recursos reunidos por el no pago de tributos solo debe ser destinado a estudios y mejoras de la fachada, según el plan presentado ante la Junta Departamental.

Un tercer grupo de accionistas, residentes desde hace décadas en el emblemático Palacio Salvo y parcialmente de acuerdo con la comisión derrotada en la asamblea, está impulsando por su parte un movimiento que exige que lo recaudado se destine a trabajos de infraestructura en exclusiva y comunica su voluntad de no pagar más la sobrecuota para obras en tanto no exista un plan.

Se niegan además "a que los habitantes del Palacio Salvo sostengan y financien los negocios de unos pocos accionistas", y denuncian la gentrificación en proceso, es decir la expulsión de los pequeños y antiguos accionistas en la medida que avanzan quienes "compran unidades con fines puramente especulativos y económicos". También piden una revisión de las actividades comerciales dentro del edificio.

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