NEGOCIOS

La cadena renovó su sistema y amplió el stock; el rubro de medicamentos representa un 40% de la facturación

A fines de 2016, el grupo empresarial que lidera el argentino Francisco De Narváez adquirió el 50% de las acciones de la cadena de farmacias San Roque y marcó el puntapié para un cambio de rumbo del negocio: volver a poner las energías en el área farmacéutica. Cuando a fines de 2017 el grupo adquirió el otro 50%, ese rumbo se reafirmó.

El camino comenzó a inicios de 2017 con el cambio de logo y la actualización del nombre, que pasó a ser Farmacia San Roque. El objetivo fue volver a reposicionar la marca en el área de negocios con la que era conocida en sus inicios, informó Martín Álvarez, gerente general de la cadena. «Es el principal rubro de la empresa, es de los productos que las personas más repiten en la compra y se había descuidado algo el balance. Apostaremos a esto sin perder de vista el resto de las verticales de negocios, como perfumería, cosmética, tocador, entre otras. Hoy farmacia representa un 40% de la facturación, hace tres años era 35%, el resto (tocador, cosmética y perfumería) son un 12% cada una en las ventas totales», aseguró.

Para llegar a buen puerto con este plan, la empresa este año comenzó a implementar varias medidas. Una de las primeras fue actualizar su oferta, lo que incluyó aumentar la variedad de ítems, alinear todos los precios al mercado y mejorar la logística, explicó Álvarez.

«Hicimos acuerdos con laboratorios para lograr tener en el surtido todo lo que existe en el mercado y con eso mejoramos las condiciones para los clientes. En paralelo nos dimos cuenta de que había una gran cantidad de productos desfasados en precios y tuvimos que bajarlos en unos 600 medicamentos», puntualizó.

Otro ingrediente clave en la nueva fórmula de San Roque fue mejorar la disponibilidad de medicamentos. Para ello, el ajuste se dio en logística y abastecimiento, que está tercerizado en un laboratorio. «Lo que mejoramos fue la calidad de la información. Básicamente, trabajamos en un sistema de reposición automática para tener disponibilidad permanente de productos. A medida que se vende, el sistema carga y avisa qué falta, dispara los pedidos a los laboratorios, las compras van al depósito centralizado y cuando llega sale a la farmacia correspondiente. Antes comprábamos lo que nos decían, hoy con esta información estamos muy encima de lo que se vende y de lo que necesitamos».

Y la apuesta dio frutos. Mientras la venta de unidades de medicamentos cayó 1% en 2018 en el mercado de farmacias privadas en Uruguay, San Roque creció un 9%, destacó el gerente. La firma posee 46 locales en todo el territorio nacional y de cerca de 13.000 ítems diferentes, un 30% son medicamentos.

Álvarez explicó, además, que este nuevo sistema permite saber qué se vende más por góndola, una herramienta clave para cada gerente de local que antes armaba una sucursal como quería, y hoy «tiene un estándar estudiado, una forma de vender más», finalizó.