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Pensar como Apple

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Domo futurista. Así lucirá el Apple Campus 2, las nuevas oficinas de la tecnológica. (Foto: WOBI)

La empresa de la manzanita tiene una universidad para transmitirle a los empleados sus valores, la cultura corporativa y los casos de éxito. La mantienen en secreto y planean abrir una sede en China.

En 2008, Apple no paraba de crecer y facturar gracias al descomunal éxito de la tríada imbatible: iPod, las Mac y el iPhone. «Hay que hacer una Universidad», les dijo Steve Jobs a sus colaboradores más cercanos. Fiel a su estilo perfeccionista, salió en búsqueda de lo mejor.

Contrató al sociólogo Joel Podolny, en ese entonces decano de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale. A él le encargó armar los planes de estudio sobre la cultura de Apple, su historia, el crecimiento, la marca, la visión, los procesos internos, el marketing y los modelos de negocios de sus principales productos y servicios desde que la compañía nació, en un garaje de Los Altos, en California, a mediados de 1975.

El objetivo de la idea académica de Jobs era simple: educar a los empleados y a los futuros ingresantes para que, a pesar del crecimiento incesante del personal, la empresa pudiera regular y nivelar los conocimientos internos. También apostaba a formar futuros directores para las distintas áreas de Apple. Pero hay quienes aseguran que Jobs creó la pequeña institución interna como una suerte de legado. El fundador ya conocía de su enfermedad (cáncer de páncreas) y quería asegurarse de que la compañía siguiera sus enseñanzas al pie de la letra, como si él estuviera vivo.

¿Cómo hacer para que la cultura de una empresa perdure en el tiempo? Con esa pregunta como norte, Jobs diseñó las líneas principales de los cursos, destinados, según dijo, «a las generaciones futuras, y para que cualquier líder pueda consultar e interpretar las enseñanzas cuando lo necesite».

Su obsesión era trasladar a los empleados de la compañía uno de sus principios rectores: «Desarro-llar productos que les cambien la vida a las personas».

Los problemas serán diferentes a lo largo de los años, pero en Apple creen que la manera de resolverlos puede ser siempre la misma. Aunque cambien los productos y los servicios, como de hecho ocurrió a lo largo de su rica historia. Hoy, el foco está puesto en el futuro, con el reloj inteligente recién lanzado como punta de lanza, que forma parte de un combo de productos y servicios que, se cree, llegará hasta la televisión, los objetos conectados y hasta un automóvil que no necesita de conductor. Es decir, bien lejos de aquella start-up que fabricaba computadoras para uso hogareño.

Una de las metas de la llamada Universidad de Apple es enseñar lo que ocurrió en la empresa. En algunos de los cursos se analizan los casos de fracaso. Por ejemplo, los años en los que Apple perdió el rumbo (ocurrió a mediados de los ’80, cuando Jobs fue despedido), y los motivos que hicieron que algunos productos no tuvieran éxito. De los errores también se aprende.

Los cursos.

Los profesores fueron especialmente seleccionados por Podolny, que los buscó en Harvard, MIT y Stanford, entre otras instituciones prestigiosas.

«La manera de integrar una nueva empresa a Apple», «El diseño de productos» "Lo que hace a Apple, Apple» y «Comunicación», son algunos de los cursos que se dictan. En Apple, la simplicidad es uno de los principales mandamientos; un mantra irrenunciable. En las clases de Comunicación, dictadas por Randy Nelson, del estudio de animación de Pixar, se usaron las litografías del toro dibujado en 1945 por Pablo Picasso, hecho con muy pocos trazos. «El mensaje debe ser lo más conciso posible», explica Nelson.

Los cursos no son obligatorios, pero tienen una alta concurrencia. Quienes quieren asistir a alguno deben inscribirse en un sitio web interno (solo disponible para empleados), y las clases se dictan en la sede central de Apple, en Cupertino. Pero la universidad ya cruzó las fronteras. Los profesores suelen viajar a China, donde la compañía es muy fuerte, a dictar cursos para los empleados asiáticos. Hay rumores de que el año próximo planean inaugurar una sede allí.

El secreto sobre sus procesos internos es una de las claves del éxito de Apple. Por eso está terminantemente prohibido que los estudiantes saquen fotos durante cualquiera de sus cursos. Pero se filtró la foto de una de las paredes del edificio del campus de Cupertino, donde hay un cartel blanco con una frase de Jobs: «Si haces algo que resulta muy bueno, no te detengas mucho tiempo en eso. Debes encarar otra cosa, aun más maravillosa. Solo hay que imaginar cuál será el próximo proyecto».

La impronta de Tim Cook.

«Steve Jobs me dejó un claro consejo: ‘Nunca te preguntes qué habría hecho yo; solo haz lo correcto», asegura Tim Cook, actual CEO de Apple sobre las enseñanzas del fundador. Y así lo hizo. A pocas horas de la muerte del fundador de Apple, Cook envió un e-mail a todos los empleados de la firma, asegurándoles que nada cambiaría. Pero el mensaje en sí mismo implicaba un cambio porque marcó una diferencia con Jobs, quien casi nunca mandaba comunicaciones colectivas. Mientras que Jobs almorzaba con Jonathan Ive, gurú del diseño y vicepresidente de la compañía, el actual CEO se acerca a los empleados en la cafetería y les pregunta si puede unirse a ellos. En tres años, Cook le dio a Apple una impronta de compromiso social y la firma logró un notorio éxito financiero, del cual los analistas consideran a Cook tan responsable como lo fue Jobs del éxito tecnológico y de marketing. (WOBI)

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Domo futurista. Así lucirá el Apple Campus 2, las nuevas oficinas de la tecnológica. (Foto: WOBI)

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