Los especialistas hacen un llamado a identificar los signos de esta enfermedad, porque con su adecuado abordaje se puede llevar una vida normal y prevenir complicaciones como diabetes, enfermedad cardiovascular y trastornos en la fertilidad, entre otras. Su diagnóstico puede demorar entre 4 y 10 años desde la aparición del primer síntoma. 
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La doctora Mercedes Piñeyro de la Sociedad Uruguaya de Endocrinología y Metabolismo explica: “La acromegalia es una enfermedad rara causada por un exceso de producción de hormona de crecimiento (GH). La mayoría de las veces este exceso de GH es debido a un tumor hipofisario. La prevalencia reportada en la literatura internacional es de 30-70 individuos por millón. Sin embargo, estimaciones actuales reportan una prevalencia más alta, en torno a los 480-1000 individuos por millón”. Es considerada dentro de las enfermedades poco frecuentes (EPOF), con las que comparte demoras diagnósticas y dificultades de acceso a especialistas o a tratamientos.

La experta agrega: “En Uruguay no hay estudios epidemiológicos sobre esta enfermedad. En el año 2015 presentamos en el congreso de la Sociedad de Endocrinología de Estados Unidos, una descripción de la presentación clínica y respuesta al tratamiento en 31 pacientes seguidos en la Clínica de Endocrinología y Metabolismo del Hospital de Clínicas, de la Facultad de Medicina, Universidad de la República. En general se diagnostica en una edad promedio entre 40-45 años.”

Esta enfermedad se puede controlar adecuadamente en la mayoría de los casos, por eso es importante sospecharla y detectarla a tiempo, para iniciar el tratamiento que corresponda y que el paciente pueda seguir llevando la vida de siempre, sin perder calidad de vida.

Si bien suele no dar síntomas específicos en los primeros años, cuando se manifiesta puede ir produciendo progresivamente cefaleas, fatiga crónica o cansancio, trastornos del sueño, trastornos menstruales en la mujer, disfunción sexual en los varones, dolores osteo-articulares, pérdida del campo visual, hipertensión arterial, infertilidad, miocardiopatías y diabetes.

Respecto a los síntomas, Piñeyro indica: “Todos los pacientes presentan aumento del tamaño de las manos y de los pies. Asimismo, pueden notar cambios en el rosto, como una frente y mandíbula que protruyen o sobresalen, ensanchamiento de la nariz, labios más gruesos y separación de los dientes. Además, puede existir aumento de sudoración, verrugas en la piel, lengua más grande, voz más ronca, dolores articulares, síndrome del túnel carpiano, ronquidos por obstrucción de la vía aérea por síndrome de apnea del sueño, diabetes tipo 2 e intolerancia a los hidratos de carbono y presión alta. Además, se describe un aumento del tamaño de órganos como el corazón y la tiroides. Los síntomas incluyen dolores de cabeza y alteraciones de la visión. Además, pueden existir alteraciones de las hormonas, que como efecto de este exceso hormonal se produce un aumento de la muerte por enfermedad cardiovascular”.

Los objetivos de tratamiento consisten en detener el crecimiento del tumor, aunque este sea benigno, normalizar las concentraciones de las hormonas que están elevadas por la enfermedad, controlar los síntomas para mejorar la calidad de vida, atender las enfermedades asociadas y prevenir la mortalidad prematura.

La experta comenta: “La cirugía es la primera línea de tratamiento, en general se realiza a través de la nariz. En aquellos con tumores menores a 1 cm la probabilidad de curación es del 80-90%, que baja a 40-50% si el tumor es mayor o igual a 1 cm. En aquellos que no se curan con la cirugía hay otros tratamientos disponibles. El tratamiento con medicamentos puede controlar la enfermedad. Los medicamentos disponibles en Uruguay incluyen los análogos de la somatostatina y los agonistas dopaminérgicos. Otro tratamiento es la radioterapia, que puede controlar la enfermedad aunque demora en actuar”.