NEGOCIOS
Estos comercios fueron declarados "esenciales" en la cuarentena por coronavirus; tiendas que antes vendían dos o tres botellas a un cliente, ahora colocan muchas cajas por cabeza
Para olvidar el coronavirus, una copita más. O dos, o tres: las ventas de vinos y licores se disparan al crecer el estrés y la ansiedad en Nueva York, epicentro de la pandemia en EE.UU., donde se multiplican los cócteles virtuales con «cuarentinis».
Temerosos de que las licorerías cerraran desde que el presidente Donald Trump decretó emergencia nacional hace dos semanas, los neoyorquinos se lanzaron a comprar vino y otras bebidas alcohólicas en grandes cantidades. Las licorerías de Nueva York, la mayor ciudad del país y la más afectada por el virus, con más de 13.000 casos y 125 muertes, fueron declaradas comercios «esenciales» la semana pasada por el gobierno estatal. Eso garantiza que seguirán abiertas.
«¿Si los clientes están ansiosos? ¡Todo el mundo está ansioso! Y nosotros estamos aquí para aliviar esa ansiedad», dijo el consultor de vinos Randy Ray, de la tienda Fine Wines on First, en Midtown Manhattan.
La Asociación de Licorerías del estado de Nueva York confirmó un aumento significativo de las ventas, aunque no dispone de cifras. «Mucha gente toma vino con la comida, para ellos es un hábito beber (...) y se hubieran molestado si cerraban las licorerías. El gobernador tomó la decisión correcta», dijo Stefan Kalogridis, presidente de la asociación.
"Happy hour" virtual
Con los bares y restaurantes cerrados, la gente está tomando más alcohol en casa, a solas o en «happy hour» virtuales con amigos, colegas o incluso con desconocidos a través de FaceTime, Google Hangout, Zoom o Skype. En estas citas virtuales que se multiplican para espantar la soledad se consumen abundantes «cuarentinis», una nueva palabra derivada de «martini» y que significa cualquier cóctel que inventes con el alcohol que tengas en casa.
Muchas cajas por cliente
Para Evan Cuciniello, socio de ventas de la licorería Ambassador Wines, las personas están comprando más alcohol para almacenarlo, pero también están consumiendo más debido al estrés y la ansiedad generada por la pandemia.
«El negocio ha sido muy, muy bueno», dijo Cuciniello. «Antes vendíamos dos o tres botellas a un cliente. Ahora son muchas cajas», contó.
«Algunos días vendimos el triple» debido a la incertidumbre sobre la cuarentena y el cierre de las licorerías, sostuvo por su lado Daniel Tallman, gerente de Sutton Wine Shop. «Cuando cerró Broadway, cuando cancelaron el famoso torneo de básquetbol March Madness y los partidos de la NBA, eso disparó la reacción ‘¡Esto parece ser serio!’» y la gente empezó a comprar como loca, explicó.
El estrés de Wall Street
El lunes 16 de marzo, cuando Nueva York cerró escuelas, bares y restaurantes y Wall Street se derrumbó 12,98%, su peor baja desde el lunes negro de octubre de 1987, las ventas de Minibar Delivery se dispararon un 131% en relación al lunes anterior, dijo Lindsey Andrews, presidenta de la empresa, que vende licores online en gran parte de EE.UU.
«Muchos clientes trabajan en Wall Street y están muy estresados, están comprando muchísimo», indicó el gerente de una licorería de Manhattan que no reveló su nombre.
Adicciones y revueltas
Arnold Washton, un psicólogo de Nueva York experto en adicciones que atiende a profesionales y ejecutivos financieros, sostuvo que varios de sus pacientes están tomando más.
Uno de sus pacientes es un abogado que estaba sobrio hace dos años y acaba de comprar una casa, en anticipación de su bono anual. Pero recayó tras enterarse de que su empresa no pagará bonos este año y fue hospitalizado la semana pasada en una unidad de desintoxicación. «Estoy un poco sorprendido de que las licorerías sigan abiertas (...) ¡Pero entiendo que el gobierno tema revueltas si las cierra!», dijo Washton.