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Entre el zoquito y el txantxis: las monedas sociales van por barrios

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Monedero digital. El henares (de Madrid) funciona a través de una plataforma digital.

En formato físico o digital, las divisas alternativas toman fuerza en varias comunidades de España; buscan impulsar el desarrollo del comercio local y beneficiar a los emprendimientos sustentables.

La turuta, el res, el puma, el txantxi, el zoquito... Hay decenas de monedas sociales en España. «Son medios de pago creados por personas o grupos de la sociedad civil y gestionados democráticamente», explica Miguel Yasuyuki Hirota, doctor en Economía Social en la Universidad de Valencia y experto en estos métodos de intercambio con los que se compran y venden productos y servicios.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció en noviembre la intención de implantar una moneda social a partir del año que viene bajo un plan piloto. La mayoría de estas divisas alternativas —en España hay entre 40 y 50 y cuentan con entre 2.000 y 5.000 usuarios — se usan en zonas muy delimitadas. Sin embargo, algunos ayuntamientos preparan iniciativas más ambiciosas que pueden incluir hasta el pago parcial de salarios.

La más veterana

La moneda social en activo más veterana en España es El Zoquito del Jerez. En 2017 cumple su primera década en funcionamiento y por eso será la encargada de organizar el encuentro nacional de la moneda local para 2017. Uno de los coordinadores de la iniciativa, Javier Saborido, contó que no existe límite de gasto para la moneda al basarse en una red de confianza. «Apenas hemos tenido un par de casos en estos últimos cinco años de gente que se haya querido aprovechar del sistema», aseguró Saborido, que detalló que al menos 90 miembros utilizan la moneda. «Lo más ofertado son productos de alimentación ecológica, pero también hay servicios para llevar a alguien al aeropuerto, hacer reportajes de boda, o dar ropa», explicó.

Tanto El Zoquito como la moneda social El Puma, de Sevilla, utilizan el llamado sistema LETS, (Local Exchange Trading System), que consiste en que la suma de su compra y su venta siempre es igual a cero. El Puma, surgido en el barrio de El Pumarejo en 2012, cuenta con 450 usuarios activos, que ofrecen y consultan los servicios en Internet, además de poder acudir a mercadillos específicos y una central de abastecimiento en la que se dispensan alimentos y otros productos con la moneda local. El próximo paso será digitalizar todo el proceso. Noemí González, promotora de esa iniciativa, comenta que el perfil medio de usuario es mujer de entre 25 y 40 años con estudios superiores, aunque también lo usan personas de más de 60 años.

Soberanía catalana

La alcaldesa de Barcelona llevaba en el programa electoral impulsar una moneda social y la quiere instaurar en 2019. No será la primera en Cataluña. En Vilanova i la Geltrú, las turutas, nacidas por iniciativa popular en 2010, las usan 350 personas. Se pueden gastar en 35 tiendas y en mercados de la asociación promotora. Todos los usuarios son socios de la entidad y consiguen la moneda destinando tiempo a trabajar la tierra, en huertos urbanos, cambiándola por servicios o conocimientos o participando en proyectos sociales. También es posible cambiar euros por turutas a través de su Oficina de Cambio Local y una entidad de banca ética. Desde 2014 cuentan con el apoyo del Ayuntamiento local, que decidió por unanimidad aprobar la turuta como moneda social de la ciudad.

Ton Dalmau, cofundador de la moneda, dijo que con este modelo apuntan a «avanzar hacia la soberanía alimentaria y energética, hacia un modelo sostenible».

El res, de Girona, es una de las monedas con mayor implantación. Arrancó en 2012 y cuenta con unos 500 comercios asociados y 1.000 consumidores. El último año creció entre un 10% y 15%. El 55% de usuarias son mujeres y el 45% hombres. El perfil principal, mujer mayor de 40 años y ama de casa, es el que gasta más, en viernes y sábado. Los hombres, en domingo.

La mayor apuesta

La apuesta más ambiciosa es la iniciativa municipal de Santa Coloma de Gramenet, que tiene casi lista una moneda que entrará en circulación en 2017. Su alcaldesa, Núria Parlon, destaca que, a semejanza de la de Bristol (Reino Unido), se trata de una «moneda local que canaliza el gasto público».

