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Apunte de cata: Kanaye Nagasawa, el samurai que fue Rey del vino en California

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Eduardo Lanza, nuestro experto en vinos, cuenta la historia del joven japonés que se instaló en California donde enriqueció la vitivinicultura de la zona y también la cultura del estado de EE.UU.

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En 1864 Japón vivía bajo un régimen de shogunato que prohibía todo contacto con el exterior, a fin de preservar las tradiciones del país y evitar la “contaminación” extranjera.

La prohibición incluía viajar al exterior, pero había disidentes y un grupo de ellos, en secreto, organizó un viaje de 15 jóvenes a Londres para que pudieran empaparse de la avanzada cultura europea y traerla en algún momento a Japón.

Kanaye Nagasawa, con sus 13 años, era el más joven del grupo infractor y sin edad para ingresar a la universidad fue destinado a vivir en Escocia, con la familia de Thomas Glover, un comerciante que había estado varias veces en Japón y conocía el idioma.

Pasados algunos años, sucedió en Japón la Restauración Mejii, se abolieron las leyes restrictivas y el grupo de estudiantes pudo regresar a su patria. El único que no lo hizo fue Kanaye, quien se había vinculado a un predicador de un culto utópico, que lo llevó a California. Allá se instalaron en la granja Fountaingrove, de 300 hectáreas donde plantaron viñedos.

Sagaz, bien educado, nacido en una familia de samuráis y sacado de contrabando de Japón, Kanaye Nagasawa a la edad de 25 años, quedó como propietario de la finca. Su mentor, el predicador Harris la dejó en sus manos, para volver a Nueva York, donde su culto había sido mucho más exitoso.

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A partir de entonces, el joven japonés se dedicó a desarrollar el emprendimiento, con un viñedo en el que predominaban las variedades de Burdeos: Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc.

A fines del siglo XIX y en el apogeo de su exitosa carrera empresarial, Nagasawa operaba una de las bodegas más grandes de California, produciendo más de 50.000 litros de vino al año. Fue el primero en exportar vino americano a Europa.

Se convirtió así en el “Rey del vino de California” y célebres fueron sus cenas de gala, en la mansión de Fountaingrove. Con ellas intentaba promover y dar a conocer el vino invitando a personajes notorios de la sociedad americana. Tal era su fama, que personajes de la talla de Henry Ford y Thomas Alba Edison, viajaron desde la costa Este de Estados Unidos, a compartirlas con él y otros distinguidos invitados.

Su exitosa empresa, recibió un golpe mortal cuando en 1920 el Congreso de los EE.UU. decretó la Ley seca, que prohibía la producción industrial de bebidas alcohólicas, en la que el vino estaba incluido. Sólo se habilitaron las pequeñas producciones para consumo familiar y las que iban destinadas al uso sacramental.

Falleció en 1934 y olvidado por muchas décadas, fue rescatado por el presidente Ronald Reagan, al visitar Japón en 1983 y cuando en su discurso al parlamento nipón dijo: "Nagasawa vino a California a aprender y lo hizo muy bien. Se afincó en nuestro estado para enriquecer nuestra cultura. Mucho le debemos ambos países a este samurái, que se convirtió en un exitoso hombre de negocios”.
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Conocé a nuestro columnista
Eduardo Lanza
Eduardo Lanza

Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas.

Es fundador de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 25 años.

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