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Software local en caramelos impresos en 3D

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Selva, de Sur 3D, fue elegido por la alemana Katjes para manejar sus impresoras Magic Candy Factory.

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Un caramelo de gelatina con la forma que se desee, creado en el momento y en poco más de cinco minutos. La impresión 3D, que no parece encontrar límites, alcanzó ahora a la industria de los alimentos, más precisamente a los dulces.

Una de las responsables de esto es la alemana Katjes, una de las principales firmas del rubro en ese país, que creó la Magic Candy Factory, la primera impresora 3D en el mundo que hace los caramelos de una gelatina especial.

Y detrás de cada impresión está el software Selva —que transforma cualquier imagen en formas tridimensionales—, creado por la compañía uruguaya Sur 3D. Katjes, que ya utilizaba el desarrollo, decidió firmar un acuerdo para que la firma local sea la proveedora del software detrás de cada una de las impresoras 3D Magic Candy Factory, explicó Alejandro Lozdziejski, fundador de Sur 3D.

El innovador modelo de negocio está pensado para grandes superficies comerciales de retail, supermercados y tiendas. En los mismos se instala la máquina donde los usuarios pueden elegir el modelo del caramelo (forma, sabor y color) que la impresora dejará pronto en tan solo cinco minutos. «El negocio de la firma alemana no es tanto las impresoras sino los cartuchos de gelatina que crea la empresa», dijo.

«Lo que permite el software es generar caramelos personalizados. Las formas se eligen desde una tablet que acompaña a la impresora. Se puede optar por formas predeterminadas, escribir un texto o si lo prefiere el consumidor, introducir un pendrive con sus propias imágenes. Y lo bueno es que el usuario puede ver en el momento cómo se va formando el caramelo», destacó.

La creación de la firma alemana es tan atractiva que en febrero de este año obtuvo el primer premio de innovación en la Feria internacional de dulces y galletas (ISM), la mayor de su país.

Además del mercado alemán, la Magic Candy Factory ya está presente en EE.UU. y Dubai.

Otra impresión

Sur 3D es un ejemplo de reconversión. Nació en 2013 con la intención de vender impresoras 3D accesibles y con el tiempo mutó a proveedora del software que maneja los motores de las máquinas, recordó su creador. La firma pasó por Sinergia Cowork y se graduó de la incubadora da Vinci Labs.

Hoy Selva es utilizado por diferentes empresas en más de 200 países de todo el mundo, con EE.UU. a la cabeza, que representa un 50% de los usuarios. El desarrollo es tan dúctil que lo aplican industrias de rubros muy disímiles como joyería, productos personalizables para bodas, hasta palitos de cócteles, entre otros. «Nosotros vemos quién lo está usando y cuando detectamos que alguien lo usa muy asiduamente nos contactamos para ver si existe una oportunidad de negocio concreta. Así surgió el contacto con la empresa de caramelos», confesó.

Este caso, además de ser parte importante de su facturación, le enseñó a la firma que debe concentrar sus energías en áreas puntuales de negocio. De esta forma, el plan ahora es tratar de emular el modelo de negocio de los caramelos. «Quiero unirme con fabricantes de otros productos para llevar la impresión 3D a grandes superficies», puntualizó Lozdziejski.

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