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El sueño, un hábito que se educa

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Luciana Jinchuk

Con los hijos

Con Volver a domir, la experta Luciana Jinchuk ayuda a que bebés y niños pequeños aprendan a descansar

Luciana Jinchuk

Tener hijos pequeños y dormir poco para muchos puede ser una combinación obvia e imposible de revertir, pero no lo es. Así lo asegura Luciana Jinchuk, consultora de sueño infantil y creadora de Volver a dormir, un proyecto que ayuda a las familias a recuperar el buen descanso. 

Sobre horarios, rutinas y cambios en el sueño, Luciana charló con Eme

— ¿En qué concepto de buen descanso basa su trabajo?
— El descanso está compuesto de la cantidad de horas que uno duerme y la calidad de ese sueño. No es lo mismo decir dormí ocho horas pero me desperté cuatro veces que dormir ocho horas de corrido. Trabajo con las familias en ambos temas, tanto la calidad como la cantidad. Los bebés y los niños pequeños necesitan dormir muchísimas más horas que los adultos y eso es algo que intuitivamente no se sabe tanto. A veces uno piensa que si un bebé durmió ocho horas en total debería ser suficiente, cuando en realidad está lejos de serlo. Cuando uno pierde muchas horas de sueño todos los días, a la larga genera una deuda de sueño, que es muy difícil de saldar porque solo se salda cuando se duerme. El sueño no es acumulativo, pero la deuda de sueño sí lo es. Si una embarazada duerme mucho no tendrá horas a favor cuando el bebé nazca. Si es cierto que después del parto, si todos los días pierde muchas horas de sueño, a medida que pasan los meses eso termina afectando. En el humor es inevitable, cuando dormimos mal estamos irritables. También en la forma de ser; muchas veces cuando los padres empiezan a dormir bien me cuentan que descubrieron a otro bebé, más alegre. E incluso en la salud.

— ¿Cómo se educa el sueño?
— El sueño es una necesidad fisiológica, nadie puede vivir sin dormir, pero también es un hábito. Uno puede aprender a dormir mejor, a quedarse dormido más fácilmente, a no depender siempre de alguien o de algo para poder hacerlo. Por ejemplo: si duermo siempre con una almohada y ésta se cae mil veces por noche, llegará un momento en el que tengo que corregir eso porque si no me afecta en la calidad de sueño. 

— En ese educar, ¿cuál es el ABC para que un niño aprenda a dormir bien?
— Con las familias reviso todo lo que tiene que ver con el sueño del bebé y detecto qué hay que corregir y de qué manera lo hacemos. Por ejemplo: en horarios no es lo igual un bebé que se duerme a las 20 horas que uno que lo hace a las 23; no es lo mismo uno que duerme todos los días siestas a la misma hora que el que duerme cuando tiene ganas o no lo hace. Revisamos los horarios, las siestas, el ambiente de sueño. Dormir en el living con hermanos dando vueltas y jugando, no tiene el mismo efecto que acostar al bebé en su cuna, con oscuridad y un ambiente agradable. Esta es otra de las cosas que uno no imagina lo importante que puede ser. Prestamos atención también a qué es lo que necesita para quedarse dormido y qué necesita cuando se despierta de madrugada.

— ¿En qué método se formó y emplea en Volver a dormir?
— Me formé en el Family Sleep Institute, un instituto americano con sede en varias partes del mundo. Elegí esta formación, es que no se ata a ninguna metodología en particular. Lo que hacemos es conocer todas las disponibles y dependiendo de la personalidad del niño y los padres, de lo que hablo con ellos en la consulta, elijo el método para ellos. Y eso se trabaja, no hacemos una cosa y nunca más salimos de eso.

— ¿Con quienes trabaja?
— Trabajo con familias con bebés entre 0 y 5 años. Tengo una clase de recién nacidos hasta los tres meses y otra que apunta a bebés de tres y cuatro meses. Luego realizo consultas particulares que pueden inscribirse en planes con o sin seguimiento (contacto diario para ver cómo les está yendo) o consultas puntuales. Con el niño, de forma directa, no trabajo. Lo hago a través de los padres porque los bebés chiquitos responden bien cuando están con la gente que conocen y están acostumbrados a estar, los padres o el cuidador principal. 

— ¿Cuáles son las indicaciones más comunes que le hace a los padres en esas consultas?
— Lo primero es mirar horarios y corregirlos cuando es necesario. Lo mismo con las siestas: establecemos horarios, duración, rutina previa. En la noche revisamos en qué condiciones va a la cama, cómo se queda dormido. 

— ¿Qué resultados se alcanzan con su intervención?
— Mi meta es llegar al objetivo de los padres. Algunos quieren que el bebé duerma toda la noche de corrido y otros que quieren que en vez de ocho veces se despierten dos porque no quieren sacarle la teta de la noche, etcétera. Siempre me adapto a los deseos de cada familia, los respeto. Lo importante es que los cambios son posibles, no siempre ya. Estos son procesos; cambiamos hábitos y hay que respetar los tiempos de cada niño y manejar la ansiedad.

— En las semanas en las que primó el “quedate en casa”: ¿hubo más consultas?, ¿cambió el sueño de los niños?
— Sí. No podemos ver el alcance de la pandemia porque en definitiva no terminó, pero es gigante. Los niños perciben mucho qué sentimos los adultos y muestran su angustia y preocupación también a la hora de dormir. El sueño se afectó muchísimo y cuando uno encara un proceso de educarlo, tiene que estar seguro de que lo quiere hacer, tiene que tener fuerza y energía para enfrentarlo. 

— ¿Qué manifestaciones trajo en encierro?
Pesadillas, niños a los que les cuesta conciliar el sueño o mantenerlo.

— ¿Cómo evolucionó esto con la “nueva normalidad”?
— Fueron muchos meses encerrados y con la ansiedad algunos empezaron con temas de sueño y otras manifestaciones diferentes como hacerse pichí o tener berrinches.

Una historia personal que marcó el camino

—¿Cómo se interesó en el mundo del descanso?
—Tengo dos hijos: Eva de 5 y Félix de 3. Cuando mi hija nació era de las que creía que iba a ser una papa; había cambiado millones de pañales, tenía mucha experiencia y me encantaban los bebés, pero la realidad es que nada te prepara para ser madre. Nada. No hay experiencia previa de ningún tipo que se compare con estar todo el día con un bebé y fue super difícil. Una de las cosas que más me costaba es que ella se despertaba muchísimo en la noche. En un momento se despertaba una vez por hora y me di cuenta de que me estaba perdiendo de disfrutarla. Me sentía como estafada, porque lo que viviá no era lo que yo sabía que podía ser la maternidad para mí.

Eso me dio mucha pena porque fue una maternidad muy buscada y soñada, tenía una beba sana, pero ella estaba irritable, mi esposo y yo también. Sentía que no podía ser que esto fuera mi mejor experiencia en maternidad. Ahí empecé a leer, a estudiar, me interioricé en el sueño infantil y me di cuenta de que es un mundo del que poco se habla y que siempre hay algo para hacer.

Cuando Eva empezó a descansar mejor y yo a disfrutarla más, me convencí de que esto tenía que saberse. Y así empezó todo. Soy contadora de formación, tengo un MBA y estaba trabajando en otra cosa y me puse a ayudar a amigas y a mi hermana. Me di cuenta de que esto me apasiona y que este trabajo que da una satisfacción que no se compara con nada.

Podés enterarte de las novedades de Volver a dormir o enviarle tus consultas a Luciana a través del Instagram @volveradormir, al mail [email protected] y por la web www.volveradormir.com

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