Realeza

El exsecretario de prensa de la reina, Dickie Arbiter, aseguró que los conflictos que se tejen entre los príncipes William y Harry no podrán resolverse hasta que acuerden un encuentro personal. Arbiter, de 80 años, trabajó para Elizabeth desde 1988 hasta 2000 y conoce de primera mano los pormenores del alejamiento entre los hermanos.

"Espero que resuelvan los malentendidos porque entre hermanos no puede haber grietas y más aún considerando que ellos están unidos por el dolor profundo de haber perdido a su madre de pequeños", dijo el exportavoz real a US Weekly.

Los rumores de distanciamiento comenzaron en 2018 cuando, aparentemente, Harry se ofendió por un consejo que le dio William respecto de su relación con Meghan. Fue el detonante para que la pareja se alejara de Kensington y decidiera mudarse a Windsor a una distancia de 40 kilómetros.

"Harry está en Los Ángeles y William en el Reino Unido. Hay un gran océano y kilómetros de tierra entre ellos como para que puedan resolver algo. La separación no se resolverá hasta que Harry viaje al Reino Unido", aseguró Arbiter.

Las tensiones no solo surgieron entre los hermanos sino también entre sus parejas. Cuando Harry y Meghan se casaron, fuentes anónimas de la familia afirmaron que Meghan estaba harta de no poder defenderse a sí misma debido a las exigencias del protocolo real.

En aquel momento, el Daily Mail confirmó los roces entre Meghan y Kate, pero admitió que la decisión de Harry de mudarse se debía a que en Kensington no había suficiente espacio para ellos. De hecho, según el periódico británico, la pareja ya tenía en mente al castillo de Windsor antes de celebrar la boda.

Los rumores continuaron circulando hasta que el diagnóstico positivo de coronavirus que recibió su padre, el príncipe Charles, los unió en la preocupación. El Mail on Sunday reveló que un exoficial de la Guardia Galesa, amigo y mentor de Harry, Mark Dyer, se ha puesto en el papel de mediador entre los hermanos con el propósito de construir puentes por lo que las conversaciones telefónicas entre William y Harry se han hecho cada vez más largas con la premisa de sanar las heridas y rencores.