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Nicaragüenses hacen joyas con basura y las venden en Londres y NY

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Variedad. Pulseras, caravanas, collares, bufandas, accesorios para el pelo, son solo algunos de los productos que confeccionan. (Foto: AFP)

MUNDO

Un collar insume dos meses y su precio ronda los US$ 180

Ante una enorme mesa, Fanny Guerrero, una artesana nicaragüense, deshila un trozo de tela para confeccionar un vistoso arete con flequillos. La pieza, hecha a partir de desechos, formará parte de la colección de exclusivos accesorios de la firma Chureca Chic, que tal vez acabarán en un escaparate de Nueva York, Londres o Barcelona. «Se me enchina (eriza) la piel cuando veo esas piezas y saber que la basura se puede convertir en algo bonito y que no daña al medioambiente», dice esta trigueña de ojos almendrados de 32 años.

Otras seis mujeres trabajan en el taller de Chureca Chic en Managua, resultado de una iniciativa social que apoya a mujeres pobres, analfabetas, sin acceso al mercado laboral y bajo una situación de riesgo.

Evelin Guido hace rollitos con recortes de papel de revistas que después cubre con pintura y barniz, un acabado con el que les da una apariencia de piedras, conchas de mar o cuentas de vidrio.

El proceso para hacer collares, pulseras, caravanas, bufandas, llaveros, accesorios para el pelo o bolsos con detalles únicos es completamente manual y el material son desechos de tela, papel y cuero que donan empresas o pequeños talleres de calzado y vestido.

Origen. La mayoría de los trabajadores crecieron en el basurero municipal. (Foto: AFP)
Origen. La mayoría de los trabajadores crecieron en el basurero municipal. (Foto: AFP)

La tarea «requiere de mucha paciencia», explicó Guido, quien también está encargada del control de calidad de las piezas. La confección de un collar de varias vueltas puede emplear de dos a tres meses. «Ese es el valor (agregado) que nosotras le damos y hace que las prendas adquieran un precio en el mercado», comentó Marisela Ruiz, de 23 años, quien asegura que el trabajo en el taller le cambió la vida «porque antes solo cuidaba a mis hijos». Su precio de venta puede rondar los US$ 180.

Denominación de origen.

La mayoría de los trabajadores crecieron en el basurero municipal La Chureca, cuando aún era un vertedero a cielo abierto en la periferia de Managua donde cientos de mujeres, niños y hombres vivían de clasificar desechos en condiciones inhumanas bajo el sol, la lluvia, humos tóxicos y olores nauseabundos.

Esa fue la visión con la que se encontró la cooperante suiza Andrea Paltzer, directora del programa. Entonces, decidieron que el nombre de la marca fuera el del basurero. Al comienzo hubo resistencia porque las mujeres decían que era feo. Pero «ese era el propósito», dice Paltzer, «hacer un choque, porque una comunidad que estaba abandonada y aislada si tiene acceso y oportunidad puede cambiar las cosas.

Nueve años después, el proyecto se trasladó del centro del vertedero a un sector «super cool» y turístico del suroeste de Managua, cuenta con una tienda café y genera utilidades mensuales de US$ 4.000.

Paltzer, creativa de Chureca Chic, tuvo que aprender sobre moda e investiga las nuevas tendencias del mercado. «La calidad y el diseño son importantes porque creamos prendas que duran, no se van a deshacer en un año porque la idea es crear cosas que no se vuelvan a hacer basura».

La firma, que fue lanzada en julio de 2013 y unos meses más tarde hizo su debut en la London Fashion Week, ha seguido exhibiéndose en pasarelas y ferias en Nicaragua y se vende, además, en Nueva York, Barcelona, Costa Rica, Panamá y próximamente en Guatemala. 

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