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Apunte de Cata: El romance con la blanca gallega

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Sabor express

Eduardo Lanza, nuestro experto en vinos nos trae la historia de un ex periodista que ahora se dedica al mundo del vino.

Aún no cumplió los 40 y se destaca como un enólogo promisorio. Martín Viggiano ejerció periodismo en Caras y Caretas, Últimas Noticias y El Observador, donde ocupó el cargo de editor de política. Asistió a clases en la Escuela Superior de Enología de El Colorado y con gran tenacidad y dedicación, aprendió la esencia del nuevo oficio. En diciembre de 2017 dejó definitivamente la redacción, para incorporarse al desarrollo del naciente viñedo en Cerro del Toro, propiedad de la familia Kambara. 

Álvaro Lorenzo, socio en Alto de la Ballena, lo conocía y como director de proyecto de este nuevo emprendimiento, vio en el futuro enólogo suficiente potencial como para subsanar su inexperiencia. Sin duda sorprende esta contratación audaz que Álvaro explica así: "En mi trayectoria empresarial me caractericé por identificar profesionales prometedores y jugarme por ellos. Conocía a Martín de antes y sabía que su pasión por el vino, lo había llevado a realizar un cambio de profesión jugado. Por otro lado al no contar con nuestra propia bodega, las primeras elaboraciones las hicimos en otras, en las que pudo trabajar con técnicos de mucha experiencia”.

Foto: Cortesía
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La primera experiencia y las otras

Ejerciendo aún el periodismo, en 2015 Martín comenzó a elaborar vino junto a Valentín Trujillo, amigo y compañero de la redacción. Querían abastecer su consumo personal y compartirlo con amigos. Así nació el Médanos Galpón Wine, un blend de Tannat y Merlot. Estas inquietudes y una trayectoria tan particular generaron estas preguntas:

–¿Hay similitudes en la profesión de periodista con la de enólogo?
–Yo creo que hay similitudes. Siendo algo poético, creo que en los dos oficios hay creaciones personales para un consumidor. En periodismo uno genera contenidos para un lector, en enología se hace vino para un consumidor. Y en las dos, hay parte de interpretación y diseño de un producto final que el consumidor puede apreciar.
–¿Recordás algún vino en especial, que te haya impactado de forma indeleble?
–No soy de quedarme con los recuerdos ni valorar en demasía tiempos pasados. Por eso te digo que los vinos que me cambiaron la perspectiva son los albariños de Rías Baixas. Y en ese sentido hay algunoos productores que me movieron el piso: Pazo Señorans, Pazo Fefiñanes, Albamar, DO Ferreiro y Lagar de Pintos
– Contame de tu romance con el Albariño. Ese que te llevó a viajar para conocer los viñedos y bodegas de Galicia.
–Sinceramente es muy reciente. Desde hace años que sigo el desempeño de la variedad en Uruguay, básicamente por Bouza y por Bodega Garzón. Pero el clic lo hice cuando entré a trabajar en Cerro del Toro (enero de 2018) y me enfrenté con la chance de elaborar uno. Entonces me propuse aprender y avanzar a la mayor velocidad posible. La conexión con Galicia fue inmediata y en las Rías Baixas me encontré con un mundo maravilloso que me atrapó y al que voy a volver cuantas veces pueda. La primera vez fui a recorrer a fondo y la segunda a trabajar como enólogo asistente en Lagar de Pintos.
– ¿Qué virtudes tiene la variedad Albariño que la diferencia de las otras blancas? En el viñedo, en sus vinos.
–En el viñedo es bastante resistente a botrytis y otros patógenos, por lo tanto demanda un manejo menos exigente que el resto de las variedades. Por contra tiene los kilos por hectárea. En los vinos es muy evidente lo que puede dar, y estoy seguro que en Uruguay estamos recién empezando porque hay potencial en pila. Además, en lo comercial es muy buena porque el mundo reclama Albariño y aquí tenemos una ventaja comparativa excelente en relación a la región, por nuestras condiciones climáticas. Creo que es una gran oportunidad histórica para Uruguay.
– Contame de los tintos de Cerro del Toro y del Merlot en especial, que hace días fue motivo de nuestro Zoom .
–Sin dudas con los blancos de Cerro del Toro pudimos impactar al mercado. Pero los tintos son un foco importante para nosotros también, sobre todo Pinot Noir, Tannat y Merlot. Queremos hacer vinos que expresen la variedad, en un ambiente atlántico como el nuestro. Por eso, buscamos frescura. La idea de ese Merlot va por ahí: expresión varietal, delicadeza, fineza y frescura.
– ¿Has hecho tus propios vinos en El Colorado, que te significó esta experiencia?
–Lo empecé en 2017 y sigo, sin miras de parar. Me saco las ganas de hacer experimentos y elaborar vinos que me gustan a mí. Además lo comparto con Nico Monforte, un buen colega y amigo. Los vinos Viggiano son mi cable a tierra y quiero aprovechar cada vendimia para elaborar lo diferente.
– ¿Seguirás elaborando pequeñas partidas allí? Como negocio no pinta mucho..
–Para mí no es un negocio, de hecho siempre estoy en rojo (jajaja). Pero me saco el gusto y equilibrando los costos me quedo conforme. Son cosas que me llenan por otro lado. Aunque también te digo que es un proyecto totalmente escalable si en el día de mañana me propongo hacerlo. Hoy, la verdad, no vivo de eso ni mucho menos.

Conocé a nuestro columnista
Eduardo Lanza EME
Eduardo Lanza

Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas

Es fundador de la Sociedad de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 20 años.

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