El Ayuntamiento ha elaborado un reglamento de uso, que ha sido aprobado por el Banco de España después de exigirles algunas salvedades, y en una primera fase se pondrá en circulación a través del pago de las subvenciones a entidades públicas. A partir de enero, el 50% de las partidas se transferirán en la moneda local, para fomentar que las asociaciones utilicen este sistema en parte de sus gastos y así reviertan en Santa Coloma. «Queremos mejorar la economía local y multiplicar el gasto público en la ciudad», señala Parlon.

En una segunda fase, en el primer semestre del 2017, los funcionarios que lo deseen podrán percibir hasta un 30% de su salario de esta forma. Ya hay 108 comercios que se han sumado a esta campaña y 50 se adherirán próximamente.

La moneda local, que equivale a un euro, también se puede canjear por la divisa europea. Pero si se hace antes de 45 días de haberla recibido, el usuario tendrá una penalización de retiro anticipado, con un cargo del 5% del total.

Proyectos vascos

El Ekhi es la moneda social de Bilbao y ha dejado de ser de papel. Ahora es virtual. El proyecto surgió en 2013 para favorecer el comercio local, ético y sostenible y hasta el año pasado funcionó como moneda de papel en 80 comercios y asociaciones. En ese período llegó a haber hasta 7.000 ekhis (cada unidad equivale a un euro) en circulación y el volumen total de operaciones en tres años ha sido de unas 30.000.

Ahora los Ekhi solo existen como moneda electrónica que se puede usar a través de cualquier teléfono y tableta, pero de manera experimental en 25 comercios hasta principios de 2017, cuando se volverá a abrir a todos los usuarios. Ya se pueden bajar las app para Android e iOS y el sistema funciona como un monedero electrónico que se recarga en los comercios asociados. El proyecto impulsa la economía del entorno y a los emprendimientos sociales porque los usuarios donan el 0,5% de su saldo medio del mes anterior, a la entidad que decidan. La asociación sin ánimo de lucro que la impulsa está asociada a la cooperativa de consumo de energías renovables GoiEner.

Otra experiencia de moneda social en el País Vasco es la del Txantxi, impulsada por el Ayuntamiento de Oñati (Gipuzkoa). El objetivo de su creación fue el de fidelizar y premiar el consumo local al llevar incorporado un descuento anticipado de un 5% sobre el valor en euros de los productos de comercios asociados como hoteles y restaurantes. Además genera un fondo social destinado al desarrollo de proyectos solidarios y del comercio local.

De los 91 establecimientos que se han sumado a la iniciativa, 60 han manifestado su intención de seguir pese a que los resultados no han sido los esperados. Desde octubre de 2014, cuando se puso en marcha, se han puesto en circulación más de 140.000 txantxis equivalentes a un euro cada unidad, aunque en la actualidad circulan unos 50.000. Ha generado un fondo social de 2.900 euros.

En fase de estudio

El Ayuntamiento de Valencia ha estudiado en los últimos meses el impulso de una moneda social en algún barrio de la ciudad, según fuentes municipales. La Concejalía de Innovación recopiló distintas experiencias en otras ciudades, y definirá cuál sería la mejor fórmula para su puesta en marcha.

La implantación responde a tres objetivos: el estímulo del comercio de proximidad en el propio barrio, los beneficios sociales que puede conllevar, y el aumento del autoempleo en las zonas más castigadas por la desocupación. De hecho, la intención es poner en marcha un proyecto piloto en un solo barrio que pueda ser emulado más tarde en otros.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, llevaba en el programa electoral con que se presentó a las elecciones locales de 2015 la creación de una moneda social como la que anunció la alcaldesa de Barcelona.

Dos iniciativas con raíces en Madrid

En Rivas (comunidad de Madrid), la asociación Vaciarivas-Espacio Progresista quiere implantar el Jarama, una moneda electrónica y con el euro como respaldo que funcionará a través de una app y una plataforma web. Está previsto que opere en marzo de 2017. El objetivo es el impulso del comercio local y el apoyo al tejido asociativo de la ciudad.

Esta moneda es todavía un proyecto, pero en la Comunidad de Madrid hay otras iniciativas que ya son una realidad. En Alcalá de Henares la asociación Simbiosis lanzó el Henar en noviembre de 2015. Esta moneda no está soportada por euros y funciona a través de la plataforma cyclos, en la que el usuario puede crear un monedero y consultar y crear ofertas. En la app con la que se gestiona hay más de 200 usuarios. «La finalidad es que la gente entienda qué es el dinero y cómo se crea. Además, queremos fomentar nuevas alternativas de consumo», matiza César Gallego, miembro de Simbiosis.
(El País de Madrid)

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