Pionera

Para los hinchas de Danubio Fútbol Club, el nombre María Mincheff de Lazaroff no es uno cualquiera. Su rostro está inmortlizado en la sede social del equipo y, desde hace algunos años, decora la fachada del antes Estadio Jardines del Hipódromo, hoy renombrado Estadio María Mincheff de Lazaroff - Jardines del Hipódromo. Ahora, ella podría tener una calle con su nombre. 

Gonzalo Peralta,hincha de Danubio e integrante del equipo de comunicación del club, se enteró de la iniciativa "Mujeres con calle" de la Intendencia de Montevideo y presentó su idea.

"Al enterarme de la iniciativa de la Intendencia de Montevideo no lo dudé. Hace años que estudio la historia de Danubio y la vida de María, que vino sola con sus hijos desde Bulgaria, escapando de la guerra en Europa. Ella, sin la ayuda de nadie se instaló en Maroñas, impulsó su propio negocio, le dio todo a sus cuatro hijos y los apoyó en los inicios del cuadro que fundaron cuando eran niños", contó Peralta a Eme.

En la postulación escribió: "Maria Mincheff destacó por ser emprendedora y madre luchadora, bautizó al club de sus hijos, los impulsó y ayudó, actualmente ese club Danubio Fútbol Club está próximo a celebrar 90 años (más de 70 años en el profesionalismo) y cuyo estadio es el único con nombre de mujer en el país, homenajeando a María".

Podés votar la iniciativa haciendo click acá.

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La historia de vida de esta mujer está íntimamente relacionado con la historia de los franjeados. Nació en Bulgaria, pero emigró a Uruguay y vivió en la Curva de Maroñas. Fue allí, que sus hijos Juan, Miguel y Penka decidieron fundar un club de barrio junto a un grupo de amigos. 

Cuenta la historia que en 1932 mientras decidían cómo llamar al equipo, la búlgara sugirió que el equipo se llamara como el río Maritza, que corría por su país. Ante la negativa sugirió un nuevo nombre, también inspirado en un río: Danubio. 

Según detalló Soledad Castro Lazaroff, bisnieta de María, en un artículo publicado en Revista Bravas, la madre de los niños fundadores fue una mujer de carácter, que se superpuso a la adversidad y se hizo por sí sola. Su bisnieta narró: "La tipa dice que no a todos los nuevos ofrecimientos de casamiento (que se sabe que los hubo porque debía ser linda la viuda búlgara del barrio, con ese gesto fuerte y las caderas bien anchas), y se pone un taller de costura para encargarse sola de mantener cuatro hijos. Elige la independencia: no cargar más con poder ajeno y ser ella la matriarca, dueña de sus hijos y de sí misma. Es cierto que fue luego una déspota incurable y que alimentó en sus hijos una dependencia terrible de su misma figura. Pero qué mujer valiente, qué lo parió".