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Cuando rendirse no es una posibilidad: la historia de superación de Florencia Risso

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florencia risso

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En medio de la pandemia, la diseñadora se animó a contar su historia, mostrar su brazo y alzar la voz para aceptar ser diferente

florencia risso

Hay quienes no saben el significado de lo imposible: Florencia Risso (34) es una de esas personas. Si bien el mundo de la moda, por lo general bastante estereotipado, no sería el más amigable para alguien a quien le falta una mano, ella decidió que ese era su lugar.

“No siento las limitaciones porque no me las pongo, voy más allá de lo que otros imaginan que puedo hacer”, asegura.

“Mucho tiene que ver mi personalidad pero también cómo me criaron. Mis padres jamás me limitaron y siempre me pusieron desafíos. Soy la mayor de siete hermanos y mis padres aprendieron a ser padres conmigo. Tuvieron que enseñarme cosas de forma diferente a la que ellos hacían, desde lavarme el pelo hasta atarme los cordones”, explica.

El 3 de mayo marcó un antes y después en la vida de Florencia. En sus palabras “salió del clóset”, mostró su brazo, contó su historia y se presentó como la persona que hasta ese momento le daba nombre a una marca.

Limitaciones

La historia de Florencia comenzó mucho antes de su decisión de hacerla pública. Después de evaluar varias carreras, estudió diseño de modas en la ORT, un desafío doble: por lo curricular y por el trabajo manual que implicaban las tareas. “Hubo cosas que me costaron más o que hacía de otra manera pero siempre me sentí parte de eso, nunca me hicieron sentir distinta. Me trataron siempre a la par de todas, no hubo una diferencia por mi discapacidad”, cuenta.

Florencia tiene una malformación congénita y le falta el antebrazo izquierdo; no se sabe la causa y su caso se ve cada un millón de nacimientos.

“En este camino desde chicos enfrentamos muchos desafíos, cuestiones que la gente ni se da cuenta, y esos nos hace capaces de ponernos más metas. Siento que vencerme no es una posibilidad. El ‘no puedo’ en mi vida no existe”, sentencia. “Falta mucha empatía. Mirar del lado de enfrente es una cosa y vivirlo es otra”, remata.

El trabajo

Se insertó en el mercado laboral y comenzó a trabajar en una trading de ropa. Hace ocho años se dedica al vestuario en publicidad, donde arma la estética del comercial y qué vestirá cada personaje. Sin embargo, el trabajo en esa industria no es constante y como ella es muy inquieta, desde diciembre de 2018 diseña prendas a medida, ropas versátiles que ella usaría (principalmente en lino). Así nació su marca.

Sin casi proponérselo, al poco tiempo ya hacía ropa para sus amigas e iba a ferias de emprendedoras. Luego tuvo un parate obligado por el frenesí de los rodajes y presentó su primera colección recién para la primavera/verano 2020. La propuesta fue un éxito, vendió muchísimo y se consolidó un crecimiento enorme, que ni siquiera esperaba.

Con la irrupción de la pandemia el trabajo en publicidad se frenó y lanzó una colección de invierno a la que acompañó con su iniciativa de compartir su experiencia de vida.

Mirarse

Antes no se enfrentaba al espejo y cuando debía hacerlo, se mostraba a si misma la mitad de su cuerpo, jugaba a hacerse trampas en solitario.

Florencia vivía con tanta naturalidad su día a día que nadie imaginaba cómo se sentía. Ella cuenta que se hacía la superada, pero ocurría todo lo contrario. Hasta el día que decidió “salir del clóset”, tal como ella bautizó a ese momento.

Su marca fue un gran espacio para lograr el cambio. En pandemia al hacer fotos con sus creaciones buscaba la forma de ocultar el brazo: subía la foto a redes, vendía y listo. En un momento inició un proceso muy interno, que no habló con nadie. “Hice cosas para sentirme bien, me enfrenté de nuevo al espejo y vi que esto es algo que me tocó”, cuenta.

El cambio al darse cuenta que se encontraba consigo misma y el valorar que la ausencia de una mano no le impedía nada, sino que le daba un diferencial, fue decisivo.

“Empecé a quererme más y me di cuenta de que hay muchas personas que se esconden detrás de este dolor y sufrimiento”. Así llegó el gran día: “Me saqué unas fotos en la que se me veía el brazo, me miré y me gustó. Esa soy yo, me gusta y no me duele verlo. La publiqué, conté quién estaba detrás de la marca y ese fue el clic. Fue un shock muy grande, nunca pensé si estaba bien o mal lo que estaba publicando, pero el empujón de todos los que me escribieron confirmó que el paso que tanto costó fue para bien, para crecer y sentirme completa. Desde mi lugar trato que los demás también den ese salto”, confía.

Según Florencia, esta introspección es apenas el comienzo del ciclo, no significa hoy se mira al espejo y se siente espectacular. No todo cambió, pero es consciente le presta atención al tema y, en sus palabras, “trata de ganar esa batalla que antes ni daba”.

Futuro

“Nuestra sociedad no está preparada para estas cosas, nos hacen sentir distintos. El mundo de la moda se siente muy open mind pero no es así, no ves discapacitados en las campañas. Hay modas, como poner gente gordita, pero no se dan cuenta que otras personas que están en el otro extremo y padecen lo mismo. Está bárbaro lo que se hace, pero nos falta muchísimo”, afirma.

El principal objetivo de su marca es seguir creciendo, al tiempo que fomenta la idea de que cada uno puede vestirse como le gusta y sentirse feliz con eso, no con lo que la sociedad le proponga. “Concientizar de que lo bueno, lo lindo y lo malo es lo que uno ve y siente”, finaliza.

Podes contactarte con Florencia a través del Instagram @florenciarissook

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