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Puestos emergentes: analistas atípicos de la FED y asesores del sueño de bebés

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La pandemia está generando nuevos e inusuales perfiles profesionales.

TENDENCIAS

La innovación disruptiva puede alcanzar a cualquier industria que se base en el talento humano; ganan adeptos la «economía de la pasión» y la estrategia del «océano azul»

Sin título universitario, libros escritos ni padrinos académicos, Nathan Tankus se las arregló a los 28 años para ganar más de US$ 60.000 al año produciendo contenidos. Su éxito hubiera sido imposible hasta hace poco tiempo. Tankus analiza la política de la Reserva Federal de EE.UU. (FED) con una mirada fresca y distinta: no solo incluye el enfoque de la economía (leyó a John Maynard Keynes y a Milton Friedman como autodidacta), sino que se nutre de la historia y conoce al detalle los infinitos vericuetos legales que rigen el organismo.

Tankus provee al mercado de ideas y predicciones acertadas y distintas a las del resto de los analistas. Un reciente perfil en Bloomberg remarca que el neoyorquino conoce como nadie «las tuberías» de la FED y, por eso, ya vendió 450 suscripciones de su newsletter, a razón de US$ 100 anuales, a fondos de inversión, periodistas de finanzas y operadores del mercado (el resto de sus ingresos es por algunas columnas en medios y por charlas). Es el emergente de nuevas plataformas tecnológicas que permiten que personas sin credenciales académicas ni «grandes marcas» por detrás que los respalden (medios, universidades, bancos de inversión), puedan vivir de sus ideas y entregarlas directamente a los consumidores, sin intermediarios.

La historia de Tankus tiene el atractivo adicional del antihéroe: mezcla de Hugo Reyes (Lost) e Ignatius Reilly (protagonista de La conjura de los necios, de John Kennedy Toole), el especialista en política de la Fed resalta con mayor contraste con la petulancia de los «grandes nombres» de economistas de la academia y del sistema financiero.

"La habilidad más relevante será abrazar y aceptar el cambio"

Cuando se le pregunta a la emprendedora mexicana Leticia Gasca por los trabajos que están surgiendo en la pandemia y que le llaman la atención, contesta: «coaches de sueño de bebés». «Antes este era un mercado más informal, de consejos en Instagram, pero con la pandemia la alteración de sueño de los niños se volvió un factor crítico para familias que están dispuestas a pagar asesoramiento personalizado; y del otro lado hay un expertise que bien empaquetado puede monetizarse en varias plataformas», cuenta.

Desde Nueva York, donde investiga sobre el futuro del trabajo, Gasca readaptó su nuevo libro Cambiá todo porque todo cambia al contexto de la pandemia. Lo publicaría con una editorial grande y al final lo hizo con Amazon, que lo imprime y lo distribuye en varios países. En el primer capítulo cuenta una conversación con Jack Ma (el dueño del gigante chino Alibaba) en el Foro de Davos, a quien le preguntó cuál era la habilidad más relevante para el futuro de la humanidad. Ma le respondió: «Embrace change» (abrazar y aceptar el cambio).

Gasca sigue caminos como el que describe el bestseller de negocios de 2005, La estrategia del océano azul, de Renée Mauborgne y W. Chan Kim. El océano representa las ideas de mercados que no existen. Ella inició con amigos en México D.F. la movida de «Fuck Up Nights», donde se cuentan fracasos en charlas cortas, tipo TED. El formato escaló y se replicó en más de 200 ciudades del mundo.

La historia de Tankus y la de Gasca y su «océano azul» tiene que ver con un punto central de la teoría moderna de la disrupción, planteado en la década del 90 por el profesor de Harvard Clayton Christensen (fallecido), y que adquire mayor relevancia con la pandemia y la aparición de plataformas.

Contrariamente a lo que muchos piensan, una innovación disruptiva no es una mejora significativa de un producto que ya existía. La disrupción aparece por lo general en el fondo de un mercado, para capturar clientes que dan baja rentabilidad (y a los que, por lo tanto, los incumbentes subestiman), que antes no podían acceder a ese producto y que con un avance tecnológico o un cambio en un modelo de negocio se les vuelve atractivo. El caso de Airbnb es un ejemplo canónico de disrupción «a la Christensen»: una oferta que no existía (apartamentos vacíos o en el mercado de alquiler por años) de golpe se encuentra con consumidores que no existían (que no pueden pagar hoteles caros, o que viajan solo si pueden degustar el «sabor local» de una ciudad).

«Los cambios más poderosos en una industria ocurren cuando hay una coincidencia entre los ‘no productores’ y los ‘no consumidores’”, dice ahora Ji Lin, que analiza mercados para Andreessen-Horowitz y es la principal impulsora del concepto de «economía de la pasión». Para Lin, «las nuevas plataformas digitales les dan a creadores de contenidos la posibilidad de vivir de eso de una manera que resalta su individualidad. Les permiten a los proveedores generar mejores relaciones con sus consumidores de manera directa (no mediada por publicidad como en el modelo tradicional), escalar y diferenciarse de la competencia».

Tankus, analista fresco y muy veloz

El de Nathan Tankus es un caso ilustrativo de momentos mágicos donde los «no productores» se encuentran con los «no consumidores» que describe Ji Lin. Hasta hace poco tiempo, él hubiera sido una estrella en redes sociales, distribuiría su análisis gratis a cambio de algún tuit patrocinado o por la posibilidad de que algún medio lo contratara de columnista. Del lado de la demanda, muchos de los suscriptores del newsletter por US$ 100 al año no hubieran podido hasta no hace mucho pagar suscripciones anuales (más caras) para obtener análisis de bancos de inversión o de consultoras de economía. Además de la frescura y de la individualidad (que hacen que la economía de la pasión subraye la personalidad de los creativos y no la diluya en la marca de las organizaciones), hay un tema central de velocidad: la información relevante hoy es la que aparece al minuto, algo que, por ejemplo, una publicación académica con revisión de pares no puede lograr. En los días febriles de salvataje de la FED a una economía en caída sin precedentes por la crisis del COVID, Tankus escribió 22 análisis en 30 días, a menudo quedándose despierto hasta las 5 AM. «Las credenciales del establishment importan menos que nunca» escribió sobre Tankus, Peter Coy, de Bloomberg.

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