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El sueño del parque subterráneo en Nueva York

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Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
ACOMPAÑA CRÓNICA: EEUU PARQUES NY101 NUEVA YORK (EEUU), 5/07/2015.- Fotografía cedida por el Proyecto Lowline hoy, domingo 5 de julio de 2015, que muestra un imagen digital de un acre de aproximadamente 4.100 metros cuadrados, antigua estación de tranvías creado en 1908 y olvidado desde 1948, como un complejo de plantas, tecnología solar y sentimiento de comunidad, del Lower East Side de Nueva York, EEUU. Todavía bajo los efectos del milagro paisajístico e inmobiliario del Highline, Nueva York busca ir un paso más allá con el Lowline, que convertirá la estación en un vergel subterráneo que abrirá en 2018 y que esta semana ha empezado su campaña de financiación colectiva. EFE/Proyecto Lowline/SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS
Picasa/EFE

El proyecto Lowline comenzó una campaña de recaudación para el proyecto, que costará US$ 60 millones.

Aún bajo los efectos del milagro paisajístico e inmobiliario del Highline, Nueva York busca ir un paso más allá con el Lowline, que convertirá una antigua estación de tranvías en un vergel subterráneo que abrirá en 2018 y ya empezó su campaña de financiación colectiva.

En plena aridez asfáltica del Lower East Side parece un espejismo, pero poco a poco va acercándose a la realidad este proyecto que dará la vuelta a un espacio creado en 1908 y olvidado desde 1948 y que pretende llenar un acre (aproximadamente 4.100 metros cuadrados) de plantas, tecnología solar y sentimiento de comunidad.

Será, a no ser que otra ciudad se adelante, el primer parque subterráneo del mundo. «Es un proyecto que es raro, único y ambicioso. Conforme han ido pasando los años, mucha gente se ha ido sumando hasta hacerlo una posibilidad real. Estar bajo tierra no es la idea más obvia para ir al parque, pero la tecnología realmente revoluciona el espacio y abre un mundo entero de posibilidades, no solo aquí sino en todo el mundo», asegura la directora de comunidad del proyecto, Robyn Shapiro.

En 2012 comenzó la campaña de concienciación: se abrió una exposición mostrando las ideas aparentemente utópicas para recuperar el espacio adyacente a la estación de metro de Essex Street.

La aceptación fue tal que el equipo de Lowline quiso alcanzar su sueño y un grupo de diseñadores e ingenieros de la casa RAAD (con James Ramsey a la cabeza) se puso manos a la obra.

«Será una experiencia muy agradable, que alargará las horas de luz y ofrecerá la posibilidad de huir del frío en invierno. Además, es una idea inteligente para solucionar un problema creciente de espacio en las ciudades en constante crecimiento», dice Shapiro.

El Lowline comenzó esta semana una campaña de recaudación para dar el empujón a un proyecto que costará US$ 60 millones, pero también sigue investigando en su laboratorio de ideas, que en septiembre hará una segunda exposición más avanzada, con pequeñas muestras de la sensación tan especial que se producirá en este lugar.

Al estar bajo tierra, por supuesto, el primer reto que tienen es el de la luz, pero han desarrollado un sofisticado sistema de lo que llaman «claraboya a distancia».

Este sistema recoge la luz solar en la superficie y la deriva a un complejo laberinto de reflexión que la multiplica hasta generar casi una sensación de luz natural a varios metros bajo el suelo y permite a las plantas, árboles y césped realizar la fotosíntesis.

Además se creó un sistema de aislamiento respecto a los túneles del metro, no solo para mantener alejadas a las ratas, también para garantizar protegerlo de los ruidos y crear un espacio seguro.

Existe la reticencia lógica de que el Lower East Side, uno de los barrios que mejor mantienen el encanto «underground» de una Manhattan cada vez más depurada, acabe sucumbiendo a la explosión inmobiliaria que ha provocado el Highline, que ha revalorizado de manera insostenible cada tramo de esa antigua vía que llega ya desde la calle 11 a la 40. En la iniciativa aseguran que trabajarán en conjunto con los vecinos para hacerlos parte del proyecto. (EFE)

Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)
Lowline. Busca solucionar el problema creciente de espacio en las ciudades. (Foto: EFE)

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