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Juntos durante 50 años, murieron por COVID-19 con 10 días de diferencia

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Iban a festejar sus 50 años de casados, pero fallecieron de COVID-19 con 10 días de diferencia.

CORONAVIRUS EN URUGUAY

Primero falleció ella y luego él, tras permanecer dos semanas internado en CTI.

A mediados de marzo, apenas llegado el coronavirus a Uruguay, un matrimonio compuesto por un hombre de 69 años y una mujer de 66 contrajeron la enfermedad. Se infectaron en la reunión de una congregación religiosa de la que participaban asiduamente y que aún no se había suspendido. Fue a través de un trabajador de la salud que dio positivo al test.

Ambos eran pacientes de la Médica Uruguaya. Cumplieron cuarentena en su casa de Parque del Plata pero sus cuadros se agravaron. Él fue internado en CTI y permaneció allí durante dos semanas. Ella, de acuerdo a fuentes de El País, también estuvo internada con cuidados intensivos pero sufrió una falla respiratoria aguda y murió rápidamente el jueves 2 de abril.

El Sistema Nacional de Emergencias, al anunciar este fallecimiento –el cuarto por Covid-19 en el país, el primero de una mujer–, informó que tenía varias patologías previas. Era diabética y padecía afecciones renales. Su única hija, Lilia, se expresó en Twitter molesta ante lo divulgado por el Sinae: “Es cierto, ella era insulinodependiente, pero antes del virus tenía una vida hermosa y plena a pesar de ello”.

Tras la muerte de su madre, Lilia intentó comunicarse por la misma red social con distintas autoridades del gobierno para saber cómo proceder con cuestiones prácticas. El 4 de abril le escribió a Luis Lacalle Pou: “Señor presidente, acabo de perder a mi mamá, una hermosa mujer y mi mejor amiga, mi padre aún sigue luchando en CTI. Hay muchas cosas en las cuales nadie nos asesora ni acompaña. Desearía que alguien se pudiera contactar conmigo”.

Luego, expresó: “No sé cómo proceder en cuanto a su hogar, ellos transitaron allí su cuarentena antes de ser hospitalizados y nadie me asesora”. Para Lilia era importante saber, por ejemplo, con qué ingresos podría contar su padre en caso de salir adelante, ya que dependía de la jubilación de su esposa. “Tengo que pensar fríamente en lo que se viene en el futuro, le ruego alguien pueda comunicarse conmigo”.

El 9 de abril, una semana después de la muerte de su madre, Lilia volvió a expresarse públicamente en otro mensaje por Twitter, esta vez agradeciendo al presidente Lacalle y a su secretaria por su “empatía” ante la situación.

La pelea de su padre en CTI duró 15 días y terminó el 12 de abril. Ese día, el Sinae anunció la muerte de quien fue la octava víctima de Covid-19. El comunicado decía que tenía patologías previas, a lo que su hija volvió a reaccionar, esta vez negándolo. Aseguró que esa información no había salido del prestador de salud, y agregó: “Fue la primera y última vez que estuvo enfermo en un centro médico. Hacía un mes había renovado la libreta de conducir y estaba perfecto”.

Lilia perdió a sus dos padres con una diferencia de 10 días. En días sucesivos fue expresando su dolor en Twitter y compartiendo fotos de ellos, aunque declinó hacer comentarios para este informe.

El 17 de abril, a propósito del 50° aniversario de su matrimonio, compartió una imagen de ellos, muy jóvenes, el día de su casamiento. Y escribió: “Hoy deberíamos estar celebrando sus bodas de oro”.

Al igual que sus padres, Lilia es muy creyente. Confía en que sus padres pasaron a mejor vida. “Hoy, a pesar del dolor y la tristeza, no siento que he perdido a mis padres. Y ustedes, todos los que de alguna manera los amaban, familia, amigos y hermanos en nuestra fe, tampoco los han perdido. Yo sé exactamente dónde están, Jehová los tiene en su perfecta memoria, y qué hermoso y acogedor lugar para estar, lejos del dolor y sufrimiento”.

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