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La fotógrafa Phyllis Galembo pide "más respeto" para la máscara

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Maske de Phylis Galembo

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Una fotógrafa neoyorkina llama a repasar el uso de las máscaras en la cultura y a aprender de las sociedades que las utilizan,.

La neoyorquina Phyllis Galembo, dedicada desde hace más de 30 años a fotografiar ritos religiosos y mascaradas de pueblos y tribus de África, Latinoamérica y el Caribe, opina que en la pandemia del COVID-19 deberíamos imitar a esas culturas y "tener más respeto a la máscara".

"Normalmente la gente tiene mucho respeto por las mascaradas y la persona que porta una máscara. Y ahora más que nunca deberíamos hacer lo mismo, demostrar respeto por la otra persona y tratarla de una forma similar a como lo hacen en otras culturas", señala.

Un respeto que en muchos lugares de Estados Unidos parece no existir, ya que muchos ciudadanos -dice- "no se han tomado en serio" una pandemia que acumula más de cuatro millones de casos y centenares de miles de muertes.

Galembo, de 68 años, empezó a sentir interés por la fotografía cuando estaba en el instituto, pero no fue hasta los años setenta durante un viaje a Nigeria que surgió su fascinación por las máscaras y las vestimentas de los rituales religiosos.

"Maske", una exposición con un nuevo significado

Una muestra de los resultados de décadas de trabajo se presenta bajo el título de "Maske" en el Museo de Arte de Boca Ratón (Florida) y con "un nuevo significado" como consecuencia del COVID-19.

Estos elementos tradicionales "son una forma de contar una historia" y ahora nosotros nos vamos a convertir "en una cultura que también respetará las máscaras", dice la fotógrafa.

La exhibición se inauguró el 28 de enero, pero poco después el museo se vio obligado a cerrar por la pandemia y por eso estará abierta cuatro meses más de lo previsto, hasta el 20 de septiembre.

Maske de Phylis Galembo
Maske de Phylis Galembo

A lo largo de la pandemia la máscara ha pasado a convertirse en una parte más de nuestro atuendo, por lo que hay gente que "comienza a incorporarla al mundo de la moda", aunque Gallembo dice que es un elemento que ha estado siempre presente, porque "a todo el mundo le gusta salirse de sí mismos y ser otra persona".

"Es como tener algo de libertad (...) Creo que hay una gran variedad de razones por las que usamos máscaras, todas ellas muy ligadas a la tradición y que ahora eso se ha trastocado", explica esta fotógrafa que ha llegado a pasar hasta seis meses conviviendo con comunidades de países como Nigeria, Sierra Leona, Benín o Ghana.

Pese a la secularización del continente africano, las mascaradas son comunes en muchos países de la región y forman parte de rituales que "están lejos de desaparecer", pero para muchos esta es "una mirada única a estas comunidades".

Galembo, que retrata a estos sujetos enmascarados antes de la celebración de sus respectivos ritos, captura con su cámara situaciones que "siempre la sorprenden".

Algunos de estas vestimentas pueden resultar terroríficas como la de los hombres sin rostro de Ogoja (Nigeria) o como la de un hombre reno en una mascarada en Kroo Bay (Sierra Leona), sin embargo, Galembo asevera que, pese a su aspecto, la mayoría tienen un carácter festivo.

Galembo asegura que este es "un elemento común en gran parte de las culturas que ha fotografiado" alrededor del mundo, y que también está muy presente en su último libro "Mexico, Masks & Rituals" en el que captura la tradición mexicana en todo su esplendor.

Segunda inauguración

"Maske" va a tener una segunda inauguración el próximo 3 de junio, cuando el museo podrá de nuevo abrir sus puertas, aunque con ciertas medidas para prevenir el contagio, como parte de la vuelta gradual a la normalidad que comenzó en Florida el pasado 4 de mayo.

"Espero que ahora todo el mundo tenga la oportunidad para verla, si todo el mundo lleva su máscara y mantiene el distanciamiento social nos dejarán poco a poco salir para disfrutar de este tipo de exhibiciones", añadió la fotógrafa.

Galembo, que ha pasado la cuarentena a las afueras de Nueva York tras abandonar su apartamento en la ciudad que es hoy el foco mundial de la pandemia, echa la vista atrás y asegura "sentirse afortunada por haber podido dedicar su vida a su pasión y haber realizado muchos trabajos", una ventaja con la que "no cuentan los artistas más jóvenes".

"Me puedo permitir pensar a largo plazo. Estoy menos preocupada de lo que me puede pasar a mi como artista y estoy más preocupada por la gente de este país y cómo las personas al frente están lidiando con esta situación", advierte.

La artista indica que "aunque más tarde o más temprano el virus pasará", ahora "es más importante que nunca no olvidar el mensaje del arte" y con estas fotografías busca mostrar al mundo "una serie de tradiciones culturales únicas".

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