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Dolor de espalda: sepa cómo identificarlo y controlarlo

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Mitos sobre el dolor de espalda. Foto: Shutterstock

Bienestar

Estas dolencias son cada vez más comunes y producto del trabajo en casa, en la pandemia,se han incrementado las consultas por este dolor.

El dolor de espalda, específicamente el que se presenta en la parte baja, afecta a 8 de cada 10 personas por lo menos alguna vez en la vida, según explica la fisiatra Olga Lucía Estrada. En su fase aguda, esta dolencia llega, incluso, a ser incapacitante y en un porcentaje significativo tiende a prolongarse en el tiempo.

Según la especialista, en la zona donde se manifiesta esta dolencia existen cinco vértebras lumbares que sostienen la mayor parte del peso de la porción superior del cuerpo. Entre ellas hay unas almohadillas de cartílago que amortiguan la presión en esta área sostenida por músculos de gran potencia, al igual que ligamentos, tendones y, por supuesto, nervios y raíces que salen de la médula espinal contenidas dentro de las vértebras. Todas estas estructuras pueden ser causantes de dolor.

El dolor de espalda suele manifestarse de muchas formas, según indica la especialista en dolor Myriam Hincapié. Una de ellas puede ser una “picada súbita” localizada o proyectada a la región glútea en uno o en ambos lados de la espalda baja, con una intensidad tan fuerte que puede llegar a inmovilizar completamente a la persona.

La especialista dice que también puede aparecer como una sensación de corrientazo que se proyecta a lo largo de una o ambas extremidades y, en la mayoría de los casos, como una sensación de peso en la espalda que se incrementa con el movimiento y la flexión de la espalda.

Las causas

Estrada apunta que la mayoría de estos dolores tienen origen mecánico. O, en otras palabras, son producidos por desequilibrios musculares, por sobrepeso en la parte anterior del cuerpo que tiene que compensarse con contracciones exageradas de los músculos de la espalda, al punto de que pueden desencadenar espasmos (contracciones sostenidas) dolorosos y que repercuten en la calidad de vida de los pacientes..

En este caso, el sobrepeso, la hipotrofia muscular, el sedentarismo y el ejercicio sobre la espalda y actividades físicas mal realizadas configuran los principales factores que pueden desencadenar esta alteración.

Pero el dolor también puede estar relacionado con los procesos de desgaste en los huesos y las articulaciones de la columna, los compromisos en los discos intervertebrales y los efectos directos e indirectos sobre las estructuras neurológicas (raíces y nervios periféricos).

Los estiramientos excesivos de los músculos y ligamentos al levantar un peso o girar la columna de manera incorrecta son las acciones más comunes que se relacionan con estos cuadros dolorosos. El dolor puede desencadenarse por traumas, estrechez del canal espinal, alteraciones en el esqueleto, infecciones, tumores o referenciado por enfermedades como cálculos renales, endometriosis o problemas musculares

Factores de riesgo

Enrique Estévez, presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación, dice que hay otros factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecer un dolor lumbar. Entre ellos están la edad, que se presta para estas dolencias sobre todo después de los 40 años, condicionada por la pérdida de músculo y la reducción de la actividad física.

También influye el estado físico, en el que el deterioro muscular o la falta de ejercicio aumentan el riesgo de padecer esta molestia. Estévez agrega que el aumento de peso, el embarazo, alteraciones genéticas, la mala adecuación de los espacios laborales y, en los días actuales,el estrés y el sedentarismo –favorecidos por la pandemia– han incrementado de manera la incidencia de este dolor.

Estrada manifiesta que el tratamiento siempre debe ser manejado por un médico y hay que evitar la automedicación porque se corre el riesgo de que las dolencias se vuelvan crónicas.

En dolor agudo se recomienda reposo por un par de días, analgésicos específicos y un programa integral de rehabilitación con terapia física específica, estiramientos progresivos, corrección de posturas y un programa para el fortalecimiento de las estructuras de la mecánica lumbar. Esto incluye la aplicación de medios como calor, frío, ultrasonido y un programa progresivo para adecuación del peso y el mantenimiento de la condición física.

En dolor crónico es importante descartar la presencia de desequilibrios musculares, procesos degenerativos, compromiso o ruptura de los discos intervertebrales y efectos sobre los nervios, que sin duda requieren el mismo programa de rehabilitación, pero además intervenciones específicas sobre las alteraciones que se encuentren. Pueden llegar a necesitarse la aplicación de infiltraciones o bloqueos nerviosos y, en casos extremos, cirugías.

Cómo se diagnostica

La base del diagnóstico es una historia clínica bien detallada y un examen físico riguroso para determinar características del dolor, intensidad, forma de inicio, duración y factores que lo incrementan o lo atenúan, además de determinar su localización y, por supuesto, sus proyecciones y limitaciones, explica Hincapié.

En ocasiones son necesarias evaluaciones con imágenes (radiografías, tomografías y resonancia), análisis de los nervios y los músculos y, dependiendo de la presencia de síntomas específicos, análisis de sangre, ultrasonidos o valoraciones para descartar enfermedades concomitantes.

Cómo prevenir

Estos dolores se pueden prevenir manteniendo un régimen de ejercicios de bajo impacto, mantenerse en el peso adecuado, realizar estiramientos antes y después de hacer una actividad física enérgica, no flexionar la espalda para levantar cargas, adecuar los espacios de trabajo de manera ergonómica, corregir la postura en todas las posiciones, usar calzado cómodo, evitar los tacones altos, dormir en superficies rígidas, no fumar y no automedicarse.

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