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Rosberg asalta el trono de la F1, pero las marcas aún prefieren a Hamilton

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El más rápido. Rosberg celebra el título junto a su esposa, Vivian Sibold, en Abu Dhabi. (Foto: AFP)

Cultor del bajo perfil, el nuevo campeón está lejos de atraer sponsors como el piloto inglés.

Finalmente, Nico Rosberg lo logró; tras 10 años batallando en las pistas y contra el mote de eterna promesa y las comparaciones con su padre —el excampeón Keke—, el alemán se coronó por primera vez ganador del Mundial de Pilotos de Fórmula 1. Le bastó con salir segundo en el Gran Premio de Abu Dhabi, el último domingo, para desplazar del trono a su compañero en la escudería Mercedes, el británico Lewis Hamilton.

Descrito como afable, de buenas maneras y correcto al detalle, Rosberg —de 31 años, casado y con una hija pequeña— encarna un perfil que hasta ahora no ha seducido mayormente a las marcas.

Según Forbes, la principal fuente de sus ingresos, estimados en US$ 21 millones anuales, son los premios económicos obtenidos por sus performances detrás del volante, mientras que los patrocinios le aportan solo US$ 1 millón. Esa ecuación va a contracorriente de la lógica que exhiben las ganancias de los deportistas de élite, basadas mayoritariamente en los acuerdos con las marcas más que en las recompensas por ser campeón.

El alemán es embajador de Tumi (una marca estadounidense de accesorios de lujo), además de representar a los sponsors de Mercedes (una lista de empresas que integran Puma, Bose, Hugo Boss, Tata Communications, Pirelli y Epson, entre otras).

El bajo perfil de Rosberg contrasta con el que cultiva su coequiper. Hamilton suele estar envuelto en polémicas con rivales y compañeros y suele dejarse ver protagonizando fiestas excéntricas acompañado de celebridades.

El zar de la F1, el verborrágico Ernie Ecclestone, comulga con la idea de que ese tipo de exposición es lo que el circuito necesita.

«Si Nico gana, el título sería bueno para él y para Mercedes, pero no sería algo que ayude al deporte, porque no hay nada que decir sobre él. Necesitas a alguien como Lewis», opinó Ecclestone en una entrevista al Daily Mail en octubre pasado, cuando ambos pilotos todavía se disputaban el título. Luego, el británico salió a bajar el tono de sus comentarios.

Amado y resistido, Hamilton no deja indiferentes a los fanáticos del automovilismo ni a marcas como L’Oreal y Tag Heuer, que lo han convertido en su embajador. A cambio de prestar su imagen, el piloto cobra US$ 4 millones al año por contratos de sponsoreo y un total de US$ 46 millones si se suman su salario y premios. Esa cifra lo coloca en la posición 11 en la lista de los 100 deportistas que más ganan en el mundo, según Forbes. El ranking encuentra a Rosberg muy lejos de la pole position, en un «discreto» puesto 98.

Aunque Mercedes retuvo el campeonato de Constructores por tercera vez en fila (había ganado en 2014 y 2015 de la mano de Hamilton), la situación dista de ser utópica para la escudería alemana.

La prueba más contundente se vio durante el premio de Abu Dhabi. En plena competencia y desobedeciendo las órdenes del jefe del equipo, Hamilton bajó la velocidad para que los pilotos de Ferrari y Red Bull se acercaran a Rosberg, y con ello, le impidieran ganar el campeonato. La actitud «calentó los motores» en la interna de Mercedes, que evalúa sancionar al británico. No faltan quienes aventuran el fin de un matrimonio que ha sido exitoso.

Como en la pista, el tiempo dirá.

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El más rápido. Rosberg celebra el título junto a su esposa, Vivian Sibold, en Abu Dhabi. (Foto: AFP)

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