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La pasta congelada rinde pero los altos costos amenazan rentabilidad

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Calidad. Si la pasta se congela el poco tiempo de elaborarse, no pierde las propiedades, aseguraron. (Foto: Ariel Colmegna)

Con los ravioles como «caballito de batalla», la actividad creció en este rubro en los últimos años; el 2016 marcó un estancamiento en ventas y ahora las empresas revisan con atención los costos.

El mercado de la pasta sufrió en los últimos días una noticia que sacudió a empresas y consumidores: La Spezia, una tradicional marca local cerró sus puertas en forma definitiva y se declaró en quiebra. A pesar de esta situación, el negocio en general (pasta seca y fresca) atraviesa un buen momento. Según datos de Euromonitor, el consumidor local le da más lugar a este alimento en su menú diario. De 2011 a 2016, este sector pasó de facturar US$ 68 millones a US$ 131 millones, es decir, creció cerca de un 92,5% en cinco años.

Si bien no hay datos globales de consumo de pasta congelada, esa presentación se ganó un lugar en el menú de los uruguayos, pero el negocio ahora está un poco en el freezer. En el marco de un mercado de alimentos congelados dinámico (pasó de US$ 40 millones en 2011 a US$ 102 millones en 2016, según Euromonitor), las empresas que se dedican a la pasta congelada son cautas. En la mayoría de los casos consultados, registraron fuertes crecimientos hasta 2015, pero 2016 fue un año de estancamiento o baja de ventas.

De todas formas, según los empresarios, este fenómeno no responde a un retroceso del consumo, sino al aumento de costos o jugadores en el mercado.

Esa es la situación que enfrenta Pastas Giuliana, una de las pioneras en el país. Según Carolina Dotta, responsable de la empresa, esta rama de su negocio (que también comercializa otros productos congelados) registró una baja de ventas de 2015 a 2016 de un 20%. El crecimiento más moderado de la economía, pero principalmente «la aparición de otros jugadores en el mercado» son las causas de este revés, aseguró Dotta. Según indicó la empresaria, la compañía, que está en el mercado desde el año 2000, tuvo su momento de auge entre 2008 y 2012 y llegó a registrar picos de ventas de 160.000 kilos de pastas congeladas al mes. «Hoy el promedio mensual está en 120.000 kilos», reconoció.

En tanto, para la fábrica de pasta Los Dos Leones, la modalidad congelada fue la salida para conservar un negocio rentable, reconoció su propietario, Javier Soto. El empresario, que hace 15 años incursionó en pastas congeladas con Macromercado como su primer cliente, tenía también su local con venta de pasta fresca a la calle pero debió cerrarlo hace un año y medio debido a problemas económicos. «No podía sostener los costos de tener todos los días un local abierto», alegó. Ahora dedica 100% del negocio a congelados, y si bien registra «un leve aumento de las ventas que no llega a dos dígitos», el negocio ya «no es tan rentable», afirmó. «En 2016 vendimos en promedio 30.000 kilos mensuales que, a diferencia de años anteriores, no es un número malo, pero los costos se quedan con más dinero», detalló.

Desde Tarariras (departamento de Colonia) El Buen Gusto salió a competir en el mercado de las pastas congeladas en 2003. Al inicio apuntó solo al interior del país y tenía algo de presencia en la periferia de Montevideo, pero en 2010 la empresa desembarcó fuerte en la capital con el ingreso a Macromercado. El mayor crecimiento se registró de 2007 a 2016, cuando pasó de comercializar 5.000 a 70.000 kilos al mes, recordó su director, Cristian Carro, quien aclaró que ahora el mercado «se estancó». Su caso se distingue de otros porque en 2016 exportó 20.000 kilos a Paraguay. Este año dejó ese mercado y planea incursionar en Brasil.

Los Abuelos, con presencia en el mercado de pastas congeladas desde hace 9 años, incrementó sus ventas a un ritmo anual de un 10% hasta 2016. El año pasado fue de estabilidad, reconoció su fundador, Aníbal González, quien prefirió no detallar su nivel de ventas mensuales. De todas formas, reveló que este año la firma volvió a la senda del crecimiento. Para el empresario el negocio «goza de buena salud» y no cree que caiga en el corto plazo.

