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Mamá estimula: ¿Elogias mucho a tu hijo? ¡Quizá deberías dejar de hacerlo!

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madre e hija

Por Claudia Guimaré

Claudio Guimaré propone algunos consejos para incentivar a los chicos de manera efectiva según la pedagogía Montessori, sin decir ¡muy bien! a cada rato.

Elogiar a nuestros hijos es natural y espontáneo. Basta verlos sonreír por primera vez, hacer sus monerías, decir sus primeras palabras, mostrarnos orgulloso un dibujo o ni que hablar, traernos sus notas de la escuela más adelante.

Además, nos resulta imposible no hacerlo ya que casualmente, todos quienes tenemos hijos solemos tener la suerte de tener al mejor niño del universo, el más pícaro, amoroso, divertido y ocurrente. Y esa, es una verdad innegable que no requiere de ningún estudio científico que la respalde.

Sin embargo, contrariamente a lo que muchos padres creen, los expertos en crianza y educación, afirman que elogiar, alabar o alentar a los chicos puede ser altamente contraproducente para su autoestima si nos enfocamos en sus resultados en lugar de en el proceso ya que cuando elogiamos por los resultados, estamos diciendo que eso es lo más importante, y por ende, si no hay logro, no hay “valía”.

En cambio, cuando elogiamos el esfuerzo, hacemos foco en el proceso y en la actitud, independientemente del logro. En el primer caso están los papás que sólo elogian al hijo cuando mete un gol en el partido del domingo, y en el segundo, los que lo felicitan por la garra que puso…. Haya o no metido gol alguno.

¿Cómo afecta a los niños que los elogien por sus resultados?

Para los expertos en motivación y personalidad, estos chicos presentan cinco características que los definen:

Se acostumbran a actuar sólo por los premios y se hacen adictos al elogio por lo que aprenden a perseguir sus metas solo por ganarse el halago del otro y no por el desafío o interés propio, y cuando desaparece la motivación extrínseca, se vuelven abúlicos y apáticos, sintiéndose perdidos y desarrollando mayor propensión a la depresión.

No creen que puedan mejorar. Como solo valoran el logro y no su propio proceso o esfuerzo, alcanzar la meta es para ellos la única prueba de su capacidad. O lo lograron o no. Y por ello, no creen que puedan mejorar a través del esfuerzo, creyendo que si fracasan es porque no pueden con eso y punto.

No son perseverantes y tienen menos autoestima. Al no creer que puedan mejorar a través del esfuerzo, no lo intentan, por lo que viven las derrotas como algo definitivo, hundiéndose rápido en el pesimismo puesto que creen o son, o no son capaces de hacerlo y por ende muestran una menor autoestima y mayor inseguridad y dependencia.

Son menos felices. Y por último, como consecuencia de todo lo anterior, disfrutan menos del proceso, ya sea del aprendizaje escolar, del deporte que practiquen, de las clases de música etc, que se vuelven más, una fuente de ansiedad que de satisfacción.

¿Cómo elogiar el esfuerzo y no el resultado según Montessori?

Por todo esto, en método Montessori, una pedagogía que tiene como foco el fomentar la autonomía, independencia, criterio propio y sobre todo la automotivación del niño, las típicas frases de aliento no existen y dejan lugar a lo que se denomina el “elogio descriptivo”.

En lugar de decirle al niño “eres un genio!” o “te salió precioso!”, se describe lo que el niño ha hecho sin evaluación. ¿Cómo? Por ejemplo con frases como “te pusiste los zapatos tú solo!” o “se nota que le pusiste mucho amor a este dibujo, tiene muchos detalles y colores”, o también con preguntas como “¿qué fue lo que más te gustó o que te costó hacer?” o “¿cómo lo lograste?”, y de esta forma hacemos hincapié en su esfuerzo, en su dedicación, en el progreso que logra a través de la persistencia, del ensayo y el error y sobre todo, lo ayudamos a que él mismo haga la evaluación de su trabajo, que reconozca sus propios logros y resultados.

En lugar de preguntar ¿Cómo te fue en el partido? ¿Metiste algún gol? O ¿Cómo te fue en la prueba? ¿Qué nota te sacaste?, prueba con alguna de estas alternativas: ¡Estoy orgullosa de cómo te esforzaste! ¿Cómo les fue hoy con tus amigos? ¿Se divirtieron? Veo que todo el esfuerzo que hiciste valió la pena! ¿No crees? Me imagino que estarás muy orgulloso de ti mismo. Veo que esto cada vez te sale mejor. ¿Cómo aprendiste a hacerlo? ¿Te costó mucho esfuerzo? Qué interesante lo que estás haciendo! Cuéntame cómo lo lograste! O simplemente, “me alegra verte tan feliz con lo que has hecho!”.

¿Qué es lo que realmente precisan oír los chicos?

Lo que los niños necesitan es nuestro apoyo incondicional y nuestro amor sin compromisos y si bien un elogio es una aprobación al niño, es una aprobación con condiciones: la condición de que realice esa acción y le salga bien.

Enseñemos a nuestros hijos a valorarse a sí mismos sin necesidad de la aprobación de otros, a que el verdadero placer no es la sensación agradable pero momentánea de recibir un elogio de terceros, sino la sensación permanente, interior, de hacer las cosas lo mejor que se puede, porque el talento determinará lo que puedan hacer y su actitud, qué tan bien lo harán, pero su motivación, determinará lo que estén dispuestos a hacer por sí mismos.

conocé a nuestra columnista
Claudia Guimaré
Claudia Guimaré

La socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación es la fundadora de Mamá estimula. En el grupo que administra desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.

Conocé cómoMamá Estimula puede auxiliarte en la crianza de tus hijos.

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