Con 600 kilos al mes, Da Pentella es un jugador menor que pasa por un gran momento. De 2015 a 2016 duplicó sus ventas, informó Marcelo Banchieri, responsable de la marca que ingresó al mercado a fines 2008. «Crecemos de la mano del aumento de los puntos de venta. Antes estábamos solo en Devoto y Disco y eran ocho supermercados. Ahora se sumaron los Devoto Express y Tienda Inglesa y superamos lo 20 puntos de venta», dijo.

Los empresarios entienden que para aumentar la venta el consumidor local debe incluir la pasta congelada en su menú fuera de la «temporada», que es el invierno. Esto, apoyado en que poco a poco se deja de lado el mito de que la pasta congelada no es tan buena como la fresca ayudan a incrementar el consumo, coincidieron. Según afirmó Álvarez, el producto no pierde calidad y no necesita conservantes: «La única diferencia es que demora unos minutos más en cocinarse». Carro coincide en que el principal competidor es «que la gente se acostumbre a consumir más congelado. Una vez hecha la pasta, a la media hora se congela. Si no pierde la cadena no pierde las propiedades».

Al analizar la venta de cada producto —algunas empresas ofrecen más de 10 categorías de pastas congeladas— el plato uruguayo fue conquistado por el raviol en todas sus variedades. Las empresarios aseguraron que, dependiendo de cada caso, esta pasta representa entre 70% y 90% del total de ventas. «Se trata de un producto barato, práctico de hacer y un alimento que representa más que comer harina, porque contiene relleno», argumentó Soto. Para Álvarez, de Los abuelos, si bien son su principal negocio, en su caso los ravioles acaparan un 35% de las ventas totales.

Empatan en utilidad

A pesar que las ventas no cayeron en todos los casos, existe un denominador común entre los empresarios consultados: varios factores afectan la rentabilidad del negocio. «El mes pasado subió la harina un 8%, la semana pasada un 6% y a fines de abril lo hará otro 6%. A mis clientes, con la primera suba les mandé una nueva lista de precios pero las otras las asumo yo. Ahora elaboro una gran cantidad de kilos, pero el tema es la utilidad de lo que se vende», confesó Soto.

Para Carro, de El Buen Gusto, la materia prima no es la principal preocupación sino la logística. «Tengo que llevar los productos a Montevideo y al resto del país y no es barato en Uruguay. Y si bien tengo un depósito en Montevideo eso no abarata los altos costos. Si este volumen lo hubiéramos vendido hace ocho años éramos millonarios. Hoy gano lo mismo que seis años atrás vendiendo 40.000 kilos», ejemplificó.

Por su parte, Dotta, de Pastas Giuliana, si bien los altos costos amenazan su negocio el principal problema es la aparición de nuevos jugadores en el mercado y el cierre de pequeños comercios. «Por ahora empatamos el negocio, pero como nuestro principal canal de ventas son los comercios chicos —tenemos unos 4.000 puntos de venta— vemos con preocupación el futuro» dijo.

Casas de congelados y comercios son un 60% de las ventas

Una de las claves de este mercado está en los puntos de venta. Los Abuelos, El Buen Gusto y Pastas Giuliana venden un 60% en casas de alimentos congelados y pequeños comercios. Para Los Dos Leones, los supermercados son su principal canal, con un 70% de las ventas. Según Fernando Irazusta, de FrozenExpress, la pasta congelada se vende cada vez más. En su caso en 2016 aumentó un 7% frente a 2015, aunque en facturación se mantuvo en un 7% del total. En Glacial coinciden en que las ventas de estos productos mantuvieron un alza, pero prefirieron no dar cifras.

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Calidad. Si la pasta se congela el poco tiempo de elaborarse, no pierde las propiedades, aseguraron. (Foto: Ariel Colmegna)

INFORMEAntonio Larronda | [email protected]